La separación de los padres constituye en sí una experiencia traumática para los niños y adolescentes. La llegada de una nueva pareja sentimental a la vida de uno de los progenitores e incluso su incorporación al domicilio familiar puede constituir un episodio vital clave en las relaciones con nuestros hijos y en su estabilidad emocional. Según explica a Infosalus J.

Amador Delgado, orientador educativo y autor de 'Mi hijo no estudia, no ayuda, no obedece' (Pirámide2015), entre los principales errores tras dejar una relación de pareja está el comenzar demasiado pronto con otra persona, algo que empeora si existen hijos. Si la llegada de esta persona se produce además de forma rápida y con rango de 'nombramiento', la situación puede llevar a problemas en la relación paterno-filial. Delgado señala la necesidad de una incorporación progresiva de la nueva pareja a la vida familiar.

Una hoja de ruta para que los hijos adolescentes acepten a esta nueva persona que aparece en sus vidas y no se produzcan problemas de relación y emocionales podría incluir los siguientes pasos:

1. Paciencia, tranquilidad, no presentar de forma automática al novio/novia: la familia, aunque monoparental, es como un organismo vivo y esta inclusión de un 'cuerpo' extraño de forma brusca puede producir rechazo. "Un café, un paseo, ir al cine o al parque y presentar a la nueva pareja como amigo/a es lo más indicado", señala el orientador.

2. Tras este primer encuentro: cuando se llega a casa hay que hablar con el niño, preguntar qué le ha parecido la salida y no qué opina de la otra persona, el centro es la actividad realizada. "¿Lo has pasado bien? ¿Podemos repetir?, son el tipo de preguntas oportunas en estos casos? Y sobre quién es la persona en cuestión hay que dejar al niño que sea el que pregunte, mejor responder entonces que se trata de un amigo y no clasificarlo ni darle una categoría hasta que no se conozcan", apunta Delgado. Si se presenta como una nueva pareja el niño lo va a sentir como una amenaza, ya que puede considerar su estatus en peligro, en vez de verlo como una persona que aparece sólo en una parte de su vida.

3. Más adelante, con el paso del tiempo, si pregunta si es el novio/a: hay que decir al niño que forma parte de nuestra vida y que la persona que entre en ese universo familiar así tiene que aceptarlo. "'Somos un 'pack'-comenta de forma coloquial Delgado- eso es lo que deberíamos transmitir al niño, 'o armonizamos todos o esto no funciona'". Esta nueva pareja se debe presentar como alguien distinto, con un nuevo rol que no debe interrumpir la vida cotidiana, en esta etapa de la relación continúa siendo un 'cuerpo extraño' para la vida familiar. "Si no se ha afianzado este paso no se debería pasar al siguiente", adelanta el educador.

4. Dejar claro que la nueva relación no sustituye a su padre/madre: cada persona tiene su espacio y el progenitor que se ha ido de casa sigue con su papel en el desarrollo madurativo del niño que no es sustituible.

5. Uno más en casa: si se decide vivir bajo el mismo techo con la nueva pareja, hay que hablarlo con los hijos y explicarles las motivaciones para vivir juntos con claridad y de nuevo realizar esta integración de forma progresiva. "En un principio podría ir a comer, cenar o pasar alguna noche en la casa y sin que nos demos cuenta el 'cuerpo' que constituye la unidad familiar va aceptando a este elemento extraño como parte del conjunto", apunta Amador.

6. Reglas de convivencia: el orientador señala que es seguro que existirán conflictos y que hay que tener muy claro que no hay que "bronquear o sermonear a los hijos de la pareja y hay que tener en cuenta que el respeto y ostentar autoridad son aspectos que hay que ganarse", apunta Amador. Lo mejor es no entrar en discusión y esperar a la madre o padre para que ayude a arreglar los problemas y que explique al hijo que en su ausencia la autoridad la tiene la pareja. Es útil escuchar las dos versiones por separado y tras reflexionar sobre la solución más constructiva ponerlo en común. "Hay que evitar poner entre la espada y la pared al padre o madre, no es cuestión de tomar partido porque en el terreno emocional todas las victorias son pírricas, hay que llegar a acuerdos", señala el orientador que acentúa la importancia del respeto al mayor pero también al menor, que de alguna forma está viviendo un conflicto de territorio. "No queremos darnos cuenta de la importancia de este proceso, los chavales no son neveras", concluye Delgado.