Sólo cinco de las quince cofradías y dos secciones de Pasión han adaptado su normativa al Estatuto Marco, una vez concluido la pasada primavera el plazo de tres años para ajustar las ordenanzas al texto marcado por el Obispado de Zamora. Las hermandades ya en orden son La Borriquita, Luz y Vida, Santo Entierro, Resurrección y Siete Palabras.

La Real Cofradía de Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén fue la primera en hacer los deberes porque se adecuó hace ya tres años, mientras que las cuatro restantes enviaron «sus textos en pasado año» para ser refrendados por la Diócesis, ha confirmado el delegado Episcopal para las Cofradías y Hermandades, Miguel Ángel Hernández .

En caso de Luz y Vida, la Penitencial mixta, tuvo que cambiar «pequeños matices gramaticales y la edad de voto que habíamos fijado en 16 y el Marco establece en 18», señala el presidente de la Hermandad, Jesús de la Concepción.

Tras haber votado que hombres y mujeres católicos pudieran pertenecer al Santo Entierro, la cofradía debió modificar «la edad de sufragio», atestigua su presidente Luis Boizas. Lo mismo le sucedió a Resurrección. Desde el Obispado «nos hicieron una serie de recomendaciones que fue la mayoría de edad para votar y que para que una asamblea fuera válida debía de asistir un 2,5% de los hermanos», reconoce Francisco González Poza. «Tuvimos que variar unos meros detalles de redacción», asevera el abad de las Siete Palabras, Javier Mendiri, que alude a que en la elaboración del texto «seguimos al pie de la letra el Estatuto Marco».

Con respecto a las cinco cofradías que han remitido los estatutos y que todavía carecen de una aprobación en firme, el responsable diocesano de las Cofradías aseguró que «los textos están siendo objeto de trabajo» y «se está produciendo un intenso diálogo con cada una de ellas». Reconoció que «en algunos casos se ha demorado la tramitación por parte del Obispado» para renglón seguido señalar: «el objetivo deseable es que todos estén aprobados a lo largo de este año».

A puertas de conseguir el beneplácito del Obispado se hallan Las Capas y Nuestra Madre. A la Hermandad del Cristo del Amparo, con un articulado del 2002 y tras haber permitido la entrada en su lista de espera de las mujeres, una vez exhortada por el Obispado a que pudieran acceder a ella tanto varones como féminas, les falta «únicamente la confirmación final por parte del Obispado», comentó su presidente, Antonio Martín Alén.

Pendiente de someter a la decisión de la asamblea «unos cambios referidos al voto y de remitir de nuevo el texto al Obispado» se encuentra la Cofradía de Nuestra Madre de las Angustias, indica su presidenta, Josefina Yugueros.

Con los estatutos en manos de la Diócesis pero no dados el visto bueno por parte de la autoridad eclesial se hallan Espíritu Santo, Buena Muerte y Silencio. El abad de la primera, Carlos Riego, señala que «tenemos que hacer una serie de modificaciones que tienen que ir a asamblea». No entra en detalles ni descarta la posibilidad de tener que convocar otra asamblea, como hará el domingo Jesús Nazareno. «Todo depende de la decisión de los hermanos», dice.

El presidente del Silencio, Rufo Martínez, informó ayer a los cofrades de la reunión que seis representantes de la Hermandad mantuvieron con responsables diocesanos en la que «nos dijeron que verían con buenos ojos que integrásemos a las mujeres» y prosiguió: «les expusimos que habíamos votado democráticamente». Aclaró que «se trató de un diálogo desde el respeto», que «hicieron recomendaciones sobre la mayoría de edad y cuestiones menores» y precisó que «mantendremos más encuentros». El abad de La Buena Muerte, Félix Gómez, concretó que «hemos tenido una primera toma de contacto con el Obispado. Durante tres horas hablamos sobre la redacción del estatuto» y argumentó que la pertenencia sólo de hombres «la seguimos defendiendo porque es algo histórico en la Buena Muerte».

Todavía atentos a una contestación por parte del Obispado se encuentran tanto Yacente como la Vera Cruz, que ratificó en diciembre su carácter ex clusivamente masculino.

En cuanto a la sección de Damas de la Esperanza, en plena conversión en cofradía, su presidenta, María José Herrero, apunta que «ya hay un borrador pendiente de ser presentado a la asamblea», mientras que Vía Crucis, vive «una situación de alegalidad», puesto que «parte del estatuto está reformado», precisaron fuentes de la Cofradía que adelantaron que «tendremos que hacer un proyecto de adaptación, pero todavía aguardamos a que se pronuncie la Diócesis sobre la primera reforma de hace cinco años».

Respecto a la Hermandad de Jesús en su Tercera Caída, cuenta con «una prórroga del Obispado y tras la Semana Santa comenzaremos a trabajar», subraya su presidente José Fernández Nieto

En cuanto a la posibilidad de una unificación total en una cofradía de Jesús Nazareno y la sección de Damas de la Soledad, la igualdad entre cofrades y damas para votar y para ser elegibles que deberán ratificar los hermanos de Congregación el domingo, el presidente de Jesús de Luz y Vida, Jesús de la Concepción, lamenta que «se planteen la desaparición de La Soledad como sección con el arraigo que tiene entre las mujeres» y recuerda que «también las damas tendrán que dar su punto de vista». Josefina Yugueros, responsable de Nuestra Madre, reflexiona sobre «el perfecto funcionamiento de la Sección que ahora aspiraba a ser independiente».

El abad de Espíritu Santo y cofrade de La Mañana, Carlos Riego, declina pronunciarse por su doble implicación, lo mismo que le sucede a Javier Mendiri (Las Siete Palabras), Luis Boizas, (Santo Entierro), y a Francisco González, (Resurrección), que ahonda en que «si se aprueba algo en contra del Obispado lo va a devolver a la Cofradía porque se trata de la máxima autoridad eclesial».

En la red la noticia publicada por este medio anteayer no ha pasado desapercibida con más de una veintena de comentarios entre los que primaban el desacuerdo con la propuesta del estatuto de Jesús Nazareno. Así algunos demandaban que las mujeres de La Soledad tuvieran voz a la hora de determinar el futuro, incluso un persona aludía a la Esperanza, que dependía del Vía Cruz y cuyas directivas dialogaron para conseguir que las damas fuesen una cofradía. «¿No se podía haber hecho igual que en la Esperanza? Pues claro que no, porque no hay voluntad».

Otros mensajes hablaban de la necesidad de cambio. «Estamos en el año 2010 y hay que evolucionar. Tras más de 40 años en La Congregación esta es mi propuesta. Mujeres y hombres deben poder desfilar sin distinciones el Viernes Santo por la mañana. Mujeres y hombres deben poder desfilar el Sábado Santo por la tarde-noche sin distinciones. Lo que quieren plantear habría estado bien en los años 50, pero estamos en el 2010» a lo que se contrapone: «¡Qué afán de igualdad!, pero si lo bonito es la diferencia, pero no solo en la Semana Santa, sino en todo».