El vientre plano, ese gran desconocido, pensarán muchos y muchas. ¿Hace cuánto que miras hacia abajo y no ves una línea perfectamente definida, sino una curvita, unos días más prominente que otros?

Es algo muy común: con el paso de los años el cuerpo pierde turgencia. El estrés y la falta de ejercicio contribuyen. La ingesta de alimentos carbonatados y la retención de líquidos se suman a la causa. Y a la genética también se le puede echar la culpa.

Y no puedes evitar pensar: qué gozada sería eliminar ese exceso de volumen en tu zona abdominal para lucir bañador este verano.

Buenas noticias: con un poco de fuerza de voluntad, se puede conseguir. Hay que privarse de ciertos malos hábitos y alimentos que contengan mucho gas, comer más fruta y beber mucha agua, entre otras cosas. Aquí encontrarás un desglose detallado de lo que deberás dejar a un lado y qué deberías empezar a hacer.

1. Adiós a las bebidas carbonatadas, hola a los diuréticos

Los refrescos y otras bebidas con gas hacen que este aire se acumule en la zona del vientre. Aunque en el etiquetado anuncien que están libres de grasas, calorías, azúcares o edulcorantes, el gas por si solo ya es un enemigo a combatir. Evítalo.

Y un apunte: cuando bebes con pajita, estás introduciendo todavía más aire en tu organismo, así que ya sabes, las pajitas y tú deberéis daros un tiempo.

En oposición, es recomendable beber mucha agua a lo largo del día que depure el organismo. Si comes productos con propiedades diuréticas, eliminarás líquidos más a menudo. La piña, la alcachofa y el té verde son algunos de ellos.

2. Evita los alimentos que juegan en tu contra

Estos productos hincharán tu vientre ya sea porque producen gases o porque contienen grasas, así que están en el bando contrario. Son los lácteos, vegetales como el brócoli, la coliflor, el repollo, el maíz o la cebolla. Los cereales y el salvado tampoco ayudan. Las legumbres secas son saludables y sanas porque contienen hierro y otros minerales beneficiosos, pero también producen muchos gases.

Está claro, no puedes reducir a cero el consumo de todos estos elementos porque si no, acabarás famélico. El secreto, como siempre, está en encontrar un equilibrio y medir las cantidades. A propósito de esto, viene el siguiente punto.

3. Los atracones no vuelven hasta Navidad

Deja las comidas contundentes, sobre todo a la hora de la cena. En la noche, por cierto, es mejor que cenes entre tres y cuatro horas antes de ir a la cama, para consumir esas últimas calorías del día e impedir así que se acumulen durante la noche.

4. Antes de tragar, mastica

Mascar bien la comida antes de tragar facilita la digestión. Además, comer lento hará que te sacies antes. En efecto, devorar sin remisión hace que comamos mucho más, porque al cerebro no le da tiempo a recibir la señal de ‘stop’. Tarda en llegar del estómago al cerebro unos 15 minutos.

5. Haz ejercicio moderado

El ejercicio físico es el mejor aliado contra la grasa. No importará tanto que hagamos todo lo anterior, si después llevamos una vida altamente sedentaria. Establece una rutina semanal y sé constante con ella. Es importante que eleves tu consumo diario de calorías, y lo puedes hacer con pequeños gestos, como coger el coche menos o hacer un poco de ‘running’ dos días por semana, comenzando al ritmo en el que más a gusto te encuentres y aumentando la intensidad y la duración a medida que pasen los días. También puedes recurrir a los ejercicios puramente abdominales, pero si los aplicas aisladamente no conseguirás el mismo resultado que pueden darte si los combinas con unas tablas de ejercicios para el resto del cuerpo. Puedes consultar a un experto para que te haga una propuesta de entrenamiento equilibrado.

Para finalizar, un listado de alimentos a los que puedes aficionarte para reducir el vientre:

  • Alimentos ricos en potasio, como el plátano, el aguacate, los kiwis y las naranjas, combaten la retención de líquidos.
  • Los espárragos reducirán el volumen de tu tripa puesto que son diuréticos y eliminan el exceso de agua del cuerpo.
  • La piña: también es diurética, y además es alta en fibra -que ayuda a ir más al baño- y contiene bromelina, una enzima que ayuda a asimilar mejor los aminoácidos y las proteínas.
  • Los pepinos: reducen las inflamaciones por su contenido de quercetina, un antioxidante que reducirá también la curva de tu estómago.
  • Papaya: otra fruta de origen tropical. Esta es rica en fibra antiinflamatoria y tiene una enzima exclusiva, la papain, que favorece la digestión.