El modernismo no se ha implantado en Zamora por casualidad, desde que en 1907 el arquitecto barcelonés Francisco Ferriol llegó a Zamora como arquitecto municipal, estos edificios han permanecido erguidos por toda la ciudad en un modesto segundo plano del que estos días se desprenden gracias al ciclo de conferencias y visitas guiadas «Zamora y el Modernismo» que pretenden colocar este arte en la capital en un lugar destacado. La idea de organizar unas ponencias entorno al arte de principios del siglo XX surge tras la incorporación de Zamora, el pasado 28 de marzo, a la Ruta Europea del Modernismo con sede en Barcelona y de la que Lluis Bosch es su secretario.

—Sólo destacadas ciudades forman parte de este conjunto modernista, ¿qué méritos ha demostrado Zamora para figurar entre ellas?

—Lo primero que hubo fue un aval de la profesora de la Universidad de Barcelona Mireia Freixa, asesora de la Ruta Europea del Modernismo y máxima autoridad de este arte en España. Llegó a Zamora con intención de visitar los edificios modernistas pero resultó que se sorprendió gratamente y decidió ese mismo día que esta ciudad tenía que ser parte de la Ruta por la cantidad y también por la calidad de los edificios modernistas que alberga, porque no es uno, son 19 y muy buenos.

—¿Se parecen los edificios zamoranos a los de Barcelona?

—En Zamora el modernismo tiene características propias que no se repiten en otros lugares. El modernismo aquí es más sobrio y mucho más discreto, no se utiliza la cerámica machacada y recompuesta o el hierro forjado como se utiliza en Barcelona, donde predomina un estilo mucho más recargado. Al llegar aquí Francisco Ferriol creó otro concepto de modernismo, con influencias barcelonesas pero con una impronta propia.

—¿Qué características generales presenta el modernismo de la ciudad?

—Tiene marcado el sello personal de Ferriol que dejó el legado al resto de arquitectos que tuvo Zamora y que continuaron trabajando con su técnica. Además, todos los edificios guardan una armonía general con el resto. Mientras en otras ciudades las casas modernistas destacan y saltan a la vista aquí se funden con el resto de la ciudad y sino prestas la suficiente atención pueden pasar desapercibidos para el público en general.

—¿Es ese el motivo por el que han permanecido en la sombra durante tanto tiempo?

—Por eso y porque al modernismo no siempre se le ha conferido la importancia que se merece. En los años 70 mi familia y yo fuimos a visitar el Parque Güell, en Barcelona, y no pudimos encontrarlo, no estaba señalizado y los vecinos sabían que estaba por allí pero no cómo se llegaba, nadie le daba importancia a este arte. Ahora Barcelona es una de las ciudades más representativas del modernismo.

—¿Podría Zamora llegar a convertirse en un icono del modernismo?

—Eso depende de cómo os lo trabajéis. De momento desde el Ayuntamiento de Zamora se ha hecho un trabajo muy bueno y muy rápido y se han tomado muy en serio lo de formar parte de la Ruta. Ahora es el momento de potenciarlo, sacarlo a la luz y dotar estos edificios de una serie de actividades que los dinamicen. Desde luego por potencial no es porque para ser una ciudad tan pequeña son muchos y buenos los edificios que hay y en 100 kilómetros a la redonda no se encuentra una pizca de modernismo, ni siquiera Madrid forma parte de esta ruta. Cada uno tiene que hacer valer el potencial del que dispone y aquí hay de sobra.

—¿Alguna idea para potenciar aquí este estilo?

—La ciudad de Aveiro, en Portugal y el Ferrol, en Galicia, son dos ciudades modernistas con una característica común al de Zamora: que escapan al estilo barcelonés y presentan rasgos muy propios de cada lugar. La unión de estas tres ciudades hacia un mismo propósito podría ayudar, además he oído algo de un proyecto de AVE entre Aveiro y Zamora. Las comunicaciones y las infraestructuras son de vital importancia para atraer a los turistas.

—¿Encajan dos estilos tan distintos como el románico y el modernismo en una misma ciudad?

—En Barcelona ha funcionado la mezcla de modernismo y gótico, ¿por qué aquí no podría ocurrir algo similar?. Todo el mundo conoce a Zamora como ciudad románica y si viene y se encuentra también la cara modernista de la ciudad sólo podrá ser para mejor. Unos vendrán por un arte y otros por el otro, pero siempre se llevarán dos por uno.

La capital será protagonista del próximo número de la revista de la Red Europea

La unión de Zamora a la Red Europea del Modernismo ya tiene su primera consecuencia a nivel mundial: la ciudad será protagonista del próximo número de la publicación que impulsa la asociación de ciudades europeas unidas por este arte.

Un artículo monográfico sobre los edificios más emblemáticos de la capital servirá para promocionar Zamora por todo el mundo, «en un principio había un montón de ciudades por delante de Zamora para publicar su artículo en la revista, pero el Ayuntamiento ha funcionado muy bien, dándonos las mayores facilidades y al final el hueco ha sido para ella», explica el secretario de la Ruta Europea del Modernismo, Lluis Bosch.

Que Zamora se una a esta red, que lleva nueve años funcionando, no supone ningún gasto porque no existe cuota de adhesión o mantenimiento, la única obligación es que tiene que dotar la página web de la Ruta y a la revista con contenidos del modernismo en Zamora, «es como si la ciudad pagara por formar parte pero en especie», señala Bosch que destaca el valor de la página que la Ruta tiene en Internet y que es una fuente inmensa para que las personas interesadas busquen las ciudades, los edificios y las características de cada estilo en los diferentes lugares.

Es trabajo del Ayuntamiento colocar todos los datos que desee resaltar de la ciudad, desde rutas específicas, descuentos en entradas, alojamientos, arquitectos, etc. «La idea es que cada ciudad se organice por su cuenta porque ni el modernismo es igual en todas las ciudades ni la manera de tratarlo y mostrarlo tiene por qué ser similar, la homogeneidad no ayuda en estos casos y tampoco tendría sentido que el visitante saltara de una ciudad a otra sin sentido, sólo atraídos por el modernismo. El turista tiene que planearse antes qué ver, si quiere ir siguiendo la evolución, visitar aspectos puntuales. Debe haber libertad de movimientos», apunta Lluis Bosch.