La Vía de la Plata tiene una interesante y larga historia de instituciones encargadas de dar asistencia a los pobres y los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela. La «Historia Hospitalaria de la Vía de la Plata» acaba de ver la luz en una extensa publicación promovida por el Rotary Club de Puerta de Hierro (Madrid), dirigida por José Luis Perona Arranz en la que han participado el bibliotecario José Crespo González, miembro del Club Rotario de Zamora y el historiador Juan Carlos de la Mata Guerra, encargados de la parte dedicada a la provincia que ha contado, a lo largo de su historia, con 75 hospitales situados en 14 localidades. Destacan Zamora, con 43, desde la alberguería de Eiras fundada en 1175 hasta el Hospital Recoletas de 2007; y Benavente, desde el Hospital de San Juan Bautista de 1311 a la Clínica del Doctor Rozada de 1958, pero los hubo también en muchas otras localidades por las que pasaba la Vía de la Plata.

Zamora capital dispuso de diversas alberguerías cuya función era similar a la de las instituciones dedicadas a acoger a pobres y transeúntes, y que más adelante serían conocidas, casi en exclusiva, como hospitales. La primera que se conoce es la Alberguería de Eiras, concedida en 1175 a los cofrades de Santa María por manda testamentaria de don Rollán, la de San Frontis, fundada por Aldovino de Perigod en el siglo XII, la alberguería de los Canónigos fundada en el XIII y dotada por el obispo Martín II con varios bienes para el sustento de los pobres, la alberguería u hospital de San Bernabé, fundada en el siglo XIV y regentada por las monjas del mismo nombre, la alberguería de los Ovejeros, existente en 1337 y posiblemente contemporánea de las anteriores o la de Santa Catalina, ubicada junto a Santo Tomé y gestionada por la cofradía del mismo título.

Se supone que su vida activa no debió ser larga, desapareciendo al fundarse en Zamora otras instituciones asistenciales de mayor capacidad o transformándose, como podría ser el caso de la alberguería de los Ovejeros y el Hospital Nuestra Señora del Caño.

El primer hospital de Zamora conocido como tal es el de San Julián del Mercado o de los Pelliteros, que aparece mencionado en 1337.

En 1222 el rey Alfonso IX recibe bajo su proyección la iglesia del Santo Espíritu, con un hospital junto a ella. Este debió ser una pequeña institución dedicada a acoger pasajeros, al coincidir su creación con momentos de intensa peregrinación jacobea.

Los autores del estudio, que se basan en investigaciones anteriores de José Andrés Casquero o José Carlos de Lera entre otros, mencionan que en el populoso barrio de San Lázaro tenía junto a su iglesia un hospital para peregrinos pobres de patronato real, administrado por una cofradía y después por un mampostor. Se trataba del hospital de San Lázaro, para los leprosos.

En 1479 el papa Sixto IV accede mediante bula a la petición del fundador Francisco Valdés, vecino y regidor de Zamora, de fundar un monasterio y un hospital de la Orden Jerónima. De larga vida fue el hospital de Nuestra Señora del Caño, en la zona que hoy conserva este nombre. Nació bajo un patronato particular de la cofradía de Nuestra Señora del Caño de Ovejeros, que ya existía en 1483. En este hospital se recogía a los pobres, se les procuraba un lecho de paja para dormir, lumbre para calentarse, vestido y llegado el caso asistencia mortuoria, costeando su entierro.

De vida más corta fue el hospital de Santa María de los Mozos, fundado por una cofradía, el hospital de San Juan de Acre, creado en el siglo XV (en la iglesia de San Gil), el hospital de la Sarna, que se situaba próximo a la plaza de San Sebastián, donde se encontraba la gran sinagoga judía que se convirtió posteriormente en La Alhóndiga de Santa Ana. El hospital de los Ciento o de San Ildefonso fue fundado por la Cofradía de los Caballeros Cubicularios, a la que se unió otra conocida como los Clérigos del Ciento, que sólo admitía cien hermanos. Acogía a enfermos pobres de ambos sexos y su función era «con mano liberal y piadoso afecto, curar las enfermedades que necesitaban unciones y sudores, pero que fuesen curables».

Más famoso sería el Hospital de Sotelo, fundado en 1530 por disposición del testamento de Alonso de Sotelo, comendador de la Orden Militar de Santiago Espada. En 1768 se creó en él el primer centro de maternidad, con dos salas para partos ocultos, destinadas a asistir a madres solteras que mantenían el total anonimato. Se llegó a permitir el uso de máscaras. En la primera mitad del siglo XIX nacieron 481 niños en estas salas. La Real Casa Hospicio de Zamora comenzó acogiendo a pobres y ancianos y posteriormente incorporó la inclusa, para atender a niños expósitos, que antes se llevaban a Salamanca. La Casa Hospicio se creó en 1536 y la Casa de Expósitos en 1775, en la calle Misericordia, aunque ambas pasarían en 1798 al palacio de los Condes de Alba y Aliste, actual Parador.

Existieron también en Hospital y Seminario de San Pablo, el Hospital de la calle Baños y el Hospital de la Encarnación, fundado por los hermanos Isidro y Pedro Morán Pereira por «la grande necesidad de que se curen los pobres» y que fue base de la asistencia hospitalaria, junto al Hospital de Sotelo.

La historia hospitalaria de la capital se cierra con centros, como el Hospital de Convalecientes o Casa de Convalecencia -situado en la calle San Torcuato-, la Casa de la Misericordia para menesterosos, en la calle Corral Pintado -actual Museo Etnográfico-el Hospital de Huérfanas. De épocas más recientes son el Hospital Antituberculoso «Virgen del Yermo», después Instituto Médico Pedagógico «Rodríguez e Miguel», el Hospital de la Obra Sindical del 18 de julio -actual sede de UGT-, la Residencia Sanitaria «Ramiro Ledesma Ramos», hoy hospital «Virgen de la Concha», y el Hospital Provincial «Rodríguez Chamorro». En la sanidad privada figuran la Clínica del Doctor Dacio, el Sanatorio Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, la Clínica «Los Ángeles», la Clínica Quirúrgica del Doctor Vázquez, el Sanatorio de la Inmaculada Concepción, la Clínica «María Auxiliadora», la del Doctor Martín Sanz «Niño Jesús Centros Asistenciales», la Clínica del Doctor Enríquez, el Sanatorio del Doctor Almendral, la Clínica Santa Cecilia, el Sanatorio «San José», la Clínica del Doctor Angoso, el Centro Médico, la Clínica Santa Teresa y el Hospital Recoletas.

El primer hospital del que se tiene constancia en la Vía de la Plata zamorana fue el situado en el monasterio de Granja de Moreruela, que data de 1168.

De sur a norte, tuvieron lugares donde se atendía a pobres, enfermos y peregrinos Villanueva de Campeán, con la Hospedería El Soto, Corrales del Vino con el Hospital de Nuestra Señora de la Asunción, el Hospital de Viandantes de Casaseca de Campeán, el Hospital de San Bartolomé de El Perdigón, y en Morales del Vino los hospitales de San Tirso -actual Ayuntamiento- y La Asunción y la Hospedería de la ermita del Cristo.

En Roales existió un refugio, en Montamarta y San Cebrián de Castro un hospital, en Riego del Camino, el Hospital de la Santa Cruz, en Santovenia del Esla, el Hospital de San Miguel y en Castrogonzalo la Alberguería de Santa Marina.

Benavente ha tenido siempre una gran relevancia hospitalaria. De hecho, los autores del estudio cuentan 18 hospitales en la ciudad de los condes-duques. Del año 1311 es el Hospital de San Juan Bautista y desde entonces se han ido sucediendo el Hospital de San Antón, de la Misericordia, Nombre de Dios, de los Mártires, Santa Cruz, ermitas y hospital de San Lázaro y San Roque, Hospital de la Piedad, Hospital de San Juan de Letrán o de los Viejos Pobres, Hospital de San José o de Convalecientes, Casa de Apestados Temporal de la Ermita de la Soledad, Policlínica Regional de Urgencias-Hospital Comarcal de Benavente, Sanatorio San Rafael, San Vicente, La Milagrosa, Doctor Rozada y del Rosario.