La organización del encuentro de encajeras apuesta por trasladar los puestos de los comerciantes que hasta ahora se instalaban en el patio del palacio de la Diputación a la plaza de Viriato. Así lo anunció ayer la presidenta de la asociación de bordadoras, Pilar Macías, quien precisó que el cambio de ubicación no conllevaría un incremento en el número de establecimientos presentes porque «el encuentro perdería su esencia». La portavoz de las encajeras también reconoció que «ya ha habido contactos positivos» con el ayuntamiento para situar a los comerciantes en las inmediaciones de la sede de la administración provincial.

El IX encuentro de encajeras congregó ayer en el palacio de la Diputación a más de 180 personas vecinas de múltiples localidades de España y a cientos de zamoranos y turistas que quisieron conocer la labor efectuada con los bolillos.

Desde Ávila se desplazó Juan Ignacio Gómez, que desde hace tres años hace encaje. «Es muy entretenido y engancha», señala mientras que su esposa, Josefina Jiménez, apunta que en las reuniones «nos intercambiamos dibujos y conoces lo que se hace en otros lugares». «Un buen mundillo y fijarse mucho en lo que haces son las claves para que una pieza quede bien», a decir de la zamorana Vicenta Carretero, de 89 años. Para Andrea Villar, de siete años, «lo más difícil es mover los alfileres», dice sentada al lado de su abuela Adela Oviedo. «Creo que es fundamental transmitir esta tradición a las nuevas generaciones», sentencia María Ángeles Medina, de Salamanca, que asistió al certamen con su hijo Carlos, de 14 años, que lidia con los bolillos ante la mirada de Mercedes Pérez que alaba «el marco» elegido para la celebración y «la cuidada organización del encuentro» al que desde Barcelona acudió por primera vez la comerciante Sofía Estrigo por «la buena fama del encuentro».