Las enfermedades cardiovasculares se han convertido en la principal causa de defunción en el mundo. Cuando hablamos de ellas nos referimos a un conjunto de trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos, causados sobre todo por el consumo de tabaco, una dieta malsana y la inactividad física.

Cuando se padece sobrepeso u obesidad hay que tener en cuenta que el corazón sufre más debido a la acumulación anormal o excesiva de grasa. En estos casos es positivo plantearse como objetivo mejorar la salud cardiovascular. Ante este reto suele surgir la dudad sobre qué es mejor, ¿realizar una dieta, aumentar la actividad física o combinar ambos?.

Partimos de la base de que realizar algún tipo de actividad física es mejor que no realizar ninguna y que la ingesta calórica debe estar en consonancia con el gasto calórico. Por tanto, quizá, lo más adecuado sería combinarlos, sin embargo, un estudio de la Universidad de Saint Louis (EE.UU.) ha descubierto que para mejorar la salud cardiovascular de los hombres y las mujeres con exceso de peso no importa si se sigue una dieta, se hace ejercicio o ambas, lo importante es perder peso.

"La pérdida de peso proporciona una potente protección contra las enfermedades cardiovasculares, independientemente de si la pérdida se consigue mediante el uso de ejercicio, con una dieta saludable baja en calorías o ambas cosas", ha destacado el profesor de nutrición y dietética de la Universidad de Saint Louis y autor del artículo, Edward Weiss.

Para la investigación, publicada en 'American Journal of Clinical Nutrition', un total de 52 hombres y mujeres con sobrepeso de mediana edad se han dividido en tres grupos. En primer lugar, los que han hecho dieta, ejercicio o ambas cosas han perdido el 7 por ciento de su peso corporal en el periodo de 12 a 14 semanas.

Aquellos que han hecho dieta o ejercicio exclusivamente tenían que disminuir la ingesta de alimentos en un 20 por ciento o aumentar sus niveles de actividad física en un 20 por ciento. Por último, aquellos que hicieron ambas tuvieron que comer un 10 por ciento menos o moverse un 10 por ciento más.

Los investigadores analizaron los cambios en los indicadores de salud cardiovascular como la hipertensión arterial, la frecuencia cardíaca y otros marcadores de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular.

El estudio ha demostrado que las tres estrategias son igualmente de eficaces en la mejora de la salud cardiovascular. No obstante, el profesor Weiss ha advertido que no se trata de comer productos con alta cantidad calórica, ni de tener un estilo de vida sedentario. Se trata de combinar una alimentación sana y ejercicio para conseguir una buena salud del corazón.

"Debido a la investigación previa tanto el ejercicio como la dieta ofrecen sus propios beneficios para la salud y la longevidad. Los resultados no excluyen la posibilidad de que la dieta y el ejercicio tengan efectos aditivos para reducir la probabilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares, siendo el sedentarismo un factor de riesgo", ha concluido.

¿Qué dicen los expertos?

A la hora de la alimentación, los expertos recuerdan que hay que lograr un equilibrio calórico y un peso saludable. Para ello es recomendable reducir la ingesta calórica procedente de las grasas, cambiar las grasas saturadas por las insaturadas y eliminar los ácidos grasos trans; aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos; y reducir la ingesta de azúcares libres.

En cuanto a la actividad física, lo recomendable es hacer de manera regular y con una intensidad moderada -como caminar, montar en bicicleta o hacer deporte- tiene considerables beneficios para la salud. En todas las edades, los beneficios de la actividad física contrarrestan los posibles daños provocados, por ejemplo, por accidentes. Volviéndonos más activos a lo largo del día de formas relativamente simples podemos alcanzar fácilmente los niveles recomendados de actividad física.