La realidad es que hoy en día son pocas las personas que no emplean un antiinflamatorio a la mínima que tienen un dolor de cabeza o de espalda, por ejemplo. Lo cierto es que los tenemos bastante a mano, puesto que se dispensan en las farmacias sin receta médica y están indicados para la automedicación. Pero, ¿hasta qué punto se puede decir que abusamos de su toma?

"Los medicamentos están para usarlos, son efectivos, pero hay que emplearlos con mesura y siempre siguiendo las indicaciones del médico o farmacéutico. En los casos de automedicación sí hay cierta corriente a usar dosis muy elevadas de los medicamentos cuando no es necesario hacerlo así, porque es mayor el riesgo de padecer reacciones adversas cuando se puede conseguir que ese dolor nos desaparezca con menor cantidad de medicamento", advierte la farmacéutica Encarnación García.

La también coordinadora del Centro de Información del Medicamento y Atención Farmacéutica del Colegio de Farmacéuticos de Sevilla subraya que no hay un tiempo máximo de utilización de un fármaco, puesto que igual somos pacientes crónicos y debemos tomarlo porque así el médico lo considera para nuestro tratamiento.

No obstante, sí llama la atención sobre el hecho de que se tomen antiinflamatorios con bastante frecuencia, y sin prescripción médica. Según García, en estos casos conviene acudir al médico de atención primaria para que valore nuestra dolencia, puesto que no es normal tener que tomar un antiinflamatorio con mucha asiduidad.

Características de los antiinflamatorios

Para entenderlo, en una entrevista explica que, como su propio nombre indica, estos medicamentos se emplean para disminuir una inflamación y dolor. Los más comunes son el ibuprofeno, el naproxeno, el diclofenaco y luego estaría el dexketoprofeno.

"En principio no es un medicamento que produzca tolerancia, es decir, que por el hecho de haber tomado muchos te haga menos efecto, o tarde más tiempo en ejercer su acción. Por ejemplo un ibuprofeno, según la información técnica disponible, se supone que entre una o tres horas después de tomarlo realiza su acción máxima", señala García.

Sobre las contraindicaciones o principales efectos secundarios de los antiinflamatorios, la farmacéutica destaca las reacciones de tipo gastrointestinal, aunque son más frecuentes las de carácter leve, como dolor de estómago, gases, o náuseas.

"No obstante, un pequeño porcentaje de personas tienen estas reacciones pero de carácter más grave, son aquellas personas que de por sí tienen una enfermedad gastrointestinal instaurada. Éstas deben tener cuidado a la hora de tomar los antiinflamatorios porque se les pueden agravar sus síntomas", advierte.

Asimismo, la toma de antiinflamatorios también puede ocasionar reacciones de tipo cardiovascular. "Hay una corriente que dice que pueden subir la tensión arterial, aunque no hay mucha evidencia de que esto esté tan claro. Por ello, se recomienda a personas tratadas con hipertensivos que tengan precaución a la hora de tomar antiinflamatorios. En este tipo de pacientes quizá sería de elección a la hora de utilizar uno de ellos el naproxeno, es el que menos sube la tensión entre todos los que hay", remarca García.

A su juicio, es desconocido que existe un elevado porcentaje de fallo renal producido por el uso de antiinflamatorios en personas tratadas de hipertensión con un 'IECA', unos fármacos bastante comunes en estos tratamientos. "Los pacientes hipertensos que están tratados deben consultar con su médico a la hora de tomar un antiinflamatorio", señala.

Aquí recuerda que en farmacia se dispensan sin receta dos tipos de antiinflamatorios: naproxeno a dosis de 200 mg, y el ibuprofeno en dosis de 400 mg. "Siempre es preferible emplear las dosis más bajas, porque se logra el mismo efecto, calmar el dolor o la inflamación, con menos cantidad de medicamento y, por tanto, con menos riesgo de padecer alguna contraindicación", remarca.