El atractivo paisajístico y monumental de Zamora ha quedado plasmado en los dos primeros volúmenes de la colección «Nueve Rutas Literarias de Castilla y León» editada por la Fundación Villalar y que «trata de resumir las principales señas de identidad» de la región «reflejando la riqueza de su patrimonio, la variedad de sus paisajes y el calor de sus gentes» al mismo tiempo que propone «sugestivos itinerarios» a lo largo y ancho de toda la Comunidad y nada menos que «de la mano de algunos de sus mejores escritores», como explica José Manuel Fernández Santiago, presidente de la Fundación Villalar Castilla y León.

En «Nueve Pueblos Singulares», se retrata la belleza de Villardeciervos, declarado conjunto histórico-artístico por su singular arquitectura y en «Nueve Castillos y Fortalezas» la imponente construcción que domina desde lo alto Puebla de Sanabria y que data del siglo XV, muestra «su piel envejecida, sus torres y almenas alzadas sobre un promontorio de roca».

En cada uno de los libros son nueve los pueblos o castillos, respectivamente, a los que se hace referencia y, según destaca José Manuel Fernández Santiago en la presentación de uno de los ejemplares, no se trata de una mera casualidad sino que ese número responde al total de provincias que componen la base territorial de la comunidad de Castilla y León.

Nueve son también los escritores que, mezclando su pasión por los viajes con la literatura, son los encargados de dar vida a cada una de las entregas de las «Nueve Rutas Literarias de Castilla y León».

En «Nueve Pueblos Singulares», Gonzalo Santonja, director general del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, traza un relato por pueblos entrañables de la geografía castellanoleonesa como Pedro Bernardo, en Ávila; Frías, en Burgos; Burbia, en León; Dueñas, en Palencia, Miranda del Castañar, en Salamanca; Pedraza, en Segovia; Montenegro de Cameros, en Soria; Urueña, en Valladolid y Villardeciervos, en Zamora.

Después de la introducción literaria, en la que no faltan alusiones a las reflexiones de Machado, Unamuno, Azorín o Delibes se ha incluido también una muy detallada descripción de cada uno de los pueblos y del recorrido que puede hacerse para llegar a visitarlos. La encargada de descubrir al lector, datos geográficos pero también la magia de las villas elegidas, es María Unceta.

En el capítulo correspondiente a Villardeciervos la autora sitúa al lector en el entorno haciendo referencia a la sierra de la Culebra que «se caracteriza por su espesor, silencio y soledad, y por su manto vegetal: las especies de pino resinero o negral y de pino silvestre o albar dan un colorido uniforme y oscuro al territorio que envuelve Villardeciervos por el sur, dominio predilecto de lobos y ciervos».

Centrándose específicamente en el pueblo María Unceta lo describe con «casas de piedra de sillería, largos corredores de madera bien trabajada, balcones que se sustentan en potentes ménsulas, barandales de forja y de madera». Además, recomienda al lector que al visitar Villardeciervos repare en detalles como «los portones de madera de roble con herrajes bien trabajados, balcones en voladizo de doble altura que se apoyan unos sobre otros, sólidos tejados de teja árabe a diferencia de los de pizarra característicos de los pueblos del entorno, o las calles de trazado serpenteante».

De otro lado, en «Nueve Castillos y Fortalezas» es el periodista y escritor, Ernesto Escapa el responsable de introducir al lector en el fascinante mundo de estas construcciones y el entorno que las rodea. Su relato «El valle de los tres castillos» es el aperitivo perfecto para dar paso a un exhaustivo recorrido por los castillos de El Barco de Ávila, Medina de Pomar, Grajal de Campos, Ampudia, Ledesma, Coca, Yanguas, Fuensaldaña y Puebla de Sanabria. Nuevamente la tarea de llevar al lector a conocer los detalles de cada una de esas magníficas fortalezas corre por cuenta de María Unceta.

El apartado dedicado a Puebla de Sanabria habla de una «obra soberbia». Unceta no sólo brinda datos de interés histórico sino que con sus precisas descripciones, llenas de detalles, transporta literalmente al lector hasta la villa de Puebla de Sanabria para luego llevarlo a conocer su castillo. «En lo más alto de una población que se acurruca escalonadamente bajo su protección, el castillo se distingue claramente por sus volúmenes rotundos y por el tono de la piedra, tan señorial y contrastada con el color blanco de las casas y la pizarra gris de los tejados», dice.

Pero además, en el texto de María Unceta también hay lugar para el entorno paisajístico y natural que rodean a Puebla y su castillo. Es así que la autora no deja de mencionar el Parque Natural del lago de Sanabria y también invita a conocer localidades como San Martín de Castañeda, Ribadelago y Cervantes. Enormes ejemplares de castaños dan sombra con sus ramas a la carretera que entre curvas se asoma al hermoso lago de Sanabria y, bordeándolo, va a subir hasta San Martín de Castañeda. El pueblo, de casas blancas y tejados grises, se escalona junto a la carretera y domina el paisaje desde su balconada. El lago aparece en la parte baja como una gran mancha claroscura y brillante, misteriosa, bordeada de bosques de colores violentos», se puede leer en uno de las páginas dedicadas a Puebla de Sanabria.

Cabe destacar que en cada uno de los libros se incluye también una completa guía con datos de interés como dónde dormir o en qué lugares comer no sólo en cada uno de los lugares mencionados en los textos sino también en sus alrededores.

Estos son sólo los dos primeros libros de una colección de nueve por lo que aún quedan por descubrir nueve iglesias visigodas y mozárabes, nueve museos o nueve yacimientos arqueológicos con los que la Fundación Villlalar quiere dejar en claro que Castilla y León es un gran territorio por descubrir.