Creció en el populoso barrio de San José Obrero de la capital, donde fue alumno del colegio Juan XXIII antes de pasar al instituto y de realizar dos cursos de Derecho en la Universidad de Salamanca. En la ciudad vecina estudió Criminología, carrera que concluiría en la Universidad Camilo José Cela de Madrid. A los veinte años, el 15 de marzo de 1982, ingresó en la Policía Municipal, donde ha ido ocupando diferentes puestos en distintas secciones: Oficial, subinspector y, por último, inspector. Desde el pasado diez de septiembre es el nuevo jefe de la Policía Municipal, cargo desde el que aspira a conseguir una mayor proximidad al ciudadano.

Su exclusiva dedicación a la seguridad ciudadana de la capital durante casi tres décadas avala la profesionalidad de Tomás Antón Deza, el nuevo jefe de la Policía Municipal. Entre sus prioridades: Conseguir una policía cercana al ciudadano, que conozca sus problemas para dar una respuesta eficaz.

-Veintinueve años en la Policía Municipal, ¿será difícil pasar de ser compañero a ser quien tenga que poner los puntos sobre las "íes"?

-En estos años he pasado por distintas secciones, he tenido diferentes parcelas de responsabilidad y la gente suele entender esa dualidad de compañero, de amigo, y jefe. En veintinueve años, el no ser capaz de hacer amigos diría poco de uno. Tengo sobre todo amigos, y casi familia, porque he pasado más horas con ellos que con la propia. Los noches son jornadas de diez horas, el resto del día, de ocho?, es una parte importante de tu vida. Se comparte mucho.

-A la hora de ejercer el mando, ¿será más positivo o negativo?

-Yo creo que más positivo, lo facilita, porque te conocen, no puedes contarles cualquier cosa. Para bien o para mal, te conocen y les conoces.

-Llega al cargo después de unos años muy tensos, en los que los policías de a pie han tenido que batallar incluso en el Juzgado Contencioso contra largas jornadas laborales, por ejemplo. ¿Será difícil recuperar la paz interna, la estabilidad?

-No, tampoco ha habido excesiva problemática, fue una cuestión de interpretación. Lógicamente los representantes de los colectivos tienen que reivindicar y su misión es conseguir mejoras laborales, que muchas veces se contraponen, como es normal, a otro tipo de intereses también legítimos. Pero lo fundamental es que se aborden esas cuestiones con responsabilidad por todas las partes. Y, sobre todo, que exista diálogo, con voluntad de hablar sosegadamente y exponer cada postura con claridad.

-¿Se acabarán los «dobletes» de turnos?

-Las jornadas de la Policía Municipal no están sujetas, en principio, a horario. La cuestión está en determinar si es absolutamente necesario prolongar esas jornadas o no. Pero, desde luego, no se puede abandonar un servicio independientemente de que sea la hora de salida. Se procura organizarlo de forma que una persona no tenga que sufrir una ampliación excesiva, aunque en ocasiones es necesario hacer una prolongación de servicio. Sobre todo, es imprescindible que haya un entendimiento por todas las partes de esa necesidad y que el policía comprenda que ese esfuerzo que se le pide es necesario y bueno para la ciudadanía.

-La disposición de más personal aliviaría esos turnos puntuales interminables, ¿resultan necesarios más efectivos?

-Todos queremos más personal, lo deseable sería tener unas plantillas mayores, pero hay que tener en cuenta que este servicio lo paga el ciudadano y hay que ser responsable. Si me amplían en 25 policías la plantilla, encantado, pero soy consciente de que no se puede porque cuesta dinero. Sí que tenemos personas que colaboran con nosotros de forma altruista, como Protección Civil, pero a los profesionales hay que pagarles. Ahora mismo somos 108.

-Muchos de esos policías están desarrollando actividades administrativas en lugar de estar en la calle, ¿eso cambiará?

-El volumen de trabajo ha ido incrementándose, tenemos competencias en todos los ámbitos de la vida de los ciudadanos, y, en consecuencia, un volumen de burocracia terrible: Hacemos informes para juzgados, para medioambiente, ocupación de vía pública, terrazas, la gestión del 112, vados, ordenanzas municipales, tráfico, atestados?, lo que intentamos es optimizar las nuevas tecnologías, los programas informáticos, para que el personal dedicado a estas tareas sea el menor posible.

-¿La policía de barrio, creada hace unos dos años, se mantendrá?; ¿se reestructurará lo relacionado con seguridad ciudadana?

-Potenciaré la relación con los responsables de los barrios porque, muchas veces, se trata, más que de hacer horas, de tener una relación directa y fluida; de ver qué problemas tienen; que es lo que quieren; cómo les podemos ayudar y hacerlo. Me preocupa que el ciudadano nos vea como una policía cercana, que va a solucionar sus problemas, pero también con nuestras limitaciones. Debe entender que nos gustaría estar en todos los puntos y a todas las horas, que hacemos todo lo que podemos y un poco más, si puede ser, porque nuestra obligación es estar a su servicio. Me interesa dar el mejor servicio al ciudadano y que esté satisfecho con la labor de la Policía Municipal.

