Pizarras Riofrío apuesta por un plan de viabilidad económica para reflotar la actividad de la compañía en los próximos cinco años. Este es el plazo fijado en la propuesta presentada ayer por la empresa en los juzgados leoneses, donde se instruye el concurso de acreedores al que está sometida la pizarrera desde septiembre de 2008. Una cita judicial que ha sido declarada desierta ante la falta del «quórum» de acreedores requerido, según han apuntado fuentes cercanas.

A la espera de la decisión del juez y de que el plan de viabilidad presentado por la empresa reciba el visto bueno de los acreedores, la empresa mantiene su actividad en las instalaciones ubicadas en Riofrío de Aliste. De hecho, 60 de los 120 empleados que formaban la plantilla inicial siguen ocupando sus puestos de trabajo y cobrando sus nóminas a fin de mes. Hasta el momento no han recibido ningún comunicado oficial sobre su futuro laboral, aunque su temor es que finalmente el concurso de acreedores concluya con una liquidación de la empresa.

Pizarras Riofrío recurrió al concurso de acreedores tras afrontar una situación de insolvencia provocada por el desplome del sector de la construcción y del contexto general de crisis económica. Sin embargo, los responsables de la compañía, con domicilio social ubicado en Ponferrada, siempre han mostrado su intención de mantener la explotación de las instalaciones alistanas.

Pizarras Riofrío es una de las tres sociedades que conforman un grupo empresarial del que forman parte otras dos firmas asentadas en la provincia leonesas, denominadas Rocaber S.A.U y Pizarras Los Templarios. La deuda global acumulada por todas ellas asciende a cerca de 47 millones de euros.