David Refoyo acaba de publicar su primera novela «25 centímetros» un texto que habla de sexo, pero también de «muchas otras cuestiones presentes en la sociedad actual», a decir del joven.

-¿Cómo comenzó en el mundo de la literatura?

-Escribo desde hace bastante tiempo, pero hasta ahora no había publicado nada a título personal. No obstante, había participado en publicaciones colectivas. Así que el aterrizaje se produjo cuando empecé a pensar que mi escritura podía salir de mi casa y llegar a otros lugares. A base de lecturas y trabajo, pues he conseguido lo que buscaba.

-¿Qué le hizo apostar por una novela poco convencional como es «25 centímetros»?

-Siempre intento escribir el libro que me gustaría leer en ese momento. Busco referencias y si no existe lo que pretendo, lo hago. Si a mí, en un momento determinado, me apetece leer un tipo de libro, es posible, que haya más gente como yo. Con esta novela no he inventado nada, está claro, pero intento aportar mi curiosidad.

-¿Tuvo claro desde el inicio que quería escribir sobre sexo?

-Sí. No es un libro erótico al uso. Estuve muchos meses madurando la idea en mi cabeza antes de comenzar con la redacción. Me impulsó a elegir esta temática el ir contra los tabúes, tan arraigados en nuestra sociedad por motivos políticos y culturales. Es un tema muy tratado, pero también existe la doble moral. Predicamos una cosa y hacemos otra. Quiero dar visibilidad a la vida de la gente que acude a los prostíbulos y de quienes practican sexo por dinero. Sus vivencias no salen en los medios de comunicación. No sé si es un libro convencional o no, pero si no llamas la atención, nadie se fija en lo que haces. Una persona que empieza tiene que llamar la atención.

-Con el texto también otorga protagonismo a la prostitución y a las mafias.

-Yo no me postulo ni a favor en contra. Expongo unos hechos. Intento suscitar un poco de controversia en el lector. Cuento historias que pueden ser reales y creo que provoco la reflexión.

-¿El sexo vende?

-El sexo mueve el mundo más incluso que el dinero.

-¿Y es una obsesión?

-En parte creo que sí. El sexo y el deseo es lo que nos mueven. Antes de concluir la escritura sabía que quería «25 centímetros» como título para mi novela porque quería que llamara la atención. Le pregunté a mucha gente que qué le sugería, y, salvo una amiga, todo el mundo me respondió que sexo.

-En la novela combina el sexo con una crítica a la sociedad actual, a la política, a los perjuicios...

-El envoltorio del libro es puramente sexual, pero el libro tiene mucho más que sexo y pornografía. Habla de putas, de gigolós, de homosexuales, de drogadictos, de millonarios, de negocios, de publicidad, de sueños, de viajes, de música, de hombres, de mujeres, de familias tradicionales, de política, de fútbol, de «Siniestro Total», de la SGAE, de gastronomía, de amor... En definitiva, habla de vida. Es un canto a la vida, aunque pueda parecer lo contrario.

-Da voz a prostitutas o a actores porno en primera persona. ¿Por qué ha elegido esta fórmula?

-Creo firmemente en la primera persona para la literatura. Es la voz ideal para que el lector se involucre en la vida de los personajes y en la acción. «25 centímetros» es una novela coral, donde varios personajes interactúan y se cruzan, donde las voces se mezclan también. Hay fragmentos en primera persona, pero no todo el libro es en primera persona. Me gusta que haya cambios para evitar la monotonía.

-En la confección de los personajes, ¿se ha basado en experiencias personales, en los comentarios realizados por amigos??

-Es un libro de ficción. Probablemente haya personas que se sientan identificadas con alguno de los personajes, pero ninguno de ellos están construidos sobre personas que conozca. Algunos sentimientos sí son reales, pero vestidos con una temática y un ambiente que los hace menos personales y más universales.

-¿Qué dificultades has tenido en la redacción?