-En estos días se ven parejas de policías patrullando a pie, ¿habrá más agentes en la calle?

-Los policías siempre han estado en la calle, lo que intentaremos es acercarnos todo lo que podamos al ciudadano, que sientan que estamos ahí, que somos una policía cercana, amable y firme.

-¿Qué medidas serán inmediatas?

-Habrá algunas novedades. Tenemos que tener abiertos los ojos, los oídos, todos nuestros sentidos, hacia la calle. Afortunadamente en la Policía Municipal tenemos profesionales -criminólogos, sociólogos, abogados, psicólogos...- que nos van a permitir hacer un pequeño estudio, con rigor, sobre qué es lo que piensa la ciudadanía de nosotros, que cree que debe mantenerse y en qué cree que debemos mejorar. Analizaremos el estudio, también con la colaboración de otros funcionarios, para ver qué nos puede aportar. Podemos pensar que lo estamos haciendo fenomenal y, sin embargo, los ciudadanos no entenderlo así. Queremos tomar conciencia de qué es lo que nos demandan. Vamos a intentar mejorar.

-La relación con Policía Nacional y Guardia Civil no ha sido todo lo estrecha que se desearía, ¿mejorará la colaboración?

-Es muy importante cooperar con otros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad. En Zamora tenemos una suerte inmensa porque hay un jefe de la Comandancia de la Guardia Civil y de Comisaría que, además de una solvencia profesional, son unas personas cercanas, colaboradoras y absolutamente implicadas en la seguridad ciudadana. Y el equipo de mandos y agentes en ambos casos es magnífico. Ese trabajo común es prioritario y el ciudadano demanda una colaboración fluida, será bueno para todos.

-¿Ya existe esa comunicación fluida con la Policía Nacional?

-Todos los días, los jefes de turno de la Nacional y de la Municipal se llaman para coordinar todos los servicios. Si nosotros estamos haciendo un control del uso del cinturón de seguridad, ellos hacen otro de documentación entre los ciudadanos, etc, y no es una cuestión novedosa, siempre hemos tenido una relación magnífica. Eso sí, vamos a trabajar para llegar más al ciudadano; y si podemos abundar en la buena relación y que redunde en un mejor servicio, fenomenal.

-¿Se acabará con esa división estricta de competencias?

-Desgraciadamente surge, porque no podemos olvidar que por Ley tenemos distribuidas las competencias. Eso es lógico, pero también es verdad que el ciudadano en determinados asuntos no entiende de competencias. Precisamente, esa interrelación de la que hablaba con el resto de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad posibilitará que trabajemos para intentar ofrecer una respuesta a los problemas del ciudadano. Luego ya veremos de quién es competencia. En este momento estamos en esa disposición.

-Una de esas cuestiones espinosas entre policía Local y Nacional es el botellón, ¿cuál será su actuación frente a ese problema?

-Nosotros velamos por el cumplimiento de la normativa que prohibe consumir alcohol en la vía pública, por eliminar los botellones, consustanciales a la alteración del orden público y complicados de controlar por diversas cuestiones. Todos los fines de semana intervenimos en grupos pequeños y dispersos, se están continuamente formulando denuncias. Pero durante la noche surgen muchas demandas de servicio, mucho trabajo, y a veces no llegas a tiempo para disolver esas concentraciones. Pero no estamos parados.

-Esas denuncias contra quienes participan en los botellones, ¿han dado sus frutos?

-Lo deseable sería que no hiciera falta actuar a golpe de sanción, que hubiera una concienciación sobre el consumo moderado de alcohol. Me preocupa este problema porque es molesto para los demás, que tienen derecho a descansar; a veces queremos ejercer nuestros derechos sin respetar los del otro. Además, es una práctica insalubre y suele ir ligada al uso del vehículo.

-La Ordenanza de Convivencia Ciudadana ha despertado polémica. ¿Se aplicará de forma tan estricta que ni se pueda comer un bocadillo en la calle?

-Las normas se hacen para su cumplimiento porque si no, pierde su razón de ser. Pero tampoco hay que exagerar las cosas, que casi siempre van con una normalidad. Las actitudes serán las que nos marquen si una persona debe ser sancionada o no. Si una persona está comiendo tranquilamente un bocadillo en la calle, no mancha absolutamente nada y recoge los restos, no creo que sea una conducta que infrinja nada. Todo lo que respete los derechos de los demás, no conculca otros derechos, que es en lo que se basa la convivencia, no puede ser sancionable.

-Los problemas por el ruido provocado por locales de hostelería han sido otra cuestión delicada, ¿las denuncias han aumentado o los bares se han concienciado de la necesidad de aislar sus negocios?

-Han descendido, como la demanda de mediciones del ruido en viviendas situadas sobre esos establecimientos. El Ayuntamiento de Zamora ha tomado cartas en el asunto, otra cosa es que a veces no se haya podido atajar el problema, pero finalmente se han ido solucionando los conflictos de este tipo. Al margen de la actuación de la Policía Municipal, se han asignado directamente a este servicio ingenieros técnicos que determinan las medidas correctoras para evitar el ruido. Desde el departamento de Gestión Urbanística se exige a los locales el cumplimiento de prescripciones técnicas para su apertura.