Una joven prepara su mochila para ir al colegio: el estuche, los cuadernos, el almuerzo y los libros, pero falta uno que aún no ha llegado, ¿en qué parte del camino se ha quedado estancado?

Miguel Núñez trabaja en una librería de la capital y asegura que los mayores problemas se dan con el material de la Educación Secundaria y del Bachillerato. «En Infantil y Primaria puede retrasarse uno de cada 30 libros», afirma Núñez.

Los colegios tienen la obligación de colgar las listas con los libros del curso siguiente en el mes de junio, de manera que la mayoría de los usuarios encargan los libros en verano y los reciben con mucha antelación. Sin embargo, en la ESO y el Bachillerato muchos de los libros, tanto de texto como de lectura, se encargan el primer día de clase, de manera que la librería o la editorial puede no tener suficientes ejemplares para todos, si éstos no estaban en las listas elaboradas. «Otros retrasos pueden estar motivados por la falta de existencias y una reedición conlleva, como mínimo, 20 días», explica Núñez.

Juan Manuel Martín, jefe de estudios del instituto La Vaguada, explica el motivo de que los alumnos tengan que realizar cambios o devoluciones: «los libros de nueva creación se tienen que actualizar. Un ejemplar de una editorial puede tener distintas ediciones o distintos proyectos, por lo que nosotros recomendamos fijarse en el ISBN, con el que no debiera haber confusiones». Estas siglas abrevian en inglés el concepto de un número único para cada libro, de manera que acudir con el código a la librería es una buena práctica para evitar errores.

Pilar García es dueña de una librería en Zamora y asegura que «este negocio es muy desagradecido, porque intentas dar servicio a todo el mundo y no puedes, pero no porque no quieras, sino porque hay causas que no están en tu mano». Es consciente de que «es difícil satisfacer rápidamente a las madres» y por eso establece facilidades desde su negocio como hacer una previsión de los libros que se van a vender para evitar las esperas e incluso hacerse cargo de los libros que el profesor no quiere, pero los usuarios también deben tener paciencia porque «nosotros hacemos una gran inversión con las estimaciones y las editoriales luego sólo recogen un 10% del producto que no se ha vendido», aclara García.

La principal causa de los retrasos, reconocida tanto por el sector librero como por los propios padres, es esperar al último momento para hacer el pedido. A Arantxa Ros, de 15 años, le falta dos ejemplares: el libro de matemáticas y el libro de actividades de inglés, más conocido como «work book», aunque reconoce que los pidió tarde porque tuvo exámenes para septiembre y necesitaba saber si repetiría curso o no. Su compañera Raquel Alonso, sin embargo, aprobó en junio, los encargó una semana después de que salieran las listas y ha recibido todos con total normalidad.

Una madre que espera frente el IES Claudio Rodríguez dice que ha tenido los libros «enseguida; de hecho, me llegaron a mediados de agosto», comenta María José Iglesias. Héctor acaba de empezar 1º de la ESO y su padre, Ángel Iglesias, no recuerda haber tenido muchos problemas ni durante la primaria ni en este curso: «cuando empezó las clases tenía todos los libros que le habían pedido».

Los profesores aseguran que este retraso no suele superar los 15 días y que en absoluto se interrumpe el ritmo normal de la clase. «Se hacen las presentaciones y se comienza a dar las materias por apuntes», matiza Juan Manuel Martín. Uno de los alumnos, Guillermo Pérez, confirma con su experiencia que los profesores tienen en cuenta estas primeras semanas de adaptación y asegura que «los libos que me faltan es porque los profesores me los han dicho en clase». A María Torre, compañera de 2º de Bachillerato, también le falta algún libro, aunque menos «porque la mayoría son prestados, pero aún así en clase hay mucho compañerismo y nos ponemos por parejas hasta que todo el mundo tiene su libro».

Sólo queda una cosa: paciencia.