La historia acaba de dar un inesperado giro. Zamora no sólo acogió un asentamiento árabe «con peso específico y poder político», sino que la ciudad pudo pasar a ser un «punto clave en la línea de control» que establecieron desde Al-Andalus en la cuenca del Duero, sobre una población ya existente. Esta es una de las primeras conclusiones del informe inicial de los resultados arqueológicos que se han obtenido en las excavaciones del solar en el que se construirá el Consejo Consultivo, junto a la Catedral. El volumen de cerámica y restos de la etapa Andalusí convierte a este yacimiento, según la dirección técnica de los trabajos, en el más importante del norte del país y sólo comparable a los que se han localizado en el sur y en el Levante español.

Los 12.000 metros cúbicos de sedimentos evacuados con metodología arqueológica (y 4,50 metros de profundidad) en una extensión de 2.800 metros cuadrados ha permitido prácticamente reconstruir la historia de la ciudad desde la Edad del Hierro y del Bronce hasta nuestros días. La menor presión que ejercieron las edificaciones en el solar durante los siglos XVI y XVIII, así como los silos que tras una vida útil pasaron a emplearse como basureros, ha permitido localizar un «tesoro» arqueológico que ya ha despertado envidias entre los profesionales de todo el país. Un intenso año de trabajo, con 20 peones y cuatro arqueólogos, de la empresa Strato (a petición de la adjudicataria de las obras, Dragados S. A. -Contratas y Obras San Gregorio), ha dado unos frutos inesperados. De las tres toneladas y media de fragmentos cerámicos que hasta el momento se han manipulado y lavado para su clasificación, el 40% tienen características y rasgos de la etapa Andalusí, señalan los directores de la excavación, Javier Sanz y Emilia Fernández, que han ejecutado el proyecto técnico bajo la coordinación y supervisión de la arqueóloga del Servicio Territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León en Zamora, Hortensia Larrén.

La entidad en número y en calidad de las vasijas y restos cerámicos árabes llevan a los profesionales a pensar «en un establecimiento de suma importancia para los invasores o nuevo poder político establecido en la Península Ibérica», mantiene Sanz García en el informe. Igualmente, tal número de objetos indica que las producciones de los utillajes necesarios se realizaron «in situ», es decir que sus artesanos se asientan y fabrican en tierras zamoranas. De ahí, añade, aspectos como la tradición alfarera de Olivares. Una de las hipótesis que cobra más fuerza es que este solar formara parte de la zona central defensiva, y que los alfares estuvieran situados en zonas como la de Olivares y el Campo de la Verdad, por su proximidad con los arroyos de Valorio y Valderrey.

Aunque en las primeras fases de los trabajos se localizaron abundantes estructuras de piedra que se podrían fechar entre los siglos XVI y XIX, más adelante se excavaron capas localizadas sobre la roca natural o la grava, entre cuatro y cinco metros de profundidad. Ello ha permitido exhumar vestigios de la cultura material, en silos y pozos, o en los propios estratos, en un estado muy aceptable. Hay que tener en cuenta, precisa Sanz, que en el solar se han localizado más de 400 hoyos, entre pocos, silos o agujeros destinados al almacenamiento, que se han convertido en verdaderos depósitos históricos.

Uno de los elementos que ha llamado la atención de los arqueólogos son las marcas que aparecen en las bases de algunos de los utensilios de cerámica, y que es la misma que se han visto en otras piezas de los alfareros árabes. «Eso indica que los artesanos que llegaban del sur o del Levante traían lo suyo», subrayan los arqueólogos. Respecto a las tenerías, cuyos restos también aparecen en zonas como la de Las Arcadas, «es posible que estuvieran ubicadas por barrios o comunidades de vecinos».

En las excavaciones se han encontrado una docena de pozos de agua, que con el tiempo se convirtieron en pozos de agua sucia (por problemas de saneamiento), y que han permitido que la colmatación haga su trabajo conservando hasta el día de hoy importantes piezas. No en vano, son cuatro los centenares los agujeros excavados en las tierra o en la propia roca que se han descrito en los trabajos previos a la construcción del edificio del Consejo Consultivo.

Como en otras prospecciones arqueológicas, en el solar se ha reservado sin excavar un 20% de superficie, en torno a 700 metros cuadrados de terreno (sobre el que no se asienta el edificio) para que en un futuro se puedan investigar sobre el terreno estos hallazgos, tal y como recomienda la Unesco.