Existen temporadas en las que notamos que nuestra libido disminuye. Aunque se presente la ocasión para practicar sexo, cuesta, no apetece, da pereza... Todos tenemos días en los que el trabajo, el estrés, el cansancio, una reciente paternidad, etc. nos merma las fuerzas y nos quita energía y deseo sexual. Pero cuando esta desgana se repite y se prolonga en el tiempo es el momento de pisar el freno, reflexionar y actuar, para conocer cuál es el origen del problema.

La forma más común de falta de deseo sexual se denomina ´deseo sexual hipoactivo´ y responde a la ausencia de ganas y la inexistencia de fantasías sexuales. Se trata de un trastorno que debe recibir la atención adecuada, ya que no se marcha solo con el tiempo y es necesario determinar qué lo está causando.

Los problemas en las parejas, enfados, mentiras... pueden desembocar en esta desgana. Pero la falta de deseo crónico también puede estar relacionado con causas físicas, estilos de vida o condiciones médicas. Las siguientes causas son de las más comunes.

Estrés

El ritmo frenético del día a día hace que gran parte de la población viva bajo estrés. Queremos hacerlo todo, llegar a todo, cumplir con todo y con todos, pero lo cierto es que el día solo tiene 24 horas y no podemos dividirnos. El estrés y la ansiedad que conlleva pueden minar las ganas de tener sexo, por ello es imprescindible reducir la velocidad y buscar una hora al día para uno mismo. Realizar alguna actividad que satisfaga: pasear, hacer ejercicio, leer, coser, meditar, hacer yoga, nadar... Recuperar el espacio personal puede que sea clave para recuperar el apetito sexual.

Depresión

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Uno de los síntomas más comunes en la depresión es la disminución o falta de deseo sexual, que a su vez, aumenta todavía más la tristeza de la persona. No obstante, a veces el tratamiento médico que se prescribe para la depresión puede contribuir a disminuir las ganas de sexo debido a que muchos antidepresivos tienen efectos secundarios como la pérdida de la libido.

Algunos medicamentos

Siguiendo con el hilo anterior, algunos medicamentos que se utilizan para curar algunas enfermedades o molestias tienen como efectos secundarios la disminución del apetito sexual. Por ejemplo, los antidepresivos, los medicamentos contra la hipertensión o la píldora anticonceptiva pueden intervenir en el deseo sexual ya que alteran el equilibrio entre las hormonas y los neurotransmisores.

En el caso de estar sometido a un tratamiento y notar la ausencia de deseo sexual, es importante consultar con el especialista para saber si puede estar relacionado, y si así es, el facultativo puede buscar una alternativa en el tratamiento médico.

Menopausia

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Cuando la mujer llega a este nuevo periodo de su vida en el que deja de ovular son muchos los cambios, no sólo físicos sino también hormonales y emocionales, que le invaden. Los niveles más bajos de testosterona pueden provocar directamente la desaparición repentina o gradual de la libido. A veces, los síntomas de la menopausia son tratados a base de estrógeno y progesterona que pueden empeorar el desinterés sexual porque el estrógeno hace que aumente una proteína en la sangre que se adhiere a la testosterona y reduce aun más sus niveles en el organismo.

La distimia

La distimia se trata de un trastorno afectivo de carácter depresivo crónico, caracterizado por la baja autoestima y aparición de un estado de ánimo melancólico, triste y apesadumbrado, pero que no cumple todos los patrones diagnósticos de la depresión. Se cree que su origen es de tipo genético-hereditario y que en su desarrollo influirían factores psicosociales como el desarraigo o la falta de estímulos y premios en la infancia, entre otras causas.

Esta situación puede llevar a intentar evitar actividades sociales con las que antes se disfrutaba o rehusar encuentros íntimos con la pareja.

Aunque estas puedan ser las causas más comunes en la falta de interés de una persona hacia el sexo, pueden existir otras muchas circunstancias personales, ambientales o temporales que también desprovean de libido a una persona. Es muy importante analizarlo, consultarlo e intentar poner una solución ya que vivir una sexualidad saludable nos permite disfrutar de una vida plena.