Un ciervo de unos ciento diez kilos de peso mantuvo en vilo a la ciudad el mediodía de ayer al correr desorientado por diferentes calles hasta que finalmente fue controlado a la altura de la entrada al bosque de Valorio en la avenida Obispo Nieto.

En su desesperada carrera el animal se cruzó con coches y personas aunque no ocasionó daños personales ni materiales. Al parecer el animal podría haberse asustado por los disparos ocasionados por los cazadores que por esta época organizan monterías y en su desesperada huida habría perdido el rumbo internándose en la ciudad.

Según los datos proporcionados por los vecinos que le siguieron la pista, el ciervo, de aproximadamente unos tres años de edad, accedió a la zona urbana de la capital por la carretera de la Hiniesta, se adentró en el barrio de San José Obrero y llegó hasta la zona del campo de fútbol del bosque de Valorio donde un grupo de personas, que se preparaban para jugar un partido, vieron cómo el animal después de detenerse unos instantes partía nuevamente a la carrera, esta vez dirigiéndose hacia las viviendas ubicadas en la zona del alto de Valorio, en el barrio de San Lázaro. Precisamente a esa altura el animal se cruzó en el camino de Olga Prada del Río que en ese momento daba un paseo con su hija de nueve meses. «Estaba caminando por la calle de Santa Águeda en dirección a la avenida Obispo Nieto cuando en la Plaza de Mayo me encontré frente a frente con el animal y me asusté muchísimo porque venía corriendo hacia nosotros. Inmediatamente me aparté hacia un lado y tuve que parar a algunos coches para alertarles sobre la presencia del animal», cuenta y agrega: «El susto fue mayor cuando el animal dio la vuelta y volvió a correr espantado hacia nosotros. Cogí a mi hija en brazos, dejé el carro en medio de la pista, y corrí a buscar refugio porque me daba mucho miedo que pudiera pasarle algo a la niña. Fueron momentos de mucho nerviosismo y realmente no sabía como actuar porque lo último que esperas encontrarte es a un ciervo deambulando por las calles».

Tras dejar atrás la Plaza de Mayo el animal continuó su huida por la calle de Santa Águeda hasta la avenida Obispo Nieto. Al llegar a la altura del gimnasio del colegio Obispo Nieto, que fuera antiguamente el cuartel de bomberos, saltó un terraplén y quedó tendido en la calzada, entre el bordillo de la acera y un vehículo.

«Me asusté muchísimo porque venía corriendo hacia nosotros, me aparté y tuve que parar algunos coches», relata una testigo

Hasta el lugar llegaron de inmediato agentes de la Guardia Civil y de la Policía Municipal que, tras ser alertados por los vecinos, venían siguiéndole la pista al ciervo. Para colaborar con el rescate también se hicieron presentes los bomberos y técnicos de Medio Ambiente. «Después de saltar el animal sufrió daños en una de las patas delanteras y en la cornamenta. Para poder recogerlo un trabajador municipal sedó al ciervo con un dardo tranquilizante y fue entonces cuando pudo ser trasladado hacia el Centro de Recuperación de Animales Silvestres de Villaralbo que es gestionado por la Junta de Castilla y León», señaló el concejal de Protección Ciudadana, Francisco Javier González.

El hecho causó gran expectación entre los vecinos y viandantes que se congregaron en el lugar y que comentaban lo extraño del suceso.