La iglesia de San Frontis recuperará su esbeltez, «volverá a lucir como fue en su origen». El paso de los años ha ido enterrando el templo en aproximadamente 1,20 metros, los mismos que se excavarán en su perímetro para liberar sus muros de los sucesivos sedimentos. Este descubrimiento, posible gracias a las catas efectuadas dentro del proyecto "Zamora Románica" a 2,5 metros de profundidad, en busca de los cimientos del templo, supondrá un auténtico revulsivo para su entorno, modificará inevitablemente el aspecto de la plaza pública que circunda parte de la iglesia. «Ahora está comida por la calle, se bajará el perímetro aproximadamente en un metro en una buena parte» del edificio religioso, explica la arqueóloga de la empresa Strato, Ana Sandoval, encargada de las labores de excavación. Excepción hecha del acceso al templo existente, «configurado de acuerdo a ese nivel».

La técnico destaca la importancia de este descubrimiento, que ha significado «la recuperación de la evolución arquitectónica» del templo y aclarado que el elemento románico que hasta ahora se consideraba el más antiguo, su cabecera, según la documentación disponible, no lo es. Bajo este elemento arquitectónico y parte de las naves actuales se han localizado «otros de construcciones anteriores, del siglo XIII, de una pequeña iglesia, oculta bajo aquéllos, que sería el primer origen» del inmueble religioso que se conoce, descrito por los especialistas como el originario.

Los trabajos llevados a cabo en este mes y medio han permitido observar «la evolución de todas las reformas que ha ido sufriendo la iglesia desde el siglo XIII, pero no existen datos históricos de cómo ha ido variando», prosigue la arqueóloga, «lo que ahora trataremos de determinar». Para conocer más detalles de la iglesia primitiva deberían efectuarse excavaciones en el interior de la actual, lo que no está contemplado en el proyecto.

Ahora el interrogante se cierne sobre la cabecera y las naves: «No se puede concretar cuándo fueron levantadas, no hay otra documentación» que pueda ayudar a despejar esa incógnita. En ese empeño se centrarán los trabajos arqueológicos, «estamos intentando definir cronológicamente esa evolución», agrega Sandoval. Lo que «parece claro» es que «hay muchas obras consecutivas», lo que explicaría que la actual planta anárquica respecto de cánones románicos del templo en uso.

Pero los hallazgos no se quedan ahí: «En el extremo Noroeste hemos encontrado el arranque de un muro antiguo que marca una puerta y un espacio rectangular asociado a una necrópolis o cementerio y tumbas excavadas en fosa de la época medieval, de orientación cristiana, alineadas al muro, lo que indica que podía ser un espacio funerario, una nave o capilla de enterramiento». Indicaría que parte de la iglesia pudo haber tenido un área anexa destinada a este fin.

Por último, la poda y limpieza de la parte del jardín que había en el sector Norte del templo han dejado al descubierto «elementos estructurales de un arco y el arranque de otro muro», posiblemente vestigios de construcciones anejas al templo. Al continuar profundizando, se han localizado restos de una construcción rectangular, adosada a la pared de la iglesia, «con suelo de cantillos, que seguramente fue vivienda»; así como de edificaciones domésticas, que podrían ser de los siglos XVIII y XIX, y constituir una zona privada para lo que aprovecharon la pared del inmueble religioso.

Buena parte de los hallazgos se taparán, aunque el rebaje de las paredes de la iglesia modificará definitivamente el aspecto que presenta ahora la plaza de este antiguo barrio de la capital.