El desfile de Carnaval derrochó originalidad, colorido y ritmo. Sus 800 participantes tuvieron que combatir las gélidas temperaturas de la tarde de ayer para mostrar sus creaciones, en las que el tapeo de «Los Lobos» cobró protagonismo. Uno de los establecimientos más conocidos de esta zona fue recreado con minuciosa exactitud en una de las carrozas, en las que no faltaba una cocina en la que se elaboraron pinchos morunos en tiempo real. Para completar la escena, varios integrantes del grupo, de la Asociación «Colados», encarnaron a los personajes más emblemáticos ligados a las barras de bar para recrear las costumbres nacionales más auténticas.

El reino de Cámelot también estuvo presente en el recorrido en una cuidada carroza en la que no faltaron damas y caballeros de la corte. Otros de los grupos participantes optaron por traer hasta Zamora el lejano país de Egipto, mientras que en otro vehículo sus ocupantes invitaban a los zamoranos a bailar al frenético ritmo de bailes latinos.

Los molinos de don Quijote también tuvieron un hueco en el desfile de Carnaval de la mano de la Asociación de San Frontis, quienes se metieron en la piel de los personajes más emblemáticos de los pasajes del libro de Cervantes.

Tampoco faltaron los guiños políticos, con una parodia del presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, sentado junto a su mujer en un vehículo en el que también viajaban el responsable del Ejecutivo de Estados Unidos, Barak Obama, y su esposa.

Otro de los montajes que creó más expectación fue el de un volcán escoltado por diablos y diablesas recién salidos de entre las llamas. El fuego fue precisamente el tema elegido por otro grupo, ataviado con disfraces que simulaban llamaradas. Los hippies «avespados» fueron otro de los grupos más simpáticos, protagonizado por niños y niñas con indumentaria de los años 60 y acompañados por la típica furgoneta multicolor.

La aldea de Astérix fue otro de los motivos representados a lo largo del desfile, en el que también hubo disfraces al puro estilo del Carnaval veneciano. Varios participantes representaron juegos de mesa como el ajedrez mientras que otros se convirtieron en bolos. Mientras, un grupo realizó un homenaje a Correos transformándose en cartas con su correspondiente buzón.

El desfile también contó con disfraces más tradicionales como animales, payasos, chinas, personajes de Disney o monjas que completaron el colorido recorrido.