Todo quedó en una «falsa alarma». La llamada al 091 resultó ser tan poco «veraz» como la subdelegada del Gobierno, Pilar de la Higuera, apuntó inicialmente; e inofensivo el contenido de la bolsa de plástico abandonada a las 12.40 horas, en la calle de Santa Clara, de la que colgaba el cartel «ETA»: «Había telas, ropa, una pelota» y hojas de laurel.

Ahora la Policía Nacional, que «tiene localizado el lugar desde el que se realizó la llamada», proseguirá la investigación iniciada ayer de inmediato, a fin de determinar quién o quiénes provocaron la situación de emergencia vivida ayer en la capital. La subdelegada rehusó confirmar si existen imágenes que puedan delatar a los autores de este delito, si bien es probable que las cámaras de seguridad de la oficina financiera e incluso del comercio que está al lado hayan podido filmar la escena.

De la Higuera insistió en que se trata de «un delito muy grave que altera la convivencia pacífica y desarrollo de la vida de la ciudad y pone en alerta a los ciudadanos». Una infracción que podría tener su encaje en los delitos de terrorismo, en artículo 577 del Código Penal que recoge textualmente las palabras de la subdelegada y conllevaría una condena de prisión para su autor.

El peligro se descartó hacia las 14.30 horas de la tarde, una vez que el equipo de especialistas de la Policía Nacional, el Tedax de Valladolid, inspeccionó el «paquete», situado al pie del cajero automático situado en el exterior de la entidad financiera. En la operación también participó el servicio especial de búsqueda y localización de explosivos de la Guardia Civil, tras informar de lo ocurrido al Ministerio de Interior y a la Delegación del Gobierno en Valladolid.

La subdelegada, que presidía a la hora en que se desató la alarma la Comisión de Asistencia, dio por restablecida la normalidad a las 14.30, una vez comprobado que no existía ningún riesgo para la población. De la Higuera se aproximó a los medios de comunicación para «pedir disculpas a los ciudadanos» por las molestias causadas y explicar que «creíamos que debíamos tomar estas medidas de seguridad y que había que actuar con rapidez» para evitar posibles daños, ante la duda de que en la bolsa de plástico pudiera haber algún «artefacto», como anunció la persona que efectuó la llamada al 091.

La responsable del Gobierno central en la provincia se congratulaba de la buena coordinación de todas las Fuerzas de Seguridad, «todo ha respondido adecuadamente», indicaba en su primera comparecencia, a las 13.30 horas. A esa hora De la Higuera mostraba dudas sobre la posibilidad de que la banda terrorista hubiera abandonado en plena Santa Clara un explosivo cuando se refirió a la comunicación telefónica anónima como «una llamada poco veraz».

Desde la Subdelegación del Gobierno, los funcionarios observaban el episodio con «expectación y un poco con miedo porque, aunque se suponía que no había nada en la bolsa», declaraba un empleado público, la duda no se despejó hasta que llegaron los expertos. La sensación entre los trabajadores era de «incertidumbre y preocupación». Con mayor tensión vivieron la sucesión de hechos los propietarios de los puestos de «palmas» y artículos típicos de Semana Santa situados en la plaza de la Constitución. Se quedaron perplejos cuando vieron entrar coches de la Nacional por la calle peatonal y a los pocos minutos tuvieron que abandonar todo, «nos asustamos, pero era necesario. Gracias a Dios que no ha sido nada».