Si lo tuyo son los juegos de pegar tiros, lanzar granadas y reaccionar a toda velocidad y sin pensar para liquidar a todo lo que se menea, no sigas leyendo. Esto no es para ti. Pero si eres de esas sesudas personas que disfrutan desenmarañando los misterios más insondables de la lógica humana, continúa, porque lo que hoy te contamos te va a encantar.

Hablar de laberintos, rompecabezas y de la PlayStation 4 posiblemente suene un poco marciano, pero cuando coges el mando y te enfrentas a The Witness descubres que los muchachos de Fortyseven no solo han dado en el clavo, sino que han desarrollado uno de los videojuegos independientes más increíblemente apasionantes de los últimos tiempos.

Y es que, querido lector, en este juego hay que pensar. Y mucho. Pero no solo tienes que pensar para solucionar algunos de los más originales y brillantes juegos de lógica que he visto nunca en un videojuego, sino que todos y cada uno de esos pequeños misterios te llevarán a uno más grande, difícil de resolver y rabiosamente inesperado.

The Witness, presentado de una forma totalmente distinta a lo conocido hasta ahora en el mundo de los juegos de lógica, nos traslada a una misteriosa isla en la que tendremos que seguir un camino marcado por distintos retos de lógica que, una vez resueltos, nos darán acceso a nuevos rompecabezas que nos permitirán seguir nuestro camino. Los gráficos en 3D le dan cierto aire retro a la par que diferente, pero lo justo como para no distraernos de la función principal de este título: hacernos pensar profunda y profusamente, y pasarnos inacabables horas frente a la PlayStation 4.

Sin música, sin artificios, sin grandes efectos, genialmente simple. Y directo como un puñetazo en el estómago. Así es The Witness, un videojuego que te deja sin aliento con cada nuevo problema y hace que, sin darte cuenta, las horas vayan pasando inexorables mientras pides ayuda a tu alrededor para desfacer el siguiente entuerto.

Aunque como en cualquier videojuego, hay un pero: la maldita adicción que puede provocar intentar resolver el siguiente problema. Casi sin darte cuenta te quedas atrapado en esa isla imaginaria en la que buscas sin descanso una nueva papelina de maravillosa lógica que te haga volar de nuevo hacia lo más profundo de tu intelecto.