La incomparecencia del hijo de una supuesta víctima de maltrato impidió ayer que concluyera el juicio contra la pareja actual de la mujer, a quien había denunciado el joven de 21 años tras relatar que había intentado pegar a su madre en el transcurso de una discusión y que sólo llegó a agarrarla fuertemente por los brazos porque él se interpuso para impedir la agresión.

El Ministerio Fiscal, que exige ocho meses de prisión por el delito de violencia de género, dos años de prohibición de comunicación y otros dos de alejamiento de la víctima, solicitó la suspensión del juicio al estimar imprescindible la testificación del joven. La mujer manifestó a la magistrada que no quería ninguna condena para su pareja.

La presunta víctima, que se negó a declarar contra el hombre, confirmó a la Policía Nacional cuando la visitó en el domicilio familiar que era objeto de violencia de género, que tenía «miedo y angustia», según indicaron los agentes que fueron llamados a testificar por el fiscal. Corroboró la versión que había dado su hijo en Comisaría y que ayer negó el procesado, quien sólo admitió que discutieron, pero sin que hubiera ningún tipo de agresión verbal o física por su parte.

La juez explicó a la presunta víctima que su hijo, nacido de otra relación, tenía la obligación de acudir al juicio y de contar lo sucedido el pasado 21 de agosto, a las 23.00 horas, cuando la pareja entabló una discusión en la que, según consta en la denuncia, el joven pudo impedir la agresión.

Los hechos, sobre los que la mujer no quiso testificar, ocurrieron en el domicilio de la pareja, que convive desde hace siete años y que comparte el hijo de la mujer, quien aseguró en la Comisaría que en más ocasiones había escuchado voces, insultos y golpes procedentes del dormitorio conyugal. El policía que recogió la denuncia del joven y de la mujer añadió que ésta le contó que «la relación se había deteriorado hacía un tiempo y que ese día intentó agredirla». La Policía detuvo al hombre de inmediato, tras tomar declaración al hijo y personarse en la casa familiar para interrogar a la presunta víctima.