La Ley de Dependencia avanza en la provincia pese a la lentitud inicial de su puesta en marcha, y con la amenaza en el horizonte de los recortes del Gobierno con motivo de la crisis. La norma, llamada a ser uno de los pilares fundamentales del Estado de Derecho en nuestro país, contaba como una de sus grandes novedades la posibilidad que de los familiares de las personas dependientes pudieran percibir una cantidad económica mensual por su labor, e incluso llegaran a cotizar como cuidadores no profesionales. Según los datos estatales del mes de junio, hoy por hoy, son 959 los ciudadanos de la provincia que se encuentran en este supuesto.

Como en anteriores análisis, las opiniones de los propios beneficiarios no son unánimes y depende cómo le vaya a cada uno con la nueva ley. Lo que sí está sobre la mesa ya es que algo más de seis mil personas en Zamora tienen reconocida su dependencia y, de ellas, 5.183 ya han comenzado a percibir las prestaciones asignadas tras el periodo de evaluación.

Casi la mitad de las personas que han accedido a la ley -un total de 2.384 - han optado por la prestación económica para cuidados en el entorno familiar. Es difícil entorno es el que vive cada día Adela Payo, cuyo marido sufre «la enfermedad más cruel» y uno de los principales males que hacen que el paciente dependa de otros para vivir: el alzheimer. Manolo de Castro, médico de profesión, cayó enfermo al borde de la jubilación y, ahora, años más tarde «está mucho peor».

Su situación ha sido reconocida por la Ley de Dependencia, pero el análisis de Adela Payo se aproxima al vaso medio vacío. «Vale más poco que nada», advierte, valorando la aportación que le llega del Estado, aunque entiende que «deberían conocer más de cerca la situación de cada familia, quienes son las personas que cuidan del enfermo y con qué medios cuenta».

Porque Adela es la única persona que tiene a su lado Manolo de Castro, que, aunque no pide ayuda porque el alzheimer le ha mermado todas sus condiciones vitales, necesita de un cuidador las 24 horas del día. «Nadie sabe lo que es el alzheimer hasta que no la tienes en casa», apunta Payo, repitiendo una cita idéntica en todos los familiares que experimentan este mal en su hogar.

El principal problema con el que se encuentra Adela es la propia rutina de levantar, trasladar y acostar a su marido. «Tienes los brazos destrozados», cuenta Adela que le ha dicho su propio médico. Actualmente, tiene el apoyo de una profesional del Centro de Alzheimer «Ciudad Jardín», que acude a su casa por las tardes. Sin embargo, el futuro se le muestra cuesta arriba. «Después del verano, tendré que coger a una persona «fija» para poder atenderle», pronostica sin dejar de pensar que «sólo temo que a mí me pueda pasar algo».

Precisamente, ésa es la situación que a Adela le gustaría que valoraran los criterios de la Ley de Dependencia. El hecho de que «vivo para él», que no cuenta con un apoyo familiar cercano y que «tanto la vecina como otras personas se ofrecen a ayudarme», explica. «Adela, llámame cuando necesites ayuda», le dicen. Sin embargo, sabe que no puede comprometerlos en el cuidado diario de su marido.

Y sin embargo, a pesar de todos los sinsabores y dificultades, no tiene dudas de lo que significa Manolo de Castro para ella. «Yo quiero que esté ahí», piensa en alto. Éste es uno de los testimonios de esos zamoranos que tienen a su cargo a personas dependientes y que han pasado a percibir una cantidad económica variable para apoyar el cuidado del enfermo.

En el ámbito estatal, Castilla y León es la tercera comunidad que más dinero ha gestionado en los tres años de andadura de la nueva ley, sólo por detrás de Cataluña y Andalucía. Esta realidad viene a reconocer también la composición demográfica de la Autonomía -edad avanzada y el agravante de la dispersión poblacional-. También deja sobre la mesa otra lectura: que la gestión de los fondos ha sido más eficaz que comunidades como Madrid, Galicia o Valencia.

Los datos

6.056 personas reconocidas

Pese a que se trata de una provincia con sólo 195.000 habitantes, Zamora se lleva casi el 10% de las ayudas que gestiona Castilla y León, algo más de 6.000 personas con la dependencia reconocida de las 70.000 de toda la región.

La Ley de Dependencia reconoce en la provincia a algo más de 6.000 personas, de las que 5.183 ya han recibido algún tipo de prestación. De ellas, algo más de 3.000 reciben servicios como residencia, centro de día, ayuda a domicilio o teleasistencia. El resto, 2.384, perciben una cantidad económica para la atención en el domicilio.

Casi mil, en residencias

Un total de 859 personas perciben una ayuda para poder sufragar parte o toda la estancia en una residencia. Además, casi medio millar se beneficia del servicio de ayuda a domicilio y algo más de 200 acuden a un centro de día para poder hacer su situación más llevadera.