Antes, cuando no existían los smartphones, una pareja se separaba y luego, pasado cierto tiempo, podía llegar a escribirse una carta muy triste o a preguntarle a algún amigo en común cómo estaba el otro. Así eran las separaciones hace unos años. Hoy todo ha cambiado. De pronto, a través del móvil, nos enteramos en tiempo real de qué está haciendo la otra persona.

Queramos o no, Twitter, Facebook e Instagram nos dan informaciones sobre las ocupaciones de nuestra ex pareja o con quién se encontrará. Y no hay que subestimar el efecto de recibir esos datos. Hacen que se vuelva mucho más difícil hacer un corte emocional.

¿Qué hacía el otro conectado tan tarde? ¿Quién es esa mujer que aparece en la foto? Son preguntas inevitables si uno se confronta todo el tiempo con el muro de la persona con la que acaba de romper y, en lugar de estar pensando en uno mismo y en cómo manejar el duelo de la separación, sigue al ex en las redes como si fuese una droga que hace mal pero no se puede dejar.

"Las informaciones que uno encuentra suelen servir de base para armarse toda una película en la cabeza. Uno ve cosas, suma otras y termina pensando, por ejemplo, que la otra persona está online a esa hora porque ha conocido a otro", explica el coach Emanuel Albert, de Berlín.

¿El resultado? El móvil se convierte en un túnel permanente de dolor, porque uno siempre está mirando qué pasa, si el otro está, qué ha publicado, etc. "Peor aún es cuando 'la parte abandonada' comenta o le pone 'me gusta' a alguna foto de la ex pareja con la esperanza de volver a despertar interés", añade Albert. Su consejo: dejar de tener contacto virtual con el ex. "Si el fin de la relación genera mucho dolor, hay que cortar todos los puentes posibles", aconseja.

Otros especialistas coinciden. Si uno está muy dolido, siente pánico o el deseo permanente de recobrar al otro de algún modo, existe un gran riesgo de caer en la "persecución virtual", que le jugará muy en contra a su sanación.

Por supuesto, el paso de dejar al otro incluso en el mundo virtual no es nada fácil. Decir "basta" y tacharlo de los contactos o bloquearlo es muy duro. Sin embargo, es el camino correcto para apaciguar el dolor de la separación. Todos los expertos recomiendan borrar los lazos digitales y no exponerse permanentemente al otro y sus historias.

Pasos seguir tras la ruptura

Albert recomienda que la parte abandonada se tome dos días de tiempo a mucha consciencia para poder avanzar cosa por cosa. "El primer paso es quitar todas las fotos del móvil y pasarlas a una memoria que será conservada en un cajón", explica el coach. El segundo paso son las redes. Cortar el lazo en Facebook, Instagram y Twitter es un corte claro. "Desde ya, es un gran salto y duele", admite Albert. "Pero vale al pena, porque es la única forma de ponerle un punto a la película que gira y gira en nuestras cabezas".

¿Pero tiene que ser tan radical? ¿No basta con no mirar sus cosas en las redes hasta que uno esté más sereno? Hay personas que llevan muy bien ese camino medio, pero la mayoría no tiene tanta disciplina, y ese es el inconveniente. El dolor que genera una separación es una situación de estrés muy fuerte, donde predominan el miedo, la ira y la desesperación, que se expanden hacia todos los terrenos que pueden. por eso es importante trazar límites claros.

Con el tiempo, esa situación de excepción emocional se irá apaciguando. Luego, retomar el contacto virtual puede no ser un problema e incluso estar bien si uno ha tomado distancia. Claro, si es que la parte abandonada, una vez que superó su dolor, sigue teniendo interés en saber del otro.