Talento y ganas de trabajar se juntan en este grupo de hip-hop zamorano, que lleva desde 2005 mejorando sus ritmos y ampliando sus horizontes de trabajo.

Como únicos representantes del particular estilo de hip-hop melódico, los seis jóvenes componentes de esta formación tienen ya, a pesar de su juventud, un dilatado curriculum de actuaciones y logros, entre los que destaca haber conseguido en 2008 un premio de la Junta de Castilla y León de nuevos músicos, gracias al cual se están dando a conocer por toda la región.

Su denominación artística, fruto de la fusión de varios perfiles musicales muy marcados, deja entrever el fuerte carácter y la mezcla de talentos que se unen en torno a Requiem 354 & Beat Boss + djMixta + Wiss.

La aventura discográfica de sus componentes, Miguel García, Javier Martín, Daniel Fernández, Elisa Encinas, Fernando Jiménez y Miguel Santamaría, comenzó en 2008 con la presentación de sus primer disco, «Comienza la recolecta», buen título para dar los primeros pasos.

Desde esta primera toma de contacto los jóvenes no sólo han crecido en edad, «tenemos más medios , más apoyo, tanto de las instituciones como de amigos, y hemos aprendido mucho, la calidad de nuestro trabajo ha mejorado e intentaremos que siga en esa línea», afirman los componentes, que llevan a sus espaldas más de 50 conciertos.

Festivales destacados en el mundillo de la música como Sonorama o Ebrovisión, ya han conocido sus directos, pero esta formación mira más allá y están ofreciendo acústicos con charlas para centros educativos de toda Castilla y León, «una profesora de un instituto de Ávila nos escuchó y se interesó porque hiciéramos un taller de hip-hop con los chavales. Con ritmo y letras nuestras, que intercalamos durante la presentación, contamos la historia de cómo surgió este estilo, su cronología, una exposición sobre cómo se han mezclado las músicas hasta llegar a él... todo en vivo, porque el hip-hop no se estudia, se ve y se aprende en calle», señalan desde este grupo, que han preparado una «clase» de cerca de hora y media, en la que interactúan con los alumnos, les entretienen y les enseñan, pero advierten, «no enseñamos a rapear».

Aunque ya han viajado con su música por Madrid, Cáceres o Galicia, los jóvenes han encontrado en las originales charlas para estudiantes un filón, tanto para darse a conocer, como para transmitir la pasión por su característico estilo musical. «Es muy difícil ganar dinero de los conciertos, y ahora, en invierno, no salen muchos, estamos moviéndonos en torno a las charlas porque además de que nos gusta obtenemos un beneficio de ello», explican orgullosos, y con la vista puesta en su nuevo trabajo, sin olvidar el hecho de poder crear su propio sello discográfico.

Los conciertos en la calle, o como ellos los llaman «mini conciertos espontáneos», son los que más acercan a Requiem 354 a su público y con los que más disfrutan. Lo practican casi todos los fines de semana y un corro de seguidores y curiosos nunca falta a su alrededor mientras dura la actuación. Un «caramelo» para su público, que ellos ofrecen por gusto y de forma gratuita, «si viniera la Sgae a decirnos que tenemos que pagar un canon por nuestra actuación no tendríamos buenas palabras para ellos, es una institución obsoleta y no puede pretender vivir del formato disco, tiene que cambiar el modelo de industria. Nosotros regalamos nuestras canciones, desde el primer día nuestro disco está disponible para que la gente se lo baje del My space»

A pesar de que su afición se está convirtiendo en rentable, con las dificultades que eso entraña en esta época de vacas flacas, los componentes de esta formación no dejan de lado sus estudios y sus trabajos, con los que tienen que «tirar para adelante».

Blues, jazz, funky o rock, cualquier estilo puede mezclarse con el hip-hop, «todos forman parte de él. Los intereses personales de cada uno, han conseguido compensar el grupo, tocamos de todo y eso nos gusta».

Su pasión por la música, las inquietudes de sus vidas, los problemas diarios... hay cabida para todos los temas en las letras de este grupo, que se muestra muy orgulloso de llevar fuera la bandera zamorana: «Mi sueño es que Zamora entienda que es mejor amar y respetar que buscar la guerra, que la unión hace la fuerza y que sin querer estamos elevando el nombre de esta tierra», reza una sentida estrofa de la formación. Transparentes y reales como sus letras. Ahora, continúa la colecta.