Las enfermedades reumáticas son aquellas que afectan al aparato locomotor --huesos, músculos y articulaciones- y que no son de causa traumática, es decir que "no son producidas por un golpe o traumatismo", explica el doctor Alonso Bau González, cirujano protésico de rodilla y cadera en Cirugía Protésica Dr. Alonso Bay, quien recuerda que "todas cursan, en mayor o menor medida, con dolor, hinchazón y pérdida de movilidad de las articulaciones".

"Se diferencian en la causa que las origina, las articulaciones del cuerpo a las que afecta, la gravedad y el tratamiento", afirma este experto, quien es miembro de Saluspot, con motivo del Día Mundial de las Enfermedades Reumáticas, que se celebra el 12 de octubre.

Dentro de las enfermedades reumáticas las artrosis es de las más prevalentes. Se trata de una enfermedad degenerativa caracterizada por la pérdida del cartílago. "El cartílago es un tejido que recubre el extremo de los huesos, semejante a un aislante, permitiendo que los huesos se deslicen unos sobre otros sin dolor", explica.

Al faltar el cartílago aparece dolor y pérdida de movilidad en las articulaciones, sobre todo aquella que soportan carga, como las caderas, las rodillas y los tobillos, "y es raro que aparezca en las articulaciones que no soportan el peso del cuerpo, como los hombros".

Actualmente, no existe un fármaco realmente eficaz para prevenir la artrosis. Sin embargo, "el sulfato de glucosamina y el condroitín sulfato son los dos únicos fármacos que han demostrado ralentizar la progresión de la enfermedad, pero lo hacen de manera muy débil", afirma.

Medidas como el control de la obesidad y la eliminación de actividades deportivas muy exigentes, que impliquen mucha carrera o saltos, "son métodos efectivos para prevenir la aparición de la artrosis", añade.

Por su parte, la artritis es la inflamación de las articulaciones de causa no degenerativa, es decir, no provocada por el envejecimiento. Entre las causas posibles, una de las más frecuentes especialmente en varones es el depósito de sustancias tóxicas que el cuerpo no consigue eliminar, como ocurre en la gota, cuando el riñón no consigue eliminar el exceso de ácido úrico.

"Otra causa habitual, sobre todo en mujeres, es la autoinmunidad: los glóbulos blancos (las defensas naturales de nuestro cuerpo) atacan por error a los tejidos de nuestras articulaciones como si se tratase de una bacteria o un virus. Esto es lo que ocurre en la artritis reumatoide", añade.

Las artritis por depósito de sustancias tóxicas como la gota se previenen disminuyendo el consumo de alimentos ricos en ácido úrico (embutido, marisco) y tomando fármacos que favorecen su eliminación (alopurinol); mientras las artritis autoinmunes no pueden prevenirse ya que su causa no es del todo conocida.

"Existe una gran cantidad de fármacos que regulan el sistema inmune disminuyendo los síntomas (corticoides, metrotexato, inmunosupresores, fármacos anti-citoquinas, etc). En las fases avanzadas de la enfermedad, la cirugía protésica puede mejorar la calidad de vida de estos pacientes", advierte Bau González.

Finalmente, el experto destaca dentro de las enfermedades reumáticas la osteoporosis es la enfermedad más frecuente del esqueleto. "Se caracteriza por una pérdida de la cantidad de tejido óseo, es decir, nuestros huesos son cada vez más finos y menos resistentes", y, al contrario de lo que piensa la mayor parte de la gente, "la osteoporosis no provoca ningún síntoma ni dolor: solo hace que nuestros huesos sean más frágiles y que con una caída de poca envergadura suframos una gran fractura".

Para prevenirla hay que hacer una dieta rica en calcio (lácteos y salmón), tomar el sol de manera regular con protección (es suficiente en manos y cara), realizar actividad deportiva suave regularmente (como pasear) y evitar algunas sustancias nocivas como el alcohol, el tabaco y algunos fármacos como los corticoides.

Para tratar la osteoporosis, actualmente se usan suplementos dietéticos de calcio y vitamina D. En algunos casos más graves hacen falta fármacos que ayudan a que este calcio penetre en el hueso, como los bifosfonatos. "Especial mención merecen unos fármacos de reciente aparición, los anticuerpos monoclonales, que se administran con pinchazos subcutáneos una sola vez cada seis meses", concluye.