Supongo que usted se imagina el calcio como un material blanco, tal vez porque lo asocia con la cal, la leche o por saber que está en los huesos. Si me acompaña en este viaje verá que es una sustancia (molécula) interesante que participa en otras muchas funciones en el cuerpo.

Sabe que el calcio es un átomo con dos electrones positivos (catión) representado en química como Ca++. El organismo lo precisa y lo toma de los alimentos; lo aportan fundamentales los lácteos, queso, yogourt, etc. Necesitamos 1 g al día. El que tomamos se absorbe en el intestino, muy favorecido por la vitamina D. Esa vitamina debe activarse en la piel por los rayos ultravioleta del sol. Seguramente sabe que los habitantes de los países pobres en sol no la activan, absorben menos calcio de la comida y sus huesos lo notan. Tienen raquitismo, una enfermedad que prácticamente ha desaparecido en España. El hueso es el gran depósito del calcio en el organismo. Habitualmente tenemos la idea de que los huesos son algo muerto, quizás porque los imaginamos duros, como piedras. La realidad es que son una estructura muy viva, se renuevan permanentemente captan calcio, lo depositan y tiempo después lo retiran. Le recuerdo que si me caigo y me rompo (fracturo) un hueso basta que sus extremos queden fijos (por ejemplo, con una envoltura de escayola) para que el solo se suelde en unas semanas.

Desde el intestino el calcio pasa a la sangre unido a una proteína, la albumina que lo lleva a las células del cuerpo que lo necesitan. Especialmente a los huesos, que es el gran almacén. Se deposita en ellos de forma muy ordenada formando como capas de cebolla y consigue que el hueso sea enormemente resistente, que soporte grandes pesos y presiones.

Los niveles de calcio en la sangre son de 9 a 10 mg/dl, muy estables, y ello se consigue porque tenemos sistemas de regulación muy precisos. Fundamentalmente a partir de unas glándulas que tenemos en el cuello junto al tiroides las llamadas paratiroides, que producen una sustancia, una hormona, que regula esos niveles, que es la parahormona. Si nos falta calcio se produce más hormona, lo que favorece que se absorba más calcio del intestino, se pierda menos por el riñón y lo roba de los depósitos del hueso, lo que a largo plazo los hará sufrir. Si la falta calcio en los huesos o no se deposita bien son frágiles y se fracturan con facilidad. El calcio que sobra sale por la orina (muy poco, solo del 1 al 2%). La masa de los huesos puede ser insuficiente, por ejemplo en las mujeres en la menopausia. Entonces decimos que tienen osteopenia o si progresa osteoporosis.

Es más frecuente entonces porque les faltan hormonas (estrógenos) que ayudan a la remodelación del hueso. Es más frecuente si existe sedentarismo (la falta de ejercicio endentece el recambio óseo). Si es así es frecuente que haya dolor en los huesos, deformidades y con frecuencia aparecen fracturas (se dice de cadera, pero se localiza en la parte alta (el cuello) del hueso del muslo (fémur), o de las vertebras, o la muñeca. Pero el calcio interviene en otras misiones importantes: Es imprescindible para que los músculos se contraigan. Lo hacen porque contienen dos proteínas la actina y la miosina que gracias al calcio se aproximan y los extremos del musculo se acortan, se contraen; si no hay calcio hay debilidad muscular. El calcio es también importante en la transmisión de la corriente por los nervios y regula la excitabilidad de las células.

Si sus niveles son altos se retrasa la conducción nerviosa, hay pérdida de fuerza, del tono de los músculos, desaparecen los reflejos e incluso se entra en coma. Actúa de mensajero para que las células segreguen sustancias y favorece los distintos enzimas puedan actuar.

Recordemos que prácticamente todo el cuerpo es un laboratorio químico donde los diferentes enzimas permiten la vida. El calcio es muy importante en la propia sangre. Cuando nos cortamos sangraríamos hasta el infinito pero una serie de proteínas circulantes en ella se van modificando en cascada hasta conseguir formar un tapón. Este proceso es imposible en ausencia de calcio. Y al revés, cuando nos sacan sangre para hacer un análisis, el tubo tiene una sustancia que atrapa el calcio, ello hace que esas proteínas no puedan actuar y la sangre permanece liquida, luego la centrifugamos y el liquido (plasma) queda libre de las células, para medir en el lo que queramos: el azúcar, el colesterol, etc...

Si los niveles de calcio en la sangre están altos (habitualmente por exceso de la hormona paratiroidea, tumores que destruyen y lo liberan de los huesos o intoxicación por vitamina D) aparecen molestias digestivas (aumenta la secreción de acido gástrico y con frecuencia hay ulcera e inflamación del páncreas), se produce elevación de la tensión arterial, bloqueos cardiacos u otras arritmias, y al eliminarse por el riñón, arrastra mucha agua (se orina mucho) y pueden formarse cálculos.

Si los niveles de calcio en la sangre están bajos (por falta de ingesta, porque se absorbe mal o la vitamina D o la hormona de las paratiroides falla) se aumenta la excitabilidad de los nervios, aparece contractura en los músculos e incluso convulsiones. Recuerde: para tener niveles adecuados de calcio haga una dieta amplia, rica en lácteos, y mantenga un buen nivel de actividad física regular, es importante.