Psicóloga y mediadora familiar de Valladolid, Mónica Núñez participó ayer en la mesa redonda sobre los "Factores psicosociales y legales de la mediación familiar en Castilla y León". Lo suyo es, en sus propias palabras, «abrir caminos para el diálogo y la cooperación».

- La mediación familiar, ¿puede reconciliar una pareja?

- Sí, cuando la pareja está dispuesta, pero la mediación sirve para resolver conflictos, más que para arreglar parejas. Para eso hay otros servicios, como las terapias.

- ¿Qué resultados se obtienen, en cuántos casos hay acuerdo?

- No llegar a un acuerdo es igualmente válido. El proceso de la mediación ofrece otros beneficios emocionales para todas las partes.

- ¿Otros beneficios?

- Sí, la mediación reduce el coste emocional y el estrés de los niños, si los hay, cuando los padres toman soluciones por sí mismos. La mediación capacita más a las partes.

- ¿Cuál es su experiencia como mediadora?

- Trabajo desde distintos ámbitos, no sólo como mediadora familiar ante casos de separaciones y divorcios. Trabajo también en la escuela, con otros profesionales, como trabajadores sociales, de ayuda en la mediación laboral, o con inmigrantes, muchas veces debilitados por su situación.

- Algún caso se le habrá resistido.

- Culturalmente, y por ser yo mujer, algún hombre ha sido reacio a mi intervención.

- Ha hablado antes del estrés del menor, ¿cómo evitarlo?

- Con las explicaciones de los padres: que se van a separar, que los quieren, que van a seguir teniendo un padre y una madre, que no son los culpables. Con la mediación se consigue que las partes no se sientan culpables o no estén preocupadas por sus acciones.

- ¿Cuáles son los conflictos más habituales?

- Entre padres e hijos. También los hay en la escuela, entre padres y profesores, o entre compañeros. Los mediadores también podemos intervenir en casos de acoso escolar o de racismo. Los profesores suelen confiar bastante en nosotros ante los malentendidos idiomáticos. Con los niños inmigrantes trabajamos a nivel de capacidad curricular y de integración en la escuela.

- ¿Qué posibilidades de éxito tiene la mediación familiar?

- Son muchas, porque capacita a una persona para resolver conflictos y comprender lo que pasa. Las relaciones son más constructivas.

- ¿En qué cuestiones se puede evitar el tener que recurrir al juzgado?

- Se pueden evitar los divorcios contenciosos. El juez tiene que ratificar los acuerdos o los convenios reguladores pero todo el proceso de trabajo personal y económico se haría a través de la mediación. Las decisiones sobre los hijos se proponen al juez, que ratifica. Así se evitan pleitos que duran años.

- Y disgustos.

- Sí, y el coste económico, porque el proceso de mediación no dura años. Con la mediación se puede llegar a un acuerdo satisfactorio en seis sesiones, y con un contencioso pasarán dos o tres años. El desgaste económico y emocional es muy fuerte.

- ¿Qué tiene que tener un mediador?

- Empatía, capacidad de abrir canales de comunicación. No aconsejar pero sí velar por ambas partes, y que ambas ganen, no que haya un ganador y un perdedor. Velar, también, por los menores, si hay hijos.

- ¿Los menores son los más beneficiados?

- Sí, pero todas las partes ganan. Los padres siguen siendo padres y, tras la mediación, tienen herramientas para aprender a solucionar conflictos.

- El principal reto es...

- Que la sociedad conozca la mediación familiar. Al fin y al cabo, es una filosofía de paz, y por eso se aplica en otros ámbitos, a parte del familiar. Los niños que aprenden a resolver sus conflictos se forman más como personas.