Primero fue la piscina, después los vestuarios y las puertas de las instalaciones deportivas del barrio y, por último, la destrucción de los banquillos de las pistas de ocio, en vías de ejecución por voluntarios del barrio. El nuevo ataque vandálico en los espacios de la asociación alarma a los residentes, que piden «colaboración vecinal» para identificar y capturar «de una vez por todas» a los autores de los hechos delictivos.

Lo que había comenzado como un verano tranquilo para los vecinos del barrio zamorano de Pinilla se ha convertido en un nuevo episodio de vandalismo en la zona a consecuencia de los nuevos destrozos originados en las instalaciones de la asociación vecinal durante la noche del pasado miércoles. Dos meses después del último acto vandálico en la zona, el pozo de la Asociación de Vecinos ubicado en las instalaciones deportivas del barrio amaneció en la mañana de ayer «desprovisto de sus bisagras y de otras piezas que dejan parte del pozo al descubierto con el consiguiente peligro de que algún niño caiga en él ante un descuido de sus padres», expone el presidente de la AA VV del barrio de Pinilla, el veterano Artemio Pérez.

A los destrozos en el foso de agua se suman los daños efectuados en los banquillos que un grupo de vecinos construía en el campo de fútbol de la asociación. Los vándalos destrozaron los siete sacos de cemento con los que los voluntarios ejecutaban las obras y mezclaron todo el material con tierra «dejándolo inservible del todo», lamenta Artemio Pérez tras varios episodios vandálicos a sus espaldas.

Los hechos fueron una vez más denunciados ante la Policía Municipal, quien tomó nota del incidente y vigiló la zona durante la noche. Sin embargo, «ésta no es la solución y hay que pillar como sea a alguno de los autores de los actos vandálicos para que pague por todos los daños que nos está causando y así el resto de gamberros se eche para atrás», arremete Artemio Pérez.

Ante esta situación, la junta directiva de la asociación solicita «colaboración vecinal para poner punto y final a esta cadena de daños porque si no, dejaremos de luchar por este barrio», advierte el representante de los residentes al otro lado del río Duero.

Los nuevos hechos reafirman entre los vecinos la necesidad de implantar tres cámaras de vigilancia en las instalaciones de la asociación para controlar «exclusivamente» las dependencias comunales «sin invadir en absoluto la intimidad del resto de personas», apunta Pérez, convencido de los beneficios que traerán las cámaras para identificar a los autores de los hechos. Sin embargo y, pese a la intención del colectivo de instalar los dispositivos de vigilancia, el portavoz vecinal apunta que «el factor económico es lo que nos condiciona a la hora de comprar y ubicar las cámaras», motivo por el que Pérez pide «colaboración económica institucional» para lograr la instalación.