La Organización del Pórtico de Zamora ha diseñado para la VIII edición una programación que, a primera vista, podemos calificarla de original, sugerente, rompedora y de gran interés tanto para los estudiosos de la música como para el gran público.

El lema elegido para esta edición, «El Espejo de Dios», sorprende y engrandece al Festival, ya que es un paso adelante que complementa la línea seguida desde su inicio dando un sentido cosmológico al Pórtico, colocándolo definitivamente entre los más importantes eventos internacionales dentro de la música antigua.

El hecho de que la programación nos presente una panorámica de música barroca en la que se mezcla lo religioso y lo mitológico, característica de la Antigüedad Clásica donde conviven los dioses y los hombres, es señal inequívoca de que la dirección del Festival no se conforma con los muchos logros conseguidos sino que aspira a abrir el Pórtico a horizontes sin explorar y que va a redundar en su enriquecimiento artístico. Esto es lo que justifica la imaginación del Pórtico 2010.

Destaca en la programación, por encima de todo, el homenaje merecidísimo que hace a la figura zamorana, el inolvidable maestro Juan García de Salazar, figura señera del barroco español, sacando a la luz su obra «Ad Dominica Palmarum». Es digno de resaltar que la Sociedad Estatal de Conmemoraciones estatales y la Fundación Siglo para las Artes de Castilla y León quieran perpetuar su obra publicando un CD con la música inédita del maestro García de Salazar.

Feliz iniciativa del Pórtico de Zamora al mostrar su gratitud al maestro colocándole como centro del Festival en el 300.º Aniversario de su muerte.

La calidad artística de esta VIII edición aparece con solo ojear el programa de la misma en donde, desde las obras seleccionadas hasta los intérpretes, se nos presentan unas jornadas musicales llenas de interés y que provocan una gran expectación.

El programa, con su diseño habitual, siete conciertos en dos fines de semana, responde fielmente al lema elegido, «El Espejo de Dios».

Abre esta edición, el próximo viernes, el grupo belga «Ensamble ausonie» dirigido por F. Hass con las óperas «Zais y Zoroastro» del compositor francés J. PH. Rameau bajo el título «Que los dioses se parezcan a los mortales». Acertada iniciativa para abrir el Pórtico al mundo de la mitología que, sin duda, colocará el listón muy alto en el Festival.

El fuerte de esta edición correrá a cargo de «La Grande Chapelle» y «Schola Antiqua» dirigidas por el profesor Albert Recasens interpretando «Ad dominica palmarum» del maestro García de Salazar, obra que nos trasladará a las celebraciones litúrgicas de la época barroca en la Catedral zamorana.

Cerrará este primer fin de semana el clavecinista Nicolau Figueirido con obras de maestros del Barroco con el sugerente título «Un Bach solar y un Handel planetario».

La segunda parte del Festival nos ofrece tres perlas musicales, cada una en su estilo, que despiertan gran expectación y que, a buen seguro, no dejarán indiferente al público. En medio de ellas está la cita obligada a Morales del Vino para escuchar en su iglesia parroquial al laudista Xavier Díaz-Latorre interpretando «La retórica de los Dioses».

El viernes día 19, el laureado contratenor Max Emanuel Cencic, acompañado por «Ensamble Modern-times 1800» y dirigidos por Ilia Korol interpretarán una serie de cantatas de Leonardo Leo con el título de «Amore y Pasión».

El sábado visitará el estrado de San Cipriano el bajo Joao Fernándes arropado por la sin par «L'arpeggiata» con la dirección de Christina Pluar interpretando fragmentos de ópera italiana del siglo XVII. El título «Dioses, héroes y humanos» es muy sugerente y llamativo, por lo que esperamos cause gran impacto.

Cierra esta VIII edición el «Cuarteto Casals» que nos brindará una versión llena de alta calidad técnica y no exenta de sentimiento de la obra de J. Haydn «Las siete últimas palabras de Cristo en la Cruz».

Quisiera terminar este previo dedicando unas líneas al escenario del evento, la iglesia de San Cipriano, esa coqueta joya románica que aportará a la calidad ya resaltada de las obras y de los intérpretes su gran belleza y su inigualable acústica que potenciará al máximo el éxito del Festival, con lo que Zamora y los zamoranos, representados por su Pórtico, seguirán estando en la vanguardia de la Música Antigua. Este es mi deseo.