Los vecinos seguían con suma atención y todo tipo de comentarios los acontecimientos, especialmente las personas que habían sido desalojadas de las viviendas próximas al punto donde permanecía aparcada la furgoneta motivo de exploración.

Una de las desalojadas, Manuela Iglesias, expresó que fue avisada por unos vecinos «mandados por la Guardia Civil», y que ella a su vez avisó a otros vecinos, todos ellos residentes en la zona céntrica de Bermillo. «No me dieron explicaciones, sólo que teníamos que irnos deprisa». En esa tensa espera pasaban ayer noche las horas a al espera de recibir un nuevo aviso de la Guardia Civil.

Algunos de las personas desalojadas de sus casas decidieron reunirse en la vivienda de un familiar o conocido en tanto que otros optaron por recluirse en el Bar Paco, donde ayer noche se respiraba un ambiente de animación.

Por su parte, los efectivos de la Guardia Civil mantenían un riguroso control sobre todo el movimiento, tanto de personal como de vehículos, primero desde los puntos de entrada a la villa de Bermillo, y en segundo escalones, desde donde canalizaban el tránsito para desviarlo de la zona central del pueblo. Los desalojados vivían la espera aún con el «nerviosismo» dentro de sus cuerpos. El gran despliegue de la Guardia Civil desató la curiosidad del vecindario que rápidamente fue hilando los sucesos de forma que a medida que pasaban los minutos iban informándose de la detención de alguno de los posibles implicados en Bemposta (Portugal). Fuentes vecinales señalaron que el autor o los autores habían robado un vehículo de la Guardia Civil pistola en mano y que fueron seguidos con celeridad debido a la dotación de los propios vehículos que permitían seguir su rastro. El cerco se mantenía en toda línea a la espera de que los especialistas procedentes de Valladolid desvelaran lo existente en el interior del vehículo.