Convencido de las doctrinas marxistas, anarquistas y libertarias, Rafael Fenoy trasporta a la educación los postulados de los que se nutre como miembro del sindicato CGT. Las desigualdades entre las personas y la defensa de las libertades, los valores y la capacidad de decidir, forman parte los desvelos de este docente de vocación que tomó parte como ponente de las Jornadas de Pedagogía Libertaria celebradas en la Escuela Universitaria de Magisterio.

-¿Qué encontró en la ideología marxista que le ha enganchado hasta hoy?

-Tiene un mensaje sencillo, claro y contundente, y yo siempre he seguido esta filosofía de respeto a las personas, a la libertad de los demás. El deseo absoluto de libertad es el uno de sus principales atractivos y se desechan en organizaciones donde la jefatura impide que se desarrolle la libre manifestación de los valores.

-¿Cree que sus postulados están calando en la sociedad?

-Confío en vivir el futuro mucho mejor, pero vivirlo ahora en pequeñas dosis dentro de esta organización es muy positivo. En otros sitios no se da la oportunidad de nutrirse de ellos de una manera plena, la jerarquía, impide participar de manera directa de las decisiones que se toman, que normalmente son ajenas a la mayoría de los miembros.

-¿Esa libertad como se traslada a la escuela?

-La libertad es un principio de los seres humanos que ofrece enormes beneficios de poder elegir y asumir un sistema educativo que enseña a las personas a decidir por sí mismas, y eso no está funcionando. Desde los tiempos de la Revolución Francesa se pretende domesticar al ciudadano desde la escuela, lo mismo que ocurrió con el comunismo o las dictaduras. Se derrochan recursos para que las personas no sean ellas mismas.

-¿Qué plantean las pedagogías libertarias?

-Es el interés por recuperar una tradición rica, en la que lo primero educar a la personas. Hoy en día hay muchos maestros que son libertarios y no lo saben. Que los niños vengan a los centros es una ventaja que nos permite que podamos colaborar para que la personas esté completa, también en valores y sentimientos. El buen currículum en lengua, idiomas, o tecnologías es importante, pero no podemos permitir que para que los alumnos aprendan esos conceptos tengan que restar en otros cualidades, y eso acabe siendo el causante de una culpa por ineficiencia, falta de autoestima? el daño no compensa por los conocimientos adquiridos.

-¿Qué males aquejan en la actualidad a la educación?

-Sobre todo las políticas privatizadoras. Se necesita una organización autónoma que vele por el común, la educación es un servicio público, como la sanidad y los ciudadanos están viendo como poco a poco se confían a empresas privadas las actividades extraescolares, los comedores o los talleres. Además de eso hay toda una corriente de privatizaciones de servicios como la seguridad, una externalización que no es positiva, lo público funcionaba y funciona bien, y ahora lo hemos dejado de lado.

-El anarquismo entonces está a favor de las empresas públicas.

-El anorcosindicalismo nunca ha sido cómplice de las privatizaciones. Desde nuestra posición destacamos que el estado, en manos del poder político, ha conseguido introducir en la mente de los ciudadanos que lo privado funciona mejor que lo público. Pero, ¿cuántas empresas privadas han quebrado en los últimos seis meses? En la pública además de que se gestiona bien tiene un plus, que no absorbe el beneficio. Las privatizaciones son perniciosas porque externalizan la responsabilidad de los políticos, además trasferir fondos públicos al bolsillo de personas privadas, y eso se hace de forma legal, aunque no es éticamente moral. Así hay muchos sectores privatizados, por ejemplo, en la universidad, como los servicios informáticos y nos venden una mejor prestación que no es cierta.

-Mejor escuela pública. ¿Por qué?

-El arma más potente de la escuela pública es ser ella misma. He visitado como inspector de educación innumerables centros durante 20 años y he comprobado que la mejor oferta educativa esta sin duda en la escuela pública. En cuanto a la estructura, muy pocos de los padres saben el itinerario final que su hijo seguirá en ese centro al que lo ha mandado. En este aspecto los centros públicos adolecen de defectos graves, como es pasar de un colegio a un instituto, la enseñanza concertada garantiza un tránsito sin sobresaltos y algunos institutos públicos no tienen todos los bachilleratos o ciclos formativos? Se han hecho las cosas lo mejor que se ha podido, pero los políticos no siempre toman las mejores decisiones, sino las que menos problemas le causan.

-¿Qué hace mejor a una escuela pública que una privada o concertada?

-La diferencia entre un colegio público y uno concertado no es la calidad de la enseñanza, sino el tipo de alumnado que escolariza. Los padres y madres eligen colegio basándose en ese criterio, por eso habría que reordenar los alumnos con graves dificultades y repartirlos por todos los centros, así no habría diferencia entre unos y otros. Las familias son muy claras cuando se trata de la educación de sus hijos y dicen sin tapujos que no quieren que sus hijos vayan a los mismos colegios que los de tal etnia o religión. Quieren que se mezclen con gente de la misma clase social y los mismos recursos y que en el futuro tengan amigos y amigas de su misma posición que le echen una mano. Segregar forma parte del acerbo cultural.

-¿Los docentes tienen capacidad de decidir?

-Los profesores tienen muchos condicionantes. Libertad individual sí tienen, pero no se libran de la presión social. Somos unos de los pocos funcionarios que atiende directamente a las personas. Los gobiernos Estatal y los Autonómicos, han renunciado a hacer política educativa y les piden cuentas a los directores para la consecución de sus propios objetivos. La administración educativa ya no se puede autocontrolar y ya no funcionan las evaluaciones internas. Ahora para cambiar algo hay que esperar hasta tres años, cuando ya es muy difícil de recuperar. Estamos en una encrucijada muy delicada y desde CGT estamos haciendo un llamamiento a la huelga para que los sindicatos se pongan las pilas porque tienen una gran responsabilidad. Cuando las personas te miran a los ojos son capaces de compartir las enseñanzas. La libertad se aprende viviéndola y hay que dejar que el pueblo sea libre y se equivoque libremente, pero los docentes son menos libres de lo que la ciudadanía piensa.

-¿El traído y llevado pacto por la Educación ha ayudado en algo?

-Partimos de la base de que ese pacto no se va a firmar. Además con él hemos dado un paso atrás, tiene a los profesores como guardianes y les hace dedicar más horas al trabajo.Luego se les invita a trabajar hasta los 67 años. Desde luego hay elementos más que suficientes para que nos pongamos las pilas. Desde mi punto de vista el pacto no es un modelo educativo, sino 17 y una maraña de condiciones que ahora mismo no es homologable. Es una visión fraccionada del propio sistema.

Algeciras (1953)

Rafael Fenoy suma más de 35 años en la docencia y ha formado parte de los tres cuerpos de la sección pública docente, maestros, secundaria, y la inspección de educación, donde lleva más de 20 años ejerciendo su labor. En 1974 entró como militante en el sindicato CGT, después de conocer en el Cádiz de los años 70 las primeras corrientes anarquistas en los círculos universitarios en los que comenzó sus contactos marxistas, una ideología que para él tiene un mensaje «sencillo, claro , contundente, de respeto a las personas y en defensa de la libertad de los demás». Comenzó sus estudios de Magisterio en la Universidad de Cádiz en 1973 y su profesión ha dedicado su vida entera entre clases, inspección, CGT, charlas y cursos.