La familia Hernández Quintas, que en 2007 consumó la adopción de una niña de la República Popular China, es una de las que han comenzado a moverse para poder acoger a alguno de los niños se han quedado solos tras el devastador seísmo de Haití. «Después de ver cómo está aquello, si podemos ayudar en algo, lo haremos», expresa José Luis Hernández, el padre de familia.

Aunque son conscientes de las dificultades actuales para llevar la operación a buen puerto, lo primero que han hecho es seguir el consejo de un amigo, que también se ha puesto manos a la obra. «Hemos mandado un correo electrónico a la embajada española en Haití, aunque eso fue hace una semana y hasta la fecha, no hemos tenido respuesta alguna», detalla José Luis Hernández, quien reconoce que «este medio, tal y como está la situación allí, tampoco es muy fiable». Ahora, el siguiente paso será dirigirse a la Junta de Castilla y León para obtener más información e iniciar la tramitación de manera oficial. «Cuando tienes hijos, te planteas este tipo de situaciones. Ahora mismo, nos gustaría acoger a algún niño y, si podemos, adoptarlo, pero no sabemos muy bien cuál es el camino», explica Hernández.

En todo caso, las adopciones de niños extranjeros son frecuentes en Zamora y, según de qué países, muy numerosas. Ocurrió por ejemplo con los niños de China a raíz de la proyección en Televisión Española del célebre documental «La habitación de la muerte» en 1995.

Uno de los integrantes de la asociación Andeni, Rafael Molina, cifra en unas 45 las familias que en la provincia que han completado ya la adopción de pequeños procedentes del país asiático. Actualmente, otras treinta procesos están en tramitación, «pero desde que el Gobierno chino cambió las condiciones, es muy difícil». En su caso, formalizó la acogida definitiva de dos niñas en 2004 y 2008. «Aunque el proceso es largo, cuando ya forman parte de tu hogar, se te olvida todas las dificultades por las que has tenido que pasar», se sincera Molina.