“Con nocturnidad y alevosía” es el título de la exposición que hasta el próximo 3 de octubre se puede visitar en la galería de arte Espacio 36, con nueva obra del joven pintor Diego Vallejo-García. Un trabajo que pone bajo el foco de su pincel —gracias al trabajo que hace con la luz— a su propia generación.

–¿Qué se va a encontrar el visitante en su exposición?

–He traído dos líneas de trabajo. Por un lado, los temas nocturnos de mi generación con diferentes personajes y, por otro, una temática más íntima, con flores y plantas.

–Aparentemente, son temas casi antagónicos.

–Los dos son figurativos, aunque el tratamiento se podría decir que es un poco diferente

–Asegura que esta colección es un “viaje a través de la luz”. ¿Cómo descubrió la necesidad de plasmar algo tan complicado en un lienzo?

–Creo que todos los pintores, más o menos, han tenido esa fijación con la luz, con la máxima expresión en Sorolla, a quien precisamente se le conoce como el pintor de la luz. Pienso que mi obra sigue siendo muy clásica en el tratamiento o en la composición, pero ya con una temática más contemporánea, con mi generación de protagonista. Y lo hago de manera más figurativa que hiperrealista, porque me gusta que la pintura se vea que lo es. Además, el tema que trato creo que no se ve mucho en la actualidad.

–¿Qué le ha hecho elegir los paisajes nocturnos?

–Básicamente, por el tema de la luz. Antes era natural y ahora artificial, que también me permite realizar estudios de color. Si tú sometes a cualquier objeto a diferentes potencias y grados de luz, es decir, a temperaturas, puede ser más fría o cálida. Al final, como la luz lo inunda o lo contamina todo, te permite hacer estudios de color y una valoración para poder seguir aprendiendo y viendo las temáticas de otra manera, que no sean siempre lo mismo.

–¿Difumina de manera consciente en esta colección los rostros de los personajes?

–La intención de que no se vean las caras viene a ser también por el tema generacional. Si haces una fotografía o dibujas un retrato, individualizas a esa persona, pero si no se le ve la cara, el tema de individualizar ya no existe y termina siendo un joven cualquiera en una actitud o un contexto. Al final, creas un estereotipo de persona que un espectador lo puede interpretar como suyo, como propio. Le dejas terminar el cuadro con sus propias teorías y vivencias y es lo que me gusta.

–¿Y a qué se debe su pasión por retratar también las plantas?

–Este tema es porque siempre en casa de mi madre ha habido plantas y flores. Es algo que me ha transmitido, así que también tengo en mi casa de Barcelona. En esos cuadros es donde muestro mi parte más íntima.

–¿En qué estilo se siente más identificado pintando?

–Estoy más cerca del impresionismo, más que nada por la preocupación de la transmisión de la luz y el ambiente. Considero que comencé a pintar un poco tarde, con 15 o 16 años. Iba con mi tío, que es pintor, a los concursos de pintura rápida. Ahí de lo que se trataba era de transmitir la sensación de ese día y en ese entorno, lo que tiene un cierto nexo con el impresionismo. Al principio era con la luz natural, pero ahora estoy con la luz artificial, aunque al final sigue siendo la misma línea.

–Hace dos años expuso en Espacio 36 en una muestra colectiva. ¿Impone más ser el protagonista absoluto?

–Ángel Almeida me planteó la posibilidad de esta exposición y no me lo pensé mucho. La invitación llegó después de esa muestra colectiva, al ver que mi pintura podía encajar en Zamora, y en este año y medio he tenido mucha presión, lo saben los que me rodean. Ha sido un tiempo de mucha creación y estrés, porque impone mucho ser el protagonista, no tienes al resto de artistas para camuflar un poco tu obra. Pero agradezco que la galería haya apostado por un artista joven esta vez.

–Así que todos son cuadros de reciente creación.

–La gran mayoría. Algunos los tenía ya en el estudio, pero estuve pensando en el espacio de la galería para adaptarlos.

–Tiene en su haber varios premios y accésits, ¿qué le anima a participar en los concursos?

–Cada vez hago menos de pintura rápida y más de seca, para trabajar en el estudio, donde desarrollas mejor tu propia obra y temática. El presentarse a los concursos, aparte de que te pueda ayudar económicamente para seguir, también se convierte en un escaparate extraordinario.

–Después de esta exposición y el trabajo que ha supuesto, ¿tiene pensado un merecido descanso?

–Pues la verdad es que, en vez de descansar un poco, ya estoy dando vueltas a las cosas nuevas y tengo la cabeza llena de ideas.