El doctor Pedro Ramos era muy conocido, tanto en el País Vasco, donde vivía y participaba en programas de radio y televisión como en el resto de España, merced a sus obras científicas y divulgativas en las que logró acercar el mundo de la salud al gran público. Libros como "Pon tu salud en forma", un manual práctico para conservar la buena salud, el estudio Nutri Care que dirigió en el que analizaba los hábitos alimenticios de los ciudadanos o el libro "Anécdotas de la medicina", donde reflejaba divertidas historias entre médicos y pacientes dieron popularidad a este hombre cuya muerte conmocionó sobre todo a las personas que lo conocían más de cerca en su Vitoria de residencia.

Tuvo incluso su incursión en política, ya que fue diputado de Deportes y Cultura de la Diputación de Alava entre 1991 y 1995, una etapa en la que le tocó resolver uno de los asuntos más envenenados de los que nunca aparecieron por ese departamento. Antes de llegar a tal responsabilidad se habían descubierto unas pinturas presuntamente rupestres en la cueva de Zubialde, cerca del monte Gorbea, de las que su antecesor en el cargo dijo que eran la "Capilla Sixtina del arte rupestre". A Pedro Ramos le tocó descubrir que todo era un fraude, y alguien había pintado el supuesto arte rupestre en fechas muy recientes. Desde luego, no un hombre primitivo.

Su amigo Aitor Buendía publicaba tras su óbito un artículo dedicado a Pedro Ramos, con el que tuvo «la suerte de compartir mesa, mantel y micrófonos y un buen puñado de sabios consejos relacionados con los buenos hábitos de la alimentación. Desde el truco de aderezar unas lentejas con un poco de limón para que así el hierro de la legumbre entre con toda su potencia en la sangre, pasando por el buen uso del aceite de oliva virgen extra y cómo no, ese vasito de vino en las comidas. Así era Pedro. Un tipo que hablaba de términos médicos con una traducción al "cristiano" que ni el Espasa».

Ese papel de comunicador es precisamente la virtud que más popular hizo al zamorano.

Es precisamente Aitor Buendía el que cuenta cómo «hace cuatro años se nos presentó en el programa "El txoko del sibarita" con unas molestias que luego resultaron ser su primer aviso. Había estado con nosotros, frente al micrófono, con un infarto en toda regla. A partir de ahí cambió su ritmo de vida. Y la verdad, se le veía muy contento con sus idas y venidas al gimnasio, sus charlitas por aquí, alguna visita por allá…hasta que el domingo su corazón no pudo soportar su segundo aviso».

Las crónicas hablan de cómo Pedro se puso las zapatillas y el dorsal y participó en una carrera popular de diez kilómetros que se celebraba junto al maratón Martín Fiz de Vitoria. En el cuarto kilómetro «sin avisar, un infarto paralizó su corazón y se desplomó». Otras versiones hablan de un encontronazo con un amigo y un golpe con la cabeza en el suelo que habría desencadenado el ataque cardiaco. Fue atendido por los participantes en la carrera, entre ellos un médico amigo y enseguida llegaron las asistencias para practicarle una reanimación cardiorrespiratoria. Llegó con vida al hospital, pero después de pasar casi un día en la UCI, fallecía.

Fueron varias las ocasiones en que Pedro Ramos atendió a este diario, con motivo de la publicación de alguna de sus obras de éxito e hizo gala de su cercanía y de esa facultad tan desarrollada para hacer de los términos médicos algo muy comprensible para el gran público. En el libro sobre "Anécdotas de la medicina", Ramos recogió más de doscientas situaciones reales ocurridas en consultas de todo el país. Por ejemplo aquella del pediatra que llega tarde a la consulta y atiende a su primer paciente, un niño de siete años sin ponerse la bata. Comienza a auscultarle el pecho con el fonendoscopio y recibe la conclusión del pequeño: «Usted no es médico, porque no lleva bata y ni siquiera sabe dónde está el corazón». En ese libro describía también cómo algunos avances científicos se habían hallado por casualidad, como cuando a Zacarías Janssen se le cayó una lente dentro de un tubo que tenía ya otro cristal dentro y comprobó como se multiplicaba el poder de visualización. O la anestesia general, descubierta por un dentista en el teatro cuando en ciertas representaciones se usaba el gas de la risa. Un actor se dio un fuerte golpe en la mandíbula y ni siquiera se quejó, lo que hizo al dentista percatarse del poder anestésico de tal sustancia. En "Pon tu salud en forma", el médico zamorano daba consejos fácilmente asimilables para destacar la importancia del ejercicio físico: «Sólo un jubilado móvil puede evitar llegar a viejo inmóvil». Hacer la cama, señalaba, supone un gasto de 456 calorías, muchas mas que hacer el amor, 282. Y en el estudio Nutri Care ponía de manifiesto los errores más comunes de la alimentación, como el excesivo consumo de calorías y de carne y la escasez de la ingesta de fruta.

Pedro Ramos era licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco. En ese mismo centro trabajaba como profesor en la Facultad de Medicina, Farmacia, Dietética y Nutrición. Colaboró activamente para concienciar a la ciudadanía en todos estos aspectos relacionados con la salud mediante multitud de conferencias, estudios, libros y colaboraciones en radio y televisión. Nunca dejó de sentirse zamorano.