El director general del Instituto Nacional de la Seguridad Social realiza un pronóstico del futuro del sistema sin paños calientes. Garantiza que la hucha de las pensiones sigue llena pero advierte sobre la necesidad de realizar reformas antes de que el envejecimiento de la pirámide poblacional estrangule el equilibrio entre contribuyentes y jubilados. Unas reflexiones que aportó en su reciente visita a la capital para asistir a las III Jornadas sobre la Seguridad Social celebradas esta semana en la Fundación Rei Afonso Henriques.

-La incertidumbre sobre el futuro de las pensiones abre el debate sobre una posible reforma del sistema, ¿será necesaria ante el aumento del desempleo y la caída de afiliación?

-La Seguridad Social de momento no está en crisis. Tenemos un fondo de reserva de 62.500 millones de euros, lo que significa que podíamos pagar las pensiones durante ocho meses consecutivos sin recibir ingresos y eso no va a pasar. La salud económico y financiera del sistema público de protección social no está ni en tela de juicio ni en crisis. Lo que sí es cierto es que hay un problema que tenemos que resolver y es demográfico. Es lo que se llama impacto demográfico sobre el sistema público de protección social. Es un problema que está surgiendo en toda Europa, no es exclusivo de España. El problema en países como Suecia o Francia no es tan dramático como en España, donde las mujeres no quieren tener niños. Aquí el índice de natalidad es de 1,3 niños por cada mujer y para el equilibrio de la sociedad es necesario un ratio de 2,1 niños, con lo cual tenemos un diferencial muy importante que constituye un gran problema a largo plazo. La única solución es tener más niños para que haya más cotizantes y no sólo eso, sino más padres de los futuros cotizantes. Es un problema dramático para el que no son necesarias soluciones inmediatas pero si graduales. Sabemos cuáles son los futuros pensionistas de la Seguridad Social porque ya han nacido y están aquí pero no sabemos cuáles van a ser los ingresos y los cotizantes de la Seguridad Social en ese futuro.

-¿En qué horizonte se prevé que se produzca esa situación dramática?

-Se pueden hacer estimaciones y proyecciones y sabemos que hasta el 2030 no va a haber problemas, pero en ese año si que habrá que adoptar medidas. Afortunadamente tenemos otro dato estadístico que es bueno y es que por cada diez años que transcurren se alarga, con los conocimientos médicos actuales, un año más de esperanza de vida. Eso significa que las pensiones hay que pagarlas por más tiempo. Los pensionistas que se jubilan en el año 2010 van a cobrar 48 días más de pensión que los pensionistas que se jubilaron en 2009. Con esos 48 días adicionales si hacemos el cálculo vemos que el coste de la nómina mensual de pensiones son 6.570 millones de euros y, por lo tanto, de algún sitio hay que sacar el dinero. Tienen que aportarlo los cotizantes y si no hay niños, no hay cotizantes y por eso es un problema complejo y dramático. No afecta en la actualidad pero a la generación del 2030 no le va a quedar otro remedio que adoptar medidas. No les va a afectar a los cotizantes que tienen ahora 50 años sino a los que tienen 30 o 40 años porque hay que empieza a tomar medidas lentamente, no se puede dejar el problema para la siguiente generación.

-Entre las medidas que se han planteado se encuentra el polémico retraso de la edad de jubilación de los 65 a los 67 años, ¿será inevitable?

-A largo plazo o incluso a medio plazo seguro que hay que plantear una medida parecida a esa. Hay que tomar medidas a largo plazo y no tienen que ser de un día para otro, sino a lo mejor de un mes por cada año o fórmulas parecidas. En Alemania va a entrar en vigor la ley para alargar la jubilación hasta los 67 años a partir del 2013 pero van a tener un plazo de 24 años hasta llegar hasta los 24 meses más, con un mes por año. Eso significa que estás tomando una medida hoy pero es que si no la tomas ahora en lugar de ser 24 años luego la tienes que tomar en doce o diez porque al final va a ser un problema acuciante. Yo sinceramente creo que si le dices a un ciudadano que tiene que trabajar un mes más para solucionar un problema a largo plazo no creo que sea tanto pedir porque además es algo que a la larga va a ser inevitable. La cuestión demográfica no se puede sortear porque los niños y los jubilados son los que son y la esperanza de vida sabemos que es de 48 días más por cada año que transcurre, por lo tanto alguna medida habrá que adoptar y no hay otra alternativa. O subimos las cotizaciones o bajamos las prestaciones pero sin hacer ninguna de las dos cosas no puede ser.

-¿Cuándo se podría empezar a aplicar ese retraso de la jubilación?

-Todavía no hay fecha. Quiero dejar claro que la decisión se tiene que tomar dentro de la comisión del Pacto de Toledo que está en el parlamento. Sus miembros se están reuniendo y esperemos que bien antes del verano o antes de que concluya el año tomen una decisión para saber cuál es la autopista por la que tiene que circular la Seguridad Social durante los próximos años. No nos olvidemos que el primer Pacto de Toledo fue en 1995. La segunda renovación fue en el año 2003 y ahora toca la tercera renovación para saber cómo tenemos que funcionar y ahí todos los partidos políticos, no uno sino todos porque siempre ha habido unanimidad en el Pacto de Toledo, tendrán que decir qué es lo que quieren para que luego nadie se lleve a engaño y nadie diga que no quería. Cada uno tendrá que decir lo que piensa y buscar la unanimidad. La sociedad tiene que saber lo que pasa y para eso están los partidos en el Parlamento.

-¿Las reformas pueden afectar a otras pensiones?

-Las de incapacidad están creciendo un 1,3% con carácter interanual, una cifra similar a la media europea. Las pensiones de viudedad siempre necesitan más retoques por una razón muy sencilla: tienen que adaptarse a las circunstancias de la sociedad. Hace unos años las parejas de hecho y los divorcios no existían. Por lo tanto habrá que ir regulando todo eso en función de cómo se van produciendo los cambios en la sociedad. Lo que no debe hacer la Seguridad Social es imponer los cambios. No los los fomenta, ni los frena. Lo que tiene que hacer es proteger las nuevas formas de convivencia de los ciudadanos y si hay que dar pensiones a las parejas de hecho se hará, al igual que a los homosexuales. Es la realidad que hay en la calle. y es la sociedad la que determina las nuevas formas de convivencia. El 30% de los nacimientos que se producen en Europea son fuera del matrimonio. Habrá que tener en cuenta esa situación, no se pueden cerrar los ojos a la nueva realidad. Uno de los mayores peligros que tiene la Seguridad Social es no acomodarse a los momentos cambiantes de la sociedad porque a la larga los ciudadanos rechazarían un sistema que no atiende sus necesidades.

-Para adaptarse a esos nuevos cambios habrá que restringir las pensiones tradicionales, ¿cómo las de viudedad?

-Pues habrá que cambiarlas. Hace unos cuantos años la situación no era la misma. En el colectivo de las mujeres se ha producido una revolución social. Hoy en día el índice de la tasa de actividad de las mujeres de entre 25 y 35 años casi equivale a la de los hombres. En Dinamarca se ha suprimido la pensión de viudedad porque la mujer trabaja igual que el hombre. En España no se puede eliminar la pensión de viudedad porque la franja de edad a partir de los 25 años el diferencial de trabajo de las mujeres no es el mismo. Si fallece el marido el sostén de la familia desaparece.