Aunque reconoce que entró en el mundo de la moda "por casualidad", el diseñador zamorano Ángel Iglesias lleva más de veinticinco años creando colecciones que se venden en toda España y en parte de Estados Unidos. Trabajando "sin querer aparecer en los medios", sus diseños han podido verse en pasarelas de Castilla y León, Madrid e incluso Nueva York.

-¿Cómo empezó en el mundo de la moda?

-De casualidad. Yo tenía una tienda con mi mujer en la que yo fabricaba algunas piezas de bisutería y ella las vendía. Un día, un amigo me contó que había conocido a un cliente que quería alguien que pudiera bordar a mano y yo conocía a gente que lo hacía aquí en Zamora y empezamos a fabricar. Hacíamos ropa tintada que se vendía en Ibiza y que todo el mundo compraba como prendas "hippies" ibicencas, pero que en realidad se fabricaba aquí.

-¿Cuándo fue eso?

-Alrededor de 1986 comenzamos a hacer este tipo de prendas que nos resultaban tan curiosas. Era un tipo de moda que se sacaba de las revistas de finales del siglo XIX, pero adaptada a lo que había en ese momento. Las confeccionábamos con telas semitrasparentes y utilizábamos la ropa interior antigua como forma de diseño, pero añadiéndole puntillas, accesorios... Todo eso lo adaptábamos para que saliera a la calle, en un momento en el que las transparencias eran aún muy atrevidas.

-¿El mercado de la moda ha cambiado mucho desde entonces?

-Ha cambiado del todo. En los años ochenta, España era un país productor de ropa barata para medio mundo y hoy se importa el 90% de lo que se vende aquí. No es que se compita con China o con Bangladesh, porque sería imposible hacerlo. En España, el coste de producción es cincuenta veces mayor que en cualquiera de esas zonas así que sería imposible ponernos al mismo nivel de precio. Aquí lo que queremos es hacer otro tipo de productos diferenciados, con tiradas más pequeñas y que van dirigidas a personas que no quieren llevar algo que lleva todo el mundo que viste igual, pero adaptándonos al precio del nivel de vida que tenemos. Aunque tengan las grandes fábricas lejos, produciendo a esas escalas, alguien tiene que perder y estoy seguro de que las grandes marcas al final nos llevan al huerto de algún modo.

-¿Cómo es su trabajo día a día en el taller?

-Nosotros hacemos el diseño, los prototipos y pequeñas series, los patrones, el cortado de las prendas, prototipos iniciales y partidas pequeñas de menos de doce o quince piezas por modelo, el empaquetado y el servicio y subcontratamos el resto a distintas empresas zamoranas. Nosotros tenemos todo centralizado en Zamora, incluso las subcontratas y hacemos el 90% del producto aquí y el restante en una provincia limítrofe.

-¿Cuáles son los principales clientes de sus productos?

-La mayor parte de las colecciones se venden en España y una pequeña parte a Estados Unidos, Bélgica y Holanda. Nuestras prendas se centran en una mujer, joven o mayor, que le guste y se atreva. Hacemos normalmente ropa para eventos, cómoda y otro tipo más "ponible" de cara al uso cotidiano. Buscamos que sea un producto de muy buena calidad y que no se pasa fácilmente de moda.

-Entonces, presentan unos diseños más tradicionales que vanguardistas.

-No es que sea tradicional sino que a veces vamos muy por delante de lo que se ve en la calle. Eso hace que no se pase de moda y, además, la calidad de las prendas hace que no se deteriore y te permite ir acumulando fondo de armario.

-¿La calidad y la exclusividad deben ser criterios diferenciadores de la moda española?

-Sí. Las calidades de nuestros tejidos y confección no tienen nada que ver con las grandes cadenas. La moda es menos peculiar de lo que la gente cree, porque se va formando poco a poco y la información que manejo yo como fabricante es distinta de la que tienen en las tiendas o en la calle. Yo llevo ya dos meses trabajando en el muestrario de prendas para el verano de 2016. Todos los pequeños, medianos y grandes fabricantes somos los que marcamos las tendencias.

-¿Es muy difícil hacer moda aquí en Zamora?

-No especialmente. No creo que el hecho de estar en un sitio u otro tenga importancia, y menos ahora, con los medios de comunicación. Puedes estar en cualquier sitio, de hecho, no se diseña en los lugares donde están los centros de producción. No es tan fácil producir fuera porque hay que fabricar un número descomunal de unidades. Aunque se fabrique fuera de Europa, el diseño se cobra aquí y hay que hacer muchas unidades para que ese coste se amortice.

-¿Han notado falta de apoyos de empresas e instituciones?

-Institucionalmente, si no hay publicidad, el apoyo es nulo. Las instituciones a veces incordian más de lo que apoyan, y, en mi caso, no tengo nada que agradecerles.