-Para la escritura, prácticamente ninguna. Tenía muy claro lo que quería escribir y cómo quería transmitirlo.

-Es su primera novela. ¿Fue laborioso que la editaran?

-Terminé el libro y se lo dejé a algunos amigos. El escritor zamorano José Ángel Barrueco me sugirió enviar el libro a «DVD Ediciones», una editorial independiente. Toda mi vida he leído libros de esta firma. He admirado a algunos de sus escritores. He gastado mucho dinero en sus colecciones de poesía y novela. Nunca pensé que tuviera posibilidades. Pensaba que me iban a decir que mi novela no encaja, que no tenía fama como para que me publicaran o alguna excusa similar. Finalmente, escribí un correo electrónico presentándome y adjunté el libro en noviembre de 2008. A las pocas semanas me enviaron un correo electrónico para pedirme el teléfono y me llamaron para empezar a trabajar. Sergio Gaspar me dijo que le interesaba mucho mi libro y yo quería a Sergio Gaspar.

-Del primer borrador que pone en manos de la editorial al resultado final. ¿Ha habido muchos cambios?

-La fase de corrección ha sido larga y compleja. Sergio Gaspar, editor de «DVD», ha sido un magnífico profesor que me ha ayudado a enriquecer el libro de una forma increíble. Ha cambiado bastante en forma, pero el contenido es el mismo. No he tenido que suprimir párrafos. Estamos contentos con el resultado y, por qué no decirlo, también con las ventas.

-¿Usted se autocensuró en algún momento a lo largo del proceso creativo?

-En ningún momento lo pensé. La autocensura es como traicionarse. Tampoco pensé que me fueran a censurar algunos párrafos cuando envié mi novela a la editorial.

-¿Qué persigue con este texto?

-Me ha servido para alcanzar una meta personal, nada más. Puede que sea la primera etapa de una carrera de fondo o puede que me aburra y me dedique a otra cosa. No me lo planteo, creo que no escribo persiguiendo nada concreto. Escribo buscando esa limpieza interior, plasmar algo que llevo dentro.

-¿En qué proyectos está ahora embarcado?

-«25 centímetros» no tendrá segunda parte a no ser que una suculenta oferta me haga cambiar de opinión. A día de hoy, estoy planteando las bases de mi siguiente novela, de la que no puedo hablar porque ni yo sé de qué va. Estoy escribiendo y corrigiendo poemas. El libro se va a llamar «Odio».

-¿Qué va a recoger «Odio»?

-Se trata de una serie poemas que cierro con eslóganes de anuncios publicitarios bastante conocidos. El título lo he elegido para llamar la atención. Estos poemas los escribí mientras que estaba en la universidad. Con estos versos intento mostrar la otra cara de la publicidad, la vida real de la publicidad y lo publicaré con una pequeña editorial de Córdoba.

-En «25 centímetros» también muestra un retrato de la vida. ¿Es una temática que le preocupa?

-Creo que sí. No sé si se denominaría como una constante de mi creación, pero me gusta hablar de las cosas que suceden en la calle.

-Edita con un sello independiente. ¿Su primera novela hubiera tenido cabida en un grupo editorial?

-La novela tiene mejor difusión, frente a la poesía que sólo publican pequeñas editoriales porque no se vende lo suficiente. Creo que cualquier novela con una buena campaña de publicidad, como la que efectúan desde el grupo Planeta, por poner un ejemplo, podría vender bien. En estos momentos en un país en el que se publican miles de libros al año es el cauce para dar a conocer las publicaciones.

-Está empezando y ha conseguido que se fijen en usted.

-Ha sido una suerte porque los noveles tenemos todo un poco complicado. Es muy difícil hacerse con un hueco. Siempre se ha dicho que sin enchufe no se logra nada. Yo lo he conseguido sin amigos ni contactos. Todavía queda una puerta a la esperanza.