La violencia de género no es un problema exclusivo de los matrimonios y la incidencia entre los más jóvenes es cada vez más alarmante. De esto saben mucho los alumnos de Laboratorio de imagen y Realización de audiovisuales y espectáculos del instituto «La Vaguada» de la capital, y no porque hayan tenido (por suerte) que sufrirlos, sino porque le han plantado cara de la mejor forma que saben, armados con sus cámaras y con su faceta más reivindicativa. El resultado: una exposición formada por nueve fotografías y un audiovisual, que muestran con imaginación y sensibilidad situaciones cotidianas por las que pasa la vida de una joven maltratada, «un maltrato de tipo psicológico en la mayoría de las ocasiones», matiza el estudiante Diego Vidales.

La necesidad de practicar la igualdad entre hombres y mujeres la tienen muy clara esta treintena de jóvenes que han dado un paso más en su idea de luchar contra la lacra social de la violencia de género. A Julia Centeno, estudiante y modelo de varias de las fotografías de la exposición, le ha marcado especialmente posar para una de las imágenes con el equipo de trabajo de un bombero, «es muy pesado y cansa sólo de llevarlo encima, pero una mujer podría sin duda desempeñar este trabajo», asegura Centeno, que recibe la inmediata contestación de un compañero, «los bomberos se preparan mucho para poder desempeñar ese trabajo, si tu hicieras lo mismo lo conseguirías».

La concienciación de los más jóvenes en los temas de maltrato se da en muchas ocasiones por supuesta, pero la realidad difiere de lo que podría parecer ya superado, «somos conscientes y hemos vivido situaciones previas al maltrato, como las que plasmamos en la exposición, en entornos cercanos a nosotros, en amigos», comenta Daniel Cabedo, que lanza un mensaje claro a las mujeres que se encuentren en esa situación, «no se puede consentir que te humillen, si dejas que te controlen y te griten luego vendrá el siguiente paso», asiente el estudiante.

La educación y las influencias familiares que se reciben en casa son, para los jóvenes artistas, el desencadenante de las situaciones de maltrato que se empiezan a demostrar en la adolescencia, «de un padre cerrado salen hijos cerrados, lo que vives lo es todo», sentencia José Luis Fernández. «Nos han trasladado unas mentalidades antiguas en las que la mujer se queda en casa y eso te queda ahí. Realizar esta exposición me ha servido para ver las cosas de otra manera», reconoce Samuel Prieto, que ha figurado en una de las fotografías más impactantes de la muestra, «El susurrador», una imagen que contrapone las dulces palabras que un hombre debería murmurar al oído de su pareja, pero que se convierten en amenazas e insultos que acaban por asfixiar a la víctima.

Tras cinco meses de duro trabajo de documentación, edición y tormentas de ideas, la exposición realizada por estos alumnos permanecerá abierta al público en el Palacio de la Alhóndiga hasta el próximo día 25 de noviembre, jornada en la que se conmemora el Día Internacional contra la Violencia de Género,.

Aprender, sensibilizarse con la causa y transmitir el resultado a los demás, era el objetivo que desde el área de Igualdad de «La Vaguada» se pretendía con la elaboración de la muestra, «pretendemos establecer medidas que promuevan la igualdad real entre mujeres y hombres a la vez que asimilan conocimientos y materia del curso», explica Ana Tena, coordinadora de Igualdad del instituto. «Nos hemos documentado a través de temas como el de Marta del Castillo, hemos recibido charlas de igualdad, etc. En «La Vaguada» intentamos trabajar las enseñanzas trasversales y la sensibilización social cada vez que hacemos unas prácticas, y creo que lo conseguimos», apunta la docente.

La violencia de género existe y aunque mejora, la solución no termina de hacerse efectiva. Con iniciativas como la de estos jóvenes, las esperanzas de la sociedad crecen como lo hacen las personas que se sensibilizan a través de enseñanzas como las que los alumnos de «La Vaguada» han sabido transmitir. El fin empieza por el principio y contemplar la muestra es un buen comienzo, «animamos a la gente a que venga a verla, es la manera de que se tome conciencia de lo que está pasando porque muchos oyen, pero no saben cual es la realidad de este problema», asegura Nuria Rodríguez, una de las artífices de la exposición.

Madera joven para acabar con rancias conductas, se aprecia una luz al final del túnel.