El alcoholismo es una enfermedad crónica que consiste en padecer la necesidad de ingerir alcohol etílico, de tal manera que aparece una dependencia física. A la vez, se manifiesta el problema de la abstinencia cuando la persona no puede consumir bebidas espirituosas. La persona con problemas de alcoholismo no tiene control sobre los límites de su consumo y a medida que pasa el tiempo va aumentando la cantidad que ingiere gradualmente.

El alcoholismo supone un riesgo muchas veces para la salud, que conlleva en muchos casos una muerte prematura, como consecuencia de una cirrosis hepática, hemorragias internas, intoxicación alcohólica, accidentes de tráfico y en algunos casos, hasta el suicidio.

Pero lo que más preocupa a los centros que prestan ayuda para dejar el alcohol es la conducta entre los menores de 25 años, que beben de una manera compulsiva durante los fines de semana y se están dando casos de adolescentes que mantienen una conducta antisocial y múltiples trastornos tanto físicos como psíquicos.

Desde las asociaciones se advierte a los padres que deben de mirar los planes que tienen sus hijos, sobre todo los fines de semana, puesto que son los días donde más se concentra la ingesta de alcohol entre los adolescentes.