Si quieres que un maquillaje tenga un acabado perfecto, tienes que escoger una brocha adecuada, que será la que te hará marcar la diferencia. No hace falta gastarse un dineral, basta únicamente con tener las esenciales: la de colorete, la de la sombra de ojos, la de las cejas y el delineador. Esas son las imprescindibles.

Sin embargo, lo que parece algo más complicado es encontrar una de calidad. Antes de lanzarte a comprar, tienes que saber en cuáles merece la pena invertir. Fíjate en que el tacto sea suave cuando la acerques a la piel y que cuando la arrastras sobre esa zona no deja pelo, además de que sea cómoda de sujetar cuando la sostienes en la mano.

1. El tamaño. Olvídate de las brochitas que regalan con los polvos compactos y los colores porque son tan pequeñas que no te dejarán aplicar el producto con soltura. Te resultará incómodo.

2. El pelo. Que sea natural es un requisito imprescindible porque son más suaves y, por tanto, el aplicación será más homogénea. Las más típicas son las de ardilla, cabra y poni, que funcionan muy bien con el colorete, los polvos y la sombra de ojos. Las de pelo sintético son la mejor opción para los productos cremosos como la base, el delineador en gel y las barras de labios porque son más firmes que las naturales y controlarás más el trazo. Son, en definitiva, más precisas.