El profesor zamorano Francisco Diego Santos murió en Oviedo el pasado fin de semana a los 95 años de edad. El investigador, nacido en Cozcurrita de Sayago, está considerado como uno de los precursores más importantes de los estudios epigráficos romanos y medievales realizados en Asturias, donde se fue a vivir con tres años.

Es autor de algunas de las obras que más luz han arrojado sobre la historia del noroeste hispano, aunque no existe constancia de que ninguno de sus trabajos guardara vinculación con su provincia natal. De hecho, aunque nació en Zamora, el trabajo de su padre, profesor en Ribadesella, le llevó a Asturias a muy temprana edad, según publica La Nueva España, periódico del mismo grupo editorial que este diario. Diego Santos cursó sus estudios universitarios en Valladolid y Madrid e impartió clases en el instituto Carreño Miranda de Avilés entre 1945 y 1949.

El profesor fue catedrático en Murcia hasta el año 1952, año en el que se incorpora a la cátedra de Griego en el instituto Alfonso II en Oviedo, donde permaneció hasta su jubilación en 1985. Durante su trayectoria docente también dio clases de Griego, Latín, Epigrafía y Numismática en la Universidad de Oviedo.

Pero al tiempo que Francisco Diego Santos ejercía la enseñanza con verdadera vocación, también encontró tiempo para trabajar la epigrafía romana y medieval, el estudio de las inscripciones, con un tesón, rigor y profesionalidad de titán. De este trabajo serio y constante irían saliendo obras fundamentales para la historia de la región, como la «Epigrafía romana de Asturias», publicado en 1959, o el todavía hoy fundamental volumen tercero de la «Historia de Asturias», de Ayalga, de 1976. Lúcido y todavía al pie del cañón, Francisco Diego Santos vivió lo suficiente para ver publicado «El Conventus Asturum y anotaciones al noroeste hispano», un volumen en el que la editorial KRK recopiló, hace sólo dos meses, su tesis doctoral y artículos dispersos publicados a lo largo de toda su carrera.

Otros títulos de los trabajos que ha publicado a lo largo de su trayectoria han sido «Inscripciones romanas en la provincia de León» e «Inscripciones medievales en Asturias». También fue autor de numerosos artículos sobre el mundo romano y sus relaciones con los pueblos prerromanos en el noroeste hispano en revistas especializadas

Su despedida durante el funeral celebrado el lunes en la iglesia del Corazón de María de Oviedo sirvió para que la comunidad académica asturiana volviera a ensalzar su rigor científico, su trabajo pulcro y constante.

Tras una vida intensa dedicada al trabajo y la familia, a Francisco Diego Santos le llegaron los premios al final. El «Asturias», en 1990, por su dedicación a la región. Y más recientemente, el homenaje de los Amigos de La Carisa en el congreso celebrado en 2008 o el que le dedicó el RIDEA al presentar su último libro. Él, emocionado y menudo, contuvo el gesto y aquel día no quiso hablar.