Frenazo en seco a la buena racha del Zamora, que no logró cosechar el quinto triunfo consecutivo y sí una derrota dura e inesperada en Los Dominicos ante La Virgen del Camino. Aunque los zamoranos empezaron el encuentro con buen pie, acusaron en exceso una diana de Dani Alonso que allanó el camino de los virginianos hacia la victoria. El conjunto local tiró de veteranía y saber hacer tras verse con el electrónico a favor y desesperó a los de Losada, que, por momentos, se perdieron en un segundo tiempo con mucha tensión y poco fútbol. Los de la capital del Duero no aprovecharon así un nuevo tropiezo del Cristo Atlético, que también cayó derrotado ante el Numancia B, y siguen viendo la zona de promoción a seis puntos con una jornada menos por disputarse. No comenzó mal el partido para un conjunto zamorano que muy pronto demostró su condición de favorito en el césped leonés.

El balón y los espacios eran aprovechados una y otra vez por la medular para presentarse sobre la portería defendida por Kuni. Fue pasado el minuto diez cuando llegó la primera oportunidad clara de gol, con un remate de cabeza de Juan de la Nava tras un saque de esquina que no encontró la red por centímetros. El balón fue repelido sobre la misma línea de gol entre Kuni y la madera de su portería. Acto seguido, Raúl entraba por el costado izquierdo, sirviendo un pase de la muerte que no encontraba verdugo que lo rematase. Crecía y crecía el Zamora entorno al balón, llegando cada vez con ocasiones más claras. La siguiente fue un remate de cabeza al larguero de Juanan que dejaba con el susto en el cuerpo a los verdiblancos. Hasta pasado el minuto veinte los de Roberto Carlos no habían hecho más que defenderse con mucho pundonor y poco acierto. Sin embargo, y aunque suena a tópico, ya se sabe aquello de que "el que perdona lo acaba pagando". Y no tardó mucho en pagarlo el conjunto zamorano, a través de un gol de Dani Alonso.

Una falta sin aparente peligro botada desde 35 metros se acabó envenenando con la permisividad de un Miguel que pecó de falta de atención. Se ponía el enfrentamiento muy de cara para una Virgen del Camino que ha vivido en su campo muchas veces la película de ponerse por delante en el marcador y replegarse atrás. Cedió aún más metros el equipo virginiano, quedando a merced de un Zamora incapaz de encontrar líneas de pase y desbordar por bandas. Lo intentaba una y otra vez el caboverdiano Raly por el costado derecho. Sin embargo, el cedido de la Ponferradina sufrió un marcaje muy agresivo, siempre al límite de la legalidad. Antes del paso por vestuarios, Caramelo tuvo la ocasión de firmar las tablas con una jugada que nacía en la banda izquierda y que terminaba con el balón por encima de la portería de Kuni.

En la segunda parte, los de Roberto Carlos salieron con la lección muy bien aprendida. Se trataba de jugar poco a fútbol y desesperar mucho a los de Miguel Losada. Si a esa intención se le une la desastrosa tarde de un Reinoso Mangas al que el partido se le escapó por los cuatro costados, a nadie puede sorprender que se jugase tan poco en el segundo acto. Fue más de media hora en la que no se contabilizó ninguna ocasión y sí muchas tanganas, broncas de todo tipo y numerosas entradas a destiempo en las que, por suerte, no se hubo que lamentar lesiones. Porfirio Puente, Esaú, Iñaki, Félix Sancha y Juanan se enzarzaron en agarrones, patadas fuera de lugar y muchas protestas, en un partido que se le diluía al Zamora como agua entre las manos.

Trató de cambiar el guion Miguel Losada con la entrada en cancha de Sopale, y el futbolista de Malabo aportó un puntito de velocidad y profundidad, buscando ser el referente de un juego muy directo que en ningún momento dio sus frutos. Mención especial merece el trabajo de Porfirio Puente y Cristian achicando agua y dando salida, con criterio, al balón de los virginianos. Entre broncas discurrió el partido hasta que Lucho, volvió a surgir para asumir protagonismo. El futbolista maragato, con su movilidad, picardía y trabajo, fue un quebradero constante de cabeza para Sancha y Pistu, pero, además, tuvo dos buenas ocasiones para sentenciar definitivamente el partido. La primera de ellas terminó con un derribo clarísimo de Adrián cuando el nueve de la virgen ya encaraba portería, y en la siguiente fue el propio Lucho quien se giró sobre sí mismo y recogió con mucha fortuna un rebote para reventar el cuero sobre la portería de un indefenso Miguel. Un 2-0 que hacía honor al buen trabajo de La Virgen y se convertía en una semana de penitencia para un Zamora que ahora deberá hacer pagar los platos rotos al descendido Villaralbo para confiar en llegar al ascenso. Si hubo poco juego tras el descanso, menos lo hubo después de la sentencia, con los locales asegurando tres puntos muy trabajados y los rojiblancos lamentando ya su oportunidad perdida.