Para estas fechas ya empezamos a deleitarnos con los manjares propios de la fecha. Comidas copiosas y dulces en abundancia son las características gastronómicas de las fiestas navideñas. Estas celebraciones suelen pasar factura a nuestro cuerpo y después de tan solo dos semanas, aumentar de peso entre 2 y 4 kilos. Aquí os planteamos una propuesta para que esto no suceda: disfrutar de unas navidades activas.

Los dulces se colocan en el pico de la pirámide de una nutrición saludable, lo que quiere decir que como mucho, son el premio a una semana de esfuerzo. En Navidad queremos recoger todos los premios a un año entero de trabajo. Además, las comidas pueden ser interminables y es muy fácil pasar el día sentado a la mesa. Así que al final nos encontramos con protuberancias corporales en forma de michelines que no son ni mucho menos lo mejor para nuestra salud y que, por ello, despiertan nuestra conciencia. Si, como es lógico, queremos disfrutar de los placeres de estos días y comemos más, también debemos gastar más. Este es el truco.

El primer consejo es obligatorio: moderación. Ese dicho español de "lo poco gusta y lo mucho cansa" es cierto hasta para los placeres más exquisitos. Pesadez, malestar estomacal y sueño son solo algunos de los efectos secundarios de una comida copiosa. Además, el malestar psicológico que conlleva el sentimiento de culpabilidad tras los atracones. Así que, pongamos remedio, hagamos que las comidas interminables tengan un fin y que dejemos para mañana esa delicia que ya no podemos comer el día de hoy.

El segundo consejo es igualmente sencillo: si comemos más, debemos gastar más. ¿Cómo? Haciendo actividad física. No tiene que ser extenuante, solo ejercitar los músculos, aumentar las pulsaciones y sentir que a pesar del frio del invierno, tenemos calor. Este ejercicio físico tendrá varias recompensas. La más importante, los efectos beneficiosos que tiene, entre otros, en la prevención de enfermedades cardiovasculares, diabetes, osteoporosis, obesidad y cáncer de colon y mama.

Por si fuera poco, el ejercicio físico se recomienda para el tratamiento de la depresión y la ansiedad, así como para los problemas de sueño. Además, la actividad física impedirá que ganemos peso y con esto nos sentiremos satisfechos de saber disfrutar de los manjares de la mesa, sin que tengamos que arrepentirnos después. De modo que los placeres gastronómicos serán nuestra recompensa al esfuerzo físico: este ha de ser nuestro objetivo.