Hortensia Larrén es conocida por su faceta de arqueóloga del Servicio Territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León. Sin embargo ayer intervino, a título particular, como experta en Arqueología para difundir los hallazgos efectuados desde 2002 hasta 2009 en Olivares y los barrios bajos. La técnico participó invitada por la asociación de vecinos del barrio de Olivares dentro de las actividades programadas por el colectivo para dar a conocer el pasado y la historia cotidiana del barrio.

-La zona situada en la margen derecha del Duero ha albergado diversos oficios. ¿Qué restos arqueológicos han localizado?

-Desde 2002 hasta 2009 hemos realizado diversas actuaciones prescritas en función de la ordenanza arqueológica. En Olivares hemos localizado dos hornos frente a la iglesia de San Claudio. Nunca se había excavado ninguno, aunque desconocemos si ha podido haber ejemplos que no hayan sido comunicados. El hallazgo de dos hornos ha sido totalmente casual.

-¿Cómo tuvo lugar el descubrimiento?

-Los hornos fueron localizados de manera superficial al mover un poco de suelo. Aparecieron desde la parrilla, donde se depositan los pucheros, y estaban llenos de fragmentos cerámicos de Olivares que se encuentran ahora en el Museo de Zamora.

-¿En qué estado se encontraban los hornos?

-Arrasados en la parte superior y con un estado de conservación que mostraba el abandono así como su posterior destrucción. Los dos hornos son iguales, aunque no tienen la misma orientación. Estarán fechados posiblemente en el siglo XX. Son los primeros que conocemos y que testimonian la existencia de cerámica en Olivares, por los fragmentos localizados. Arqueológicamente este hallazgo es importante, teniendo en cuenta el interés que ha tenido la cerámica del arrabal. El poder documentar dónde se hacían las piezas resulta fundamental. Sospechábamos que podíamos localizar restos por el barrio, pero no teníamos constancia por escrito de que en este solar hubiera hornos y los pequeños estanques para curtir pieles que localizamos.

-Alude a construcciones vinculadas al curtido.

-Hemos localizado diversas tenerías sabiendo que existían, ya que hay escritos en los que nos hablan de su presencia. Así, en el catastro del Marqués de la Ensenada del año 1754 se enumera que en Zamora había diez pelambres, dos tenerías, treinta zapateros, cinco guardicioneros, dos tratantes de curtido y cuatro boteros, lo que evidencia que a mediados del siglo XVIII había una serie de personas dedicadas al tratamiento, transformación y la venta del cuero. Otro ejemplo reside en el propio Benito Pellitero, Benito «El pellejero», el personaje del Motín de la Trucha, de mediados del siglo XII.

-¿Aparecen otros testimonios?

-En la Edad Media tenemos la constancia de la existencia de cofradías vinculadas a los oficios. Santa María de los Pellejeros que estaba en la desaparecida iglesia de San Julián del Mercado, situada en los barrios bajos. También San Salvador de los Curtidores, que estaba radicada en el templo de San Salvador de la Vid o la Virgen de la Concha, la patrona de cofradía de los laneros y cuya sede está en el barrio de la Lana, o bien San Crispín y San Cipriano que están vinculados a la cofradía de los zapateros en la iglesia de San Juan de Puerta Nueva. Disponemos de una amplia información escrita, pero hasta ahora carecíamos de materialización, aspecto que se ha logrado con los trabajos realizados en los últimos años. Otro dato a tener en cuenta es la toponimia de los barrios bajos, como la plaza del zumacal, ya que el zumaque es un arbusto con mucho tanino que se utiliza en el curtido.

-Háblenos de las tenerías halladas.

-Las más antiguas las hemos encontrado en la zona de Puerta Nueva, en las cercanías de Santo Tomé. La ubicación sería entre el espacio existente entre la calle de Puerta Nueva y la avenida del Mengue, donde se ha excavado en dos solares. Están intramuros del tercer recinto amurallado y al lado del río. Todas las actividades relacionadas con las pieles se denominan procesos de ribera porque precisan agua, lo que hacía necesarios unas pilas y los pelambres. En estos solares lo que encontramos fueron unas pilas, unos baños o noques que están hechos con tinajas de grandísimo tamaño metidas en el nivel de tierra y a su vera unos espacios para colocar las pieles, hechos con cal, y datados en el siglo XV. De lo que no tenemos información es sobre los edificios a los que pertenecían, aunque es muy probable que la estructura fuera muy sencilla, quizá hecha en adobe simplemente para proteger del sol y de la lluvia. Estas tenerías son bastante completas y es donde se realizaba todo el proceso del cuero. Además de hallar los restos de los noques hemos localizado una gran cantidad de cal, fundamental para el tratamiento del material. También hemos visto ejemplos de tenerías enfrente de las aceñas, donde se levanta un inmueble de granito, y también en otro solar de Olivares al lado del edificio de la asociación de vecinos del barrio. En la calle Carniceros, en la calle de la Plata así como en la calle Zapatería.

-¿Cuál de ellas es la más moderna?

-Las de la calle Carniceros, donde ayudan a establecer la cronología los cuencos de cerámica que había en la especie de piscinas donde se hacía el tratamiento del cuero. También hemos localizado otra prácticamente idéntica en Olivares, en concreto en la calle Caballeros con Gijón, que es casi de la misma época. En ambos casos son contemporáneas, de principios del siglo XX. Los cuencos que había en el interior eran de cerámica de Olivares, lo que nos hace pensar que la explotación de las tenerías era paralela a la de los hornos que hemos descubierto en el barrio. Todavía no hemos localizado los ejemplos que confirmen lo que nos dicen las fuentes escritas, pero tenemos ya perfectamente identificado una serie de elementos que nos hablan de la actividad peletera desde el siglo XV hasta su desaparición en la centuria del XX. Los hallazgos de las tenerías confirman que a ambos lados del río Duero en los barrios bajos y en la zona de enfrente, en los Pelambres, cuyo término ya hace referencia al curtido, había tenerías. Estas localizaciones son fundamentales debido a que testimonian que en la ciudad de Zamora existió una actividad que ahora está muerta. A día de hoy los hornos de Olivares han desaparecido hace años igual que la actividad del cuero.

-¿Qué ha pasado con los restos de las curtidurías?

-El mantenimiento de los subsuelos históricos de las ciudades es muy caro y un hallazgo tiene que tener una gran entidad para poder cambiar un proyecto. En las ciudades de Zaragoza o Tarragona o bien de Astorga los restos se mantienen por la entidad que tienen. En Zamora tenemos muchos restos. Algunos podrían haber sido susceptibles de mantenimiento, pero la valoración de una promoción privada en la que se contempla una casa con garaje tiene unas servidumbres, algo que no entro a juzgar.

San Esteban de Gormaz, Soria.

Licenciada en Historia Antigua y Medieval por la Universidad Autónoma de Madrid. Lleva muchos años dedicándose a la investigación, principalmente al estudio de las cerámicas de la época Tardoantigua y Altomedieval. Ha realizado numerosos estudios particulares sobre cerámicas de Zamora, como los alfares de Toro y los situados en Olivares. Ha coordinado publicaciones sobre el Monasterio de Moreruela, de donde también ha estudiado la loza. Ha sido la comisara de varias exposiciones en Benavente y de otra centrada el monasterio cisterciense de Granja de Moreruela. Desde hace tres décadas trabaja en arqueología y lleva 23 años como experta de la Junta.