Los profesionales del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba han marcado un nuevo hito sanitario al realizar con éxito el primer trasplante hepático de donante vivo de una abuela a su nieto que se lleva a cabo en España.

Tanto la abuela, Francisca, como el nieto, Juan José, residen en Carboneras (Almería), pero han estado hoy en el Reina Sofía de Córdoba haciendo gala de un excelente estado de salud y acompañados por el equipo médico que realizó esta operación, una de las primeras que se realiza en el mundo, a pesar de que cada vez es más común la donación entre familiares.

Juan José, que ahora tiene un año recién cumplido, presentaba desde su nacimiento atresia de vías biliares extrahepática, la principal patología que motiva el trasplante de órgano en la infancia, y que hacía imposible su supervivencia sin que fuera sometido a una intervención de este tipo.

A su rescate acudió Francisca Fuentes, su abuela materna, que se ofreció como posible donante después de que se demostrara que los progenitores eran incompatibles para donar un segmento hepático a su bebé.

"Cuando me enteré de que mi hija no podía ser la donante, yo fui la primera que me ofrecí al doctor para decir que yo quería ser donante de mi nieto, y es la cosa más hermosa que yo he podido hacer en mi vida", ha rememorado Francisca en una rueda de prensa en la que también estaba el director del programa de trasplante hepático, Javier Briceño, que reconoció que se mostró sorprendido ante la propuesta.

Superada esta sorpresa inicial y tras un examen exhaustivo, las pruebas de imagen y las analíticas confirmaron que Francisca, de 55 años, tenía un hígado perfecto y óptimo para la intervención, que finalmente fue llevada a cabo por un equipo de unas 30 personas repartidas en dos quirófanos distintos (uno para Francisca y otro para Juan José) el pasado 24 de junio, precisamente el día del santo del pequeño paciente.

Aquella noche, a Francisca se le extrajo alrededor del 20 por ciento de su hígado, un segmento que no impide su correcto funcionamiento, y que fue posteriormente trasplantado a su nieto, que necesitó solamente dos semanas para poder volver a casa, y que hoy se encuentra perfectamente.

La rapidez en la tramitación de los estudios previos y los requisitos legales también fue muy importante, y logró que todo estuviera listo en un tiempo récord, ha destacado Briceño, quien había descartado la alternativa de un donante cadáver.

En cualquier caso, la intervención fue un éxito, y tanto Francisca como Juan José disfrutan ahora de una vida saludable juntos en Carboneras, desde donde se desplazan a Córdoba para las revisiones normales a las que se somete a pacientes trasplantados.

Para la abuela, su gesto ha traído a su casa "felicidad que antes no había", y reconoce que, "si tuviera que volver a hacerlo, lo haría otra vez".

"Ahora todo es diferente... Ver la cara del niño, la alegría, la vida que tiene... Y yo sigo igual, yo estoy bien, a mí no me ha perjudicado para nada", explica Francisca, que recomienda la donación porque "te da una energía y una satisfacción que no eres capaz de explicar".

Además, ironiza con que a los cinco días la "echaron a la calle" y salió "tan normal", por lo que cualquier molestia compensa la dureza y el nerviosismo de estar en una lista de espera.

"Yo me despedí de mi niño por la noche, y cuando yo desperté solo quería saber cómo estaba. Mi hija me dijo que estaba muy bien y que los médicos habían salido muy contentos", ha recordado Francisca.

El de Juan José ha sido el noveno trasplante hepático infantil de donante vivo que se realiza en el Reina Sofía de Córdoba (centro de referencia nacional para este tipo de intervención), con la salvedad de que, en este caso, el donante ha sido la abuela, mientras que normalmente suele ser uno de los progenitores.