Una treintena de autores zamoranos figuran, estudiados en unos casos y reseñada su obra en otros, en el libro "Literatura actual en Castilla y León", coordinado por José María Balcells, que recoge las ponencias y comunicaciones del II Congreso de Literatura, que se celebró en octubre de 2003 en Burgos, organizado por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua. El volumen, editado por Ambito, incluye casi un centenar de trabajos. Algunos son específicos sobre escritores de esta tierra: es el caso -no se trata de los únicos- de Juan Manuel de Prada y Claudio Rodríguez. En otros, su obra aparece estudiada, con mayor o menor extensión, en un determinado contexto. Con mayor extensión, además de los citados, Jesús Ferrero, Agustín García Calvo, Tomás Sánchez Santiago, Tomás Salvador, Luis García Jambrina y José González Torices.

Dos estudios -ponencia y comunicación- se ocupan de la obra de Prada. Epicteto Díaz Navarro, de la Universidad Complutense, y Rafael Cabañas Alamán, profesor de Saint Louis University en su Campus de Madrid, analizan "La vida invisible". El primero califica esta obra como «novela psicológica». Habla de «la calidad de su lenguaje», la «articulación de la esfera individual y la social», la «pluralidad de la personalidad humana», el desenlace de «calculada ambigüedad» que «da lugar a interpretaciones contradictorias». Y, con eso, «el brillante estilo de Prada, que aquí es más sobrio que el de sus primeras novelas. Continúa manteniendo su gusto por la frase elaborada, por el párrafo trabajado que no queda descuidado en el seguimiento de la trama, y muestra su enorme facilidad para construir sorprendentes metáforas». El segundo desvela las «sombras de obsesión» existentes en la novela del zamorano. Las fundamentales, tres: la culpa, la conversión y el laberinto. Con menor intensidad, la locura, la muerte, las perversiones sexuales y la vida invisible. Otros expertos también inciden, aunque con menor extensión, en su novelas y en sus relatos.

«Autor siempre de vanguardia» es Jesús Ferrero, apunta Nicolás Miñambres. Después detecta cierto pesimismo en sus últimas obras, abandonando el exotismo inicial. Y la nómina de novelistas no es escasa: Juan María de Prada -«autor prolífico al final de la década de los ochenta y comienzos de los noventa»-, Angel Barrio, José Angel Barrueco, Martín-Miguel Rubio y José Manuel Losada Goya.

Agustín García Calvo -a veces la Realidad sí existe- fue estudiado en la comunicación de Enrique Pérez Benito, de la Universidad de Valladolid. «Historia contra tradición, tradición contra historia: la escritura crítica de García Calvo», rezaba la exposición. Es un acercamiento a la obra ensayística del zamorano. La reflexión no se ocupa de otros campos, bien explorados, desde la lírica a la dramaturgia, desde el relato a la filosofía. Y la producción ensayística es amplia, heterogénea: caben el estudio lingüístico o el análisis metafísico.

El magisterio de Claudio Rodríguez, sí. Y no pasan desapercibidos, cómo podían pasar, autores como Jesús Hilario Tundidor (su obra, no obstante, merece mayor atención crítica) y Tomás Sánchez Santiago (atinadas palabras de José Enrique Martínez) como poeta y como narrador. «Comparte con el autor de "Don..." el entendimiento de la poesía como territorio particular en cuanto al lenguaje y como participación en su manera de ser y de pervivir». Y cuanto sigue. Atinado, sí. Cierto. Y Tomás Salvador González, lírico nada convencional y novelista singular, bien estudiado por Miguel Casado... Y Justo Alejo, León Felipe, Manuel Ballestero. Y Ezequías Blanco, Angel Fernández Benéitez, Máximo Hernández, Juan Manuel Rodríguez Tobal, Luis Díaz Viana, Jesús Losada, Juan Luis Calbarro, Julio Marinas, Carlos Martín Miñambres. En otros campos, Luis García Jambrina -como ensayista, aunque también es narrador-, Joaquín Díaz, Luciano García Lorenzo, Braulio Llamero, Daniel Pérez. Y las colecciones poéticas, y las revistas culturales. La "narrativa breve" de José González Torices es desmenuzada por Gonzalo Martín de Marcos, profesor de la Universidad de Valladolid. Y María Everilda Lombas, de la Universidad de León, estudia "belleza, juego y enseñanza", que son "tres valores en la poesía" del autor de Quintanilla del Olmo.

Claudio Rodríguez, el poeta de «indiscutido magisterio»

Un grande de la poesía: Claudio Rodríguez. «Indiscutido magisterio», escribe Javier Blasco, de la Universidad de Valladolid. José Enrique Martínez, de la Universidad de León, se fija con detenimiento en la obra del autor de "Alianza y condena". Su poesía «parece irse haciendo o respirando a cada instante, como si el verso pidiera urgente continuación, avanzando entre afirmaciones, apelaciones e interrogaciones que hacen del poema una continua indagación, entre la duda y la certeza, entre la claridad deslumbrante y la palpitación oscura del destino». Una obra, de "Don..." a "Casi una leyenda", que no varía «sustancialmente». Pilar Gómez Bedate, zamorana y profesora de la Universidad Pompeu Fabra, también dedicó su comunicación a Claudio «y la herencia simbolista". «Las tempranas lecturas de los poetas franceses» -Rimbaud, Baudelaire, Mallarmé- «es lo que verosímilmente influye en la cosmovisión que informa los primeros libros poéticos» del zamorano. Los tres primeros. Una cosmovisión en la que «los límites entre la materia y el espíritu, entre el pasado y el futuro, son franqueables mediante la acción de la voluntad y del deseo». Excelente trabajo.