Sin el anuncio del final de la violencia, de la entrega de las armas, ETA continuará siendo el enemigo a batir para los demócratas en el País Vasco. De modo, que ni el Gobierno central, ni el del País Vasco darán un paso atrás en su firme postura de acorralar y enviar a la cárcel a sus integrantes y cómplices. No cabe el diálogo. Con esta contundencia se refiere al problema terrorista el zamorano Dalmacio Martín, integrante de las Juntas Generales de Álava desde 2000, en sustitución del socialista asesinado por ETA Fernando Buesa. En 1999 accedió al Ayuntamiento de Zuia (Álava) como concejal del PSOE.

-¿Por qué hay que desconfiar de las intenciones de ETA tras el anuncio de un nuevo alto el fuego?

-Lo más importante es que no anunció el final de la violencia y, por tanto, no ha dado ni un primer paso para anunciar la paz, que creo que no llegará por la entrega de armas de forma unilateral, sino por la presión policial y el abandono social, incluso del entorno abertzale. Están presionados por EA, que con Batasuna, quiere liderar ese gesto para lograr la paz. Pero ETA está en desacuerdo con ello y no hay abandono de armas. Ahora sigue habiendo violencia con amenazas, a través de pintadas en las fachadas de los domicilios de los concejales, la quema de contenedores en la calle...

-¿Es otra tregua trampa estudiada de la banda terrorista?

-Sí, porque ya lo ha hecho en tres ocasiones anteriores. En la última a José Luis Rodríguez Zapatero, a los socialistas vascos, nos encandiló, veíamos que iba a venir la paz y la libertad. A pesar de todos los reproches que se nos hicieron, pensábamos que ese proceso iba a seguir. A partir del atentado en la T-4 de Barajas se pierde la ilusión. Ahora sólo lo creeremos el día de su rendición.

-La izquierda abertzale pedía un paso al Gobierno, un gesto que tendría que concretarse en su legalización, ¿el único objetivo es «colarse» en las elecciones?

-Llegan y dicen «hacemos una tregua y la pelota está ahora en el tejado del Gobierno, que nos permita acudir a las elecciones; que haya acercamiento de presos o liberalización de algunos, y ya veremos». Eso mismo fue lo que ocurrió en la última tregua, y hubo acercamiento de presos, diálogo. El Gobierno pensó entonces que se podría llegar a terminar con el terrorismo por la vía pacífica, pero ahora ya no lo creemos, existe una incredulidad absoluta.

-La negativa a acceder a la petición de Batasuna, ¿puede tener como respuesta un atentado terrorista?

-Estos dicen «llevamos tanto tiempo sin atentar» y lo ponen en la suma. Sí, pero es porque no pueden. Ha habido un giro de 360 grados: Antes de asesinar al concejal del PP Miguel Ángel Blanco y al ex vicelehendakari socialista Fernando Buesa hacíamos pequeñas concentraciones para condenar atentados y «ellos» nos tiraban de todo, llamábamos a la Ertzaina y cuando llegaba, diez minutos más tarde, ya había terminado el acto. Ahora es al contrario: En Zuia, el pueblo de Álava donde soy concejal, había una veintena de ciudadanos que acudía a los plenos para insultar y amedrentar, hoy va sólo uno. Ya no van porque no tienen seguidores y a ETA le pasa lo mismo, cada día cae uno, están acorralados.

-Pero ahí siguen, con zulos donde llenos de armamento.

-Tienen dinero porque los empresarios amenazados siguen pagando por miedo y pueden comprar armas y pagar a los nuevos etarras.

-Y continúan reclutando a gente, ¿tienen una cantera importante entre los jóvenes?

-Es un caldo de cultivo, pero no diría yo que siguen reclutando a muchos porque ahora, si te detienen con veintitantos años y te condenan a treinta, te pasas la vida en la cárcel. Pero además es que es una minoría de jóvenes muy minoritaria la que les sigue. En las escuelas hasta hace unos años el radical era el mejor, a través de la educación ese concepto ha ido cambiando. Los jóvenes están concienciados, educados en la tolerancia y el diálogo.

-El Sinn Féin, su líder Gerry Adams, han salido al paso para ofrecer su mediación en esta nueva tregua, ¿esto no otorga mayor credibilidad al anuncio?

-También lo hizo en 2004. La historia se ha repetido con Felipe González, con Aznar, luego con Zapatero, los tres gobierno hicieron gestos, pero el resultado final fue el mismo. Ese camino se ha recorrido tres veces y en la última el final fue la T-4. Es el temor que tenemos, ¿por qué iba a ser ahora real?

-Una corriente de opinión fuera y dentro del País Vasco estima que ETA no entregará las armas porque sería quedarse sin capacidad para negociar frente al Gobierno. Por tanto, creen que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero debería acceder a iniciar una negociación. ¿Cuál es su punto de vista?

-La lección está servida, no sé si un siguiente Gobierno daría ese paso, pero ahora mismo no hay nada diferente a lo que había. Creo que ETA se va a quedar en tierra de nadie y ese es su problema. La cabezonería de los terroristas está conduciendo a la izquierda abertzale a no tener representatividad en las instituciones.

-¿Detrás de ese comunicado hecho público por los tres terroristas encapuchados de ETA no hay, entonces, una apuesta real por la paz?

-Ahora buscan una salida y la izquierda abertzale se agarra también a ella, pero la línea general política y social es de no creer en su palabra, ni siquiera se ha dado a este comunicado el bombo que se le dio al de 2004, cuando todos los medios de comunicación cada día trataban el asunto y los ciudadanos en las calles estaban confiados en que la paz llegaría, por fin, al País Vasco.

-¿Sienten aún el miedo de ser objetivo de un atentado, a pesar de lo debilitada que está la banda terrorista?

-No el temor a un atentado, porque, si fuera miedo, ya habría dimitido. Si tienes miedo, no estás en esta aventura. El temor más grande que tengo es hacia mi familia. Cuando mis hijos cogen el coche y miran debajo de las ruedas, yo les veo desde la ventana de casa y pienso «no hay derecho a que toda mi familia esté implicada en todo esto». Con mi mujer es diferente porque si salimos, lo hacemos juntos. Por la ciudad, por Vitoria, nunca paseamos juntos y cuando lo hacemos es con escolta. Parece que tu vida privada está siempre invadida.

-¿Uno vive encerrado, como en prisión?

-Sí, sólo salimos si hay una cuestión imperiosa. Solemos ir fuera de Euskadi, así ya no necesitas a los escoltas.

-La negociación parece estar desterrada, pero la rendición de ETA sin más parece muy improbable. ¿Cuál es la salida entonces?

-Cuando ETA entregue las armas, no nos sirve que diga «hacemos una tregua» porque la hace porque ya no puede matar porque está muy vigilada y en Francia, que era su santuario, también se les persigue. Quisieron reubicarse en Portugal y les cazaron en Zamora.

-¿Este alto el fuego puede ser una huida hacia adelante?

-ETA ha tratado de relegitimar su postura, desde esa perspectiva que tiene de en «no hay democracia, hay que cambiar ésto». Puede haber una reunificación del entramado, pero con una violencia muy residual porque ya no tiene ni gente; y puede ser que esté a la espera de tiempos mejores, pero no podrá vivir así. Sólo podrá acabar cuando Batasuna, los presos y sus familias le digan «deja todo, no hay más salida». Ya no tiene margen, es muy mínimo para hacerse verosímil. Intentará ver si le viene una bocanada de aire, pero sin esperanza porque ni la policía ni el gobierno están por la tregua.

-El acercamiento de presos etarras es una de las exigencias constantes del entorno abertzale, ¿tendrá respuesta pronto?

-Ahora no. A la cárcel de Nanclares de la Oca han llegado algunos hace poco, pero se trata de ex etarras que en el juicio han mostrado su pesar por lo ocurrido. Esto se hace con quienes admiten que han cometido barbaridades y se arrepienten, pero no más. Con la entrega de armas se abrirá un proceso para ver cómo articular todo esto.

-¿La salida para los terroristas que no tienen las manos manchadas de sangre será sólo la integración social?

-Aquí todo el mundo tiene que pedir perdón a las víctimas, no pueden irse de rositas quienes han apoyado a los etarras y les han dado cobijo, eso también es un delito.

-¿La actividad terrorista está frenando el crecimiento económico de Euskadi?

-Está claro que ha habido una recuperación de la crisis por tercer trimestre consecutivo. Se abren diariamente muchas empresas, antes los empresarios se iban a Zaragoza, donde sabían que estarían seguros, algo cambia cuando ven que ya no hay la actividad y deciden permanecer en el País Vasco. Si acabamos con ETA, este lugar será un rincón verde, floreado y digno de vivir en él, donde no habrá graves problemas de convivencia.

-¿También se ha recuperado el turismo?

-Sí, han venido más turistas este verano que en anteriores y de otras poblaciones de España. Esto se debe, sin duda, a que fundamentalmente el País Vasco es precioso y también a que hay un poco más de tranquilidad. Antes quienes nos visitaban no sabían si aparecerían dos encapuchados para bajarles del autobús y quemarlo. Esta normalidad que ahora vivimos permite que el turismo se recupere y la crisis también.

-La independencia, ¿acabará decidiéndose en referéndum o la mayoría de vascos no está por esa opción?

-No, eso puede estar en la cabeza de algunos, pero Euskadi es España y está en España. Lo más importante de todo es la unidad y así funcionan los países, cuando se disgregan, dejan de ser nación. La independencia del País Vasco no va a suceder nunca, o al menos tú y yo no lo veremos.

-La llegada de Patxi López al Gobierno vasco, ¿ha sido oportuna para el PSOE o una oportunidad para el País Vasco?

-Ha sido una bendición, un revulsivo porque han cambiado muchas cosas, se pacta con el PP, con IU, con el PNV, con Aralar, con todos. Creo que de todas las iniciativas aprobadas en el parlamento vasco, sólo un 6% lo han salido únicamente con los votos del PSOE y PP; el resto, con el consenso y el acuerdo de todos. Este Gobierno ha sido una bocanada de aire fresco, maravilloso. Había un coto del PNV, que gobernó siempre en solitario -salvo en dos legislaturas: La primera que presidió el socialista Ramón Rubial y cuando hubo gobierno de coalición con el PSOE- y barriendo mucho para el mundo muy nacionalista. Ahora han cambiado las estructuras, está todo el mundo. Las cosas van a funcionar de tal manera que los socialistas ganaremos con más mayoría en las próximas elecciones.

-Una Euskadi en paz, ¿cuándo?

-No tengo la bola mágica. Cuando los presos de la banda y sus familiares, el mundo abertzale, vean que no hay salida y digan a ETA "no seas cabezón, déjalo, todo se ha acabado". Aspiramos a que sea ya.

-¿Batasuna y EA no estarán de ninguna de las maneras en las listas electorales si la banda no se disuelve y deja el movimiento armado?

-A día de hoy no. No estarán en las listas porque no han renunciado a ETA, sólo han dado excusas para que se les legalice.

Montamarta, 1950

A los siete años dejó Montamarta para vivir en Zamora. Estudió en el instituto Claudio Moyano y la Universidad Laboral e hizo la mili en Monte la Reina antes de proseguir su formación en Eibar, donde terminó Maestría Industrial. Dalmacio Martín encontró trabajo rápidamente en una empresa que fabricaba engranajes para tanques americanos. Con posterioridad entró en Michelín en Vitoria, donde continúa su trayectoria profesional. En 1976 ingresa en CC OO y el PC para llegar al PSOE tras la integración impulsada por Santiago Carrillo. Está amenazado por ETA y vive con escolta.