La terapia transpersonal, un método que ayuda a restablecer el equilibrio emocional y que se ha popularizado en los últimos años en ciudades como Barcelona o Madrid ha llegado a Zamora de la mano de la terapeuta María del Carmen Ballestero.

-¿En qué consiste la terapia transpersonal?

-Es una terapia que intenta ir descubriendo y controlando las conductas no deseadas, para ir construyendo nuevos patrones mentales. Se trata de dejar de lado el exterior e iniciar un viaje hacia el interior. El terapeuta lo que hace es guiar y acompañar a las personas en ese proceso de búsqueda.

-¿A quiénes va dirigida?

-A las personas que sufren depresión o ese tipo de desanimo y tristeza profunda provocada por la insatisfacción constante a la que conduce muchas veces la vida moderna. También a los que quieren superar problemas de ansiedad, de rabia incontrolada o una crisis de pareja. Durante la terapia se intenta llegar a la raíz del problema para poner fin a cualquier grado de sufrimiento. Hay quienes recurren a la terapia transpersonal para solucionar un problema puntual pero también están aquellos que desean evolucionar y toman la terapia como una herramienta para su crecimiento personal.

-¿Qué papel juega el yoga en esta terapia?

-La terapia transpersonal es un tipo de yoga integral en el sentido de que busca el crecimiento de las personas desde lo físico pero también en lo emocional, lo mental y lo espiritual. Con el yoga se aprende a escuchar el cuerpo para descubrir lo que necesita para curarse y la terapia transpersonal va un paso más allá porque no se centra sólo en el tema físico sino también en lo emocional.

-¿Usted también realiza talleres de conexión y equilibrio?

-Sí, con ellos lo que se intenta es reconocer sensaciones y emociones que están muchas veces ocultas pero que, a medida que las vamos reconociendo, las hacemos parte de nuestro pensamiento y podemos, por lo tanto, aprender a conocernos mejor. Puede suceder que una emoción, al ser reconocida pierda fuerza, o aflore y pueda ser resuelta. Estos talleres son ideales para todo aquel que quiera conocerse un poco más y equilibrar sus emociones. Se hace ejercicio físico pero sobre todo mucha respiración que es el puente de conexión entre la mente y el cuerpo.

-¿Por qué cree que disciplinas como el yoga o el pilates han cobrado tanta relevancia?

-Porque lo demás ya no nos satisface. Las personas buscan cada vez más mirar hacia el interior porque lo que ofrece el exterior no les llena. Y en el yoga se empieza por escuchar a nuestro propio cuerpo al que, a pesar de ser muy sabio, muchas veces no le damos demasiada importancia. Estamos atentos a lo que pasa en el mundo exterior pero no escuchamos hacia adentro y eso es algo que se aprende con el yoga.

-¿Cuál es el perfil de los alumnos zamoranos? ¿Qué buscan?

-Al principio mucha gente viene buscando sentirse mejor físicamente, porque un médico les recomienda que hagan yoga para mejorar una mala postura, o por dolencias de la espalda, pero también están los que necesitan relajarse porque viven muy estresados, tienen problemas de ansiedad o depresión. En un principio la mayoría busca un alivio físico pero, con el paso del tiempo, se dan cuenta de que el yoga no sólo se centra en lo físico sino que va un poquito más allá y es cuando empiezan también un desarrollo personal, interno. El yoga es como una investigación de uno mismo y puede durar toda la vida.

-¿Y consiguen una mejoría?

-Mucha gente me sorprende porque desde el primer día lo notan, pero lo común es que se empiecen a notar los resultados a partir del sexto mes de práctica. La mejoría es evidente porque se reduce el nivel de estrés, de ansiedad. Hay que tener en cuenta que todos los problemas se empiezan a resolver conociéndolos.

Ferreruela, 1964

Estudió música y también hizo un curso sobre quiromasaje en una escuela de Madrid. Trabajó como masajista pero cuando realmente descubrió su verdadera vocación fue cuando el yoga se cruzó en su camino. Fue entonces cuando decidió prepararse como instructora en el "Yoga Center de Madrid" y posteriormente hizo un doctorado para especializarse en diferentes estilos. Es experta en "Hata Yoga" más enfocado a prevenir y curar dolencias, "Astanga Yoga", basado en la respiración o el "Yengar Yoga", que busca la perfección en las posturas. Durante tres años estuvo viviendo en Madrid donde se especializo en terapia transpersonal en el Centro Kaizen y el año pasado regresó a Zamora para impartir este tipo de terapia en la capital.