Una de las tradiciones más enraizadas en el pueblo chino tuvo ayer cabida en Zamora de la mano de un grupo de padres que han adoptado niños del país asiático y que celebraron la llegada del Nuevo Año Chino, el año del Tigre.

«Nos comprometimos ante el Gobierno de China a inculcarles las costumbres de su país de origen y el Año Nuevo es una de las fiestas más importante de su Cultura», apunta José Luis Hernández quien hace varios años adoptó una niña, a la par que María Jesús Terceiro, madre de dos niñas de seis y tres años, indica que surge «un gran vínculo con el país de origen de tus hijos, te interesas por todo. Desde su Cultura, su Historia y por las noticias que hablan de la nación».

Mientras que las familias van llegando a un céntrico restaurante de comida china, los camareros comienzan a situar distintos entrantes «típicos de esta fiesta», dice Lui Tun Ye. Bolas de tofu, frutos secos con galletas chinas o tarta de Año Nuevo conforman el menú de la treintena de comensales. «Es lo mismo que hemos comido nosotros», concreta Lui Tun Ye que lleva tres años en España y que precisa que «en mi país este día es muy importante, la gente viaja de un lado a otro del país para reunirse con la familia».

Entre las tradiciones asociadas al Nuevo Año destacan la felicitación y el acondicionamiento de las viviendas. «Se limpian y se tira todo aquello que no vale», describe Rafael Molina, representante de la asociación Andeni en Zamora. Alicia Ye, de diez años, explica que «también estrenamos ropa». Y precisamente nuevas vestimentas de color rojo lucieron ayer algunos de los progenitores y casi todos los pequeños. «El rojo y dorado son los colores que llevan en los grandes acontecimientos», describe Ana Scandella que ejemplifica: «cuando presentan un niño a la familia lo viste completamente de rojo». De esta tonalidad iba ataviada Loreto Molina que comentó: «celebramos el Año Nuevo Chino y este año toca el Tigre». La pequeña luce una nueva pulsera de oro que le han traído sus ancestros, dado que otra costumbre china en esta fecha pasa por «obsequiar con una propina a los niños de la casa».

«Es una forma de mantener el contacto entre nosotros», manifiesta Yolanda Crespo que se mostraba muy ilusionada porque, en cuestión de días, va a buscar a su hijo a China «tras cuatro años de espera». Su marido Juan José Anta, menciona que ya tienen dos hijas naturales de 21 y 24 años, pero «es una necesidad que teníamos para completar realmente la familia». Este hogar acogerá a un varón, que llevará el nombre de Daniel y que llega a través de pasaje verde, una modalidad que permite la adopción de niños en China con necesidades especiales. «Mucha gente está apostando por esta alternativa, debido al tiempo que hay que esperar», concreta Rafael Molina, quien apostilla que la familia «tiene que estar preparada».

«La tramitación está muy siendo excesivamente lenta», asevera María Jesús Quintas, madre adoptante. Tras el endurecimiento de los requisitos para que los extranjeros puedan ser padres de niños chinos hace varios años, «el Gobierno ha potenciado la adopción nacional», comenta Molina. El portavoz de la asociación Andeni en Zamora sostiene que «en estos momentos los centros de adopción están asignado los expedientes que llegaron a ellos en abril del año 2006» y «únicamente entregan niños dos días al mes».