Dice un antiguo proverbio que somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras. Pues bien, ateniéndonos a ese dicho la directiva del Zamora C. F. no puede ahora rehuir de lo que todos vimos en la asamblea del pasado mes de diciembre y de lo que los socios votaron: los números para esta temporada 2014-2015. Sí, sí, para esta que acaba en cinco meses.

En ese documento desglosado (que por cierto tengo a buen recaudo) se pudo ver y apreciar cómo entre los ingresos aparecía una partida tan sorprendente como irreal e inalcanzable: 144.000 euros en venta de «merchandising», una cifra que como ya expuse hace algunas semanas servía únicamente para cuadrar los ingresos con los 850.000 euros de gastos previstos, un montante, por cierto, nada desdeñable y que muchos ni podíamos sospechar dada la «política de austeridad» anunciada.

Llegados a ese punto y asumiendo que era una misión absolutamente imposible ahora nos encontramos en otra encrucijada y es que hasta el momento esas grandes pretensiones de la directiva con la venta de productos han quedado reducidas a 3.000 euros que es lo que llevan recaudado hasta el momento en la tienda «on line». Así lo dijo el presidente y así volvió a quedar grabado para la eternidad, aunque Segismundo Ferrero sí puso una nueva «coletilla» al puntualizar que esos 144.000 euros no tenían que recaudarse solo en esta temporada, que hay tiempo para conseguirlo.

¿Tiempo? ¿Qué tiempo? Pues bien, una vez más vuelvo a insistir, como ya lo hice ante el propio presidente el pasado jueves y digo que esa vuelta de tuerca no es acertada para los intereses del Zamora C. F. y se convierte en una nueva huida hacia adelante. Esa partida de 144.000 euros se tendría que conseguir de aquí al 30 de junio y de lo contrario la deuda de la entidad se volverá a disparar, si es que ya no está lo suficientemente disparada.

No sé si con sus palabras intenta tranquilizar los ánimos o son simples mentiras piadosas porque desde luego que a mí y a muchos socios se nos puede mentir, pero a estas alturas no nos engaña nadie.

Tuvieron meses, muchos meses, para presentar un presupuesto coherente y real, pero eligieron el camino de las ínfulas. Tuvieron la ocasión ante los socios de hacer lo que hizo el rey emérito, Juan Carlos de Borbón, pedir disculpas por lo que estaba sucediendo, por tomar decisiones incorrectas (no a mala fe, por supuesto), o pedir ayuda, pero tampoco lo hicieron.

La elección ha sido tirar hacia adelante, dar el salto sin red a una piscina que ahora mismo no sabemos si tendrá un salvavidas o supondrá el ahogamiento definitivo a la economía del club.

Ojalá sea lo primero y aparezca una esperanza a lo que agarrarse, pero, desde luego, que huyendo de la realidad y de los problemas nunca, jamás, se encontrará la solución.

Insisto en que la panacea de todos los males del club no es llamar a las instituciones, ni seguir cruzando los dedos para que toque la lotería o se vendan muchas bufandas, el remedio es recuperar la cordura y la coherencia y, sobre todo, saber quiénes somos, porque hay cosas que pueden funcionar en el Real Madrid, Barcelona o incluso en el Real Oviedo o en el Racing de Santander, pero por ahora esto es el Zamora C. F. y tiene en estos momentos 1.627 socios.