Rebeldía, irritabilidad y miedo son rasgos propios de la adolescencia, si bien cuando se unen a reacciones impulsivas, aislamiento, abuso de sustancias tóxicas y falta de confianza en uno mismo pueden ser signos de la presencia de un trastorno límite de la personalidad (TLP), tal y como ha informado el director científico de la Unidad de TLP del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo, José Luis Carrasco.

Se trata de un trastorno que suele aparecer entre los 14 y 16 años y que requiere la atención de expertos porque, a menudo, deriva en episodios de autolesiones, intentos de suicido, ataques incontenibles de ira e, incluso, en trastornos del comportamiento alimentario como, por ejemplo, anorexia y bulimia.

"Es un grupo de trastornos de la psiquiatría y psicología que se caracteriza por alteraciones en el comportamiento, pero no en el juicio, por lo que tienen el pensamiento conservado. Pero sí tienen alteraciones del comportamiento como intentos de suicidio, adicciones o rebeldía. Chicos jóvenes que son tomados por rebeldes, por impulsivos y que debajo de eso tienen un trastorno de la autoimagen o de la seguridad en sí mismos y que, por tanto, tienen un problema importante de inmadurez", ha explicado el experto.

En este sentido, Carrasco ha informado de que la causa de la aparición de este trastorno se debe a una predisposición biológica-genética pero, también por factores educativos que tienen que ver con la ausencia de vínculos saludables en la edad infantil, situaciones de abusos o malos tratos, 'bullying', consumo de sustancias en la adolescencia temprana o por haber padecido en la infancia el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

"Está muy relacionado con el acoso escolar, porque en la mayoría de los casos presentan o bien algún tipo de maltrato en la infancia, situación de desapego, o bien problemas de 'bullying' alrededor de los 10 y 12 años. Esto es importante y es significativo a la hora de saber cuándo hay que comenzar la prevención", ha comentado el experto.

Sólo un tercio recibe tratamiento

Sin embargo, y como consecuencia de que estos signos suelen confundirse con la personalidad propia de la adolescencia, sólo un tercio de los afectados recibe un tratamiento adecuado. De hecho, el experto ha reconocido que el TLP no ha sido tratado "bien" por la comunidad médica porque al no haber alteraciones del pensamiento, se ha considerado que sólo eran personas "tozudas, molestas y, en ocasiones, desafiantes".

El tratamiento adecuado, y que permite tenga una vida normal durante la edad adulta, consiste en realizar una atención continuada, psicoterapia y rehabilitación psicológica intensa, tanto al paciente como a su propia familia, la cual juega un papel "muy importante" en el desarrollo, mantenimiento y evolución del trastorno y necesita también "mucha ayuda y asesoramiento" porque son jóvenes "muy difíciles de manejar".

Además, y especialmente al comienzo de la terapia, se requiere también tratamiento farmacológico con el fin de controlar y mejorar el estado anímico, reducir la ansiedad y producir una estabilización emocional para que el paciente no reaccione de forma "explosiva".

"Cuanto antes se detecta este trastorno mejor es el tratamiento, el cual requiere un tiempo y necesita realizarse en un vínculo afectivo a través del equipo terapéutico que ayuda al paciente a fomentar el autoconocimiento de las emociones, de la identidad, la autoimagen y, además, le enseña habilidades para regular las emociones, controlar la conducta y mejorar las habilidades sociales. Esto produce un aumento de la consistencia de la personalidad, mejora de la autoimagen y una maduración", ha zanjado el doctor